La idea inicial del presidente es llegar a 40 unidades

Paolo ya tiene la mitad de puntos que pidió Vignatti

  • Faltan tres partidos y nueve puntos para terminar la primera rueda: Independiente acá, Boca allá y Olimpo el año que viene antes del clásico. Torres llegó a cinco amarillas.
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El castillo de Montero

El uruguayo, un hallazgo tremendo de José Néstor Vignatti que lo fue a buscar cuando estaba en Boca Unidos de Corrientes, es una de las gratas revelaciones de este semestre en el fútbol argentino que ya “destrozó” a 14 entrenadores en esta primera parte de la temporada en Primera División. A Colón, le cierran los números por todos lados. Foto: DyN

 

Darío Pignata

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En medio de la pretemporada más larga de toda la historia del profesionalismo en Argentina, recuerdo la frase insignia del uruguayo Paolo Montero cuando llegó a Santa Fe: “Estamos a cuatro puntos del descenso, no puedo pensar en otra cosa que no sea sacar resultados para tener tranquilidad en Colón”.

Hay historias, anécdotas y datos que nunca se podrán probar en esto tan apasionante que es el fútbol. Porque cuando Vignatti le dijo a su sombra —es en quien cree y confía a morir cuando mira el espejo— que el técnico a buscar era Paolo Montero, pocos los sabían. Acaso “el Cabeza” Delgado, que facilitó el primer “compartir contacto”, fue uno de los que mantuvo el secreto guardado bajo siete llaves y algunos candados.

Cuando llegaron las primeras charlas, Vignatti hizo algo en lo cual no falla casi nunca: calcular números de lo que sea. “Necesitamos sacar 40 puntos en toda la temporada”. Y hasta dobló la apuesta en la modalidad: “Hay que ganar diez partidos y empatar los otros diez”.

Lo que está claro es que hoy Paolo Montero le dio a Colón el remedio que más necesitaba y que no estaba consiguiendo en los últimos tiempos en ninguna de las farmacias de turno: puntos, puntos y puntos. Porque cuando faltan tres fechas y nueve unidades en juego, el uruguayo ya sumó la mitad de los puntos que le pidió Vignatti en una de las primeras charlas. Hoy, esos 20 puntos en la mano valen oro para Colón.

Hay algo que me sorprendió de Montero en toda la parte previa de pretemporada, amistosos y duro mercado de invierno a la hora de los pases para reforzar el equipo: nunca le escuché una sola excusa en Colón con los nombres de los que vinieron a pelear la guerra del descenso.

El ejemplo más concreto de esto se dio con el famoso número “9”: se decía que uno de los cuatro “ases” —el uruguayo Vera, Denis, Albertengo y Benítez— de Independiente estaba “cerrado” para venir. No se dio.

Se pensaba que “el Queso” Fernández, goleador paraguayo de Tigres se venía de México. Y no vino. Se tiró una “canita” —o “cañita”— al aire por “el Puma” Gigliotti, con contrato impagable en China. Tampoco se pudo hacer.

Entonces, cuando a todos los amistosos previos los jugó “el Cachete” Acuña y llegó Ismael Blanco sobre la hora, el mensaje de Paolo Montero fue más que claro: “Colón tiene el ‘9’ que quería venir a Colón, lo otros ya no me importan”. Así, sin excusas, salió a la guerra: con un “9” veterano, un refuerzo que no reforzó (Acuña) y dos pibitos que entre ambos no sumaban diez planillas firmadas en Primera (Leguizamón -con 21 años, y Sandoval, con apenas 17).

Hoy, sin dudas, el valor de estos 20 puntos están en la claridad del mensaje: cero excusas. No hay peros. En esto, claramente, presidente y entrenador están cortados por la misma tijera. Tampoco Vignatti, agarrando a Colón en Salvataje y cuatro puntos del descenso, puso excusas ni peros. No se pasa por su cabeza pensar o suponer: ¿para qué volver después de 12 años con todo lo conseguí en esos 12 años anteriores que estuve al frente de Colón como presidente?.

Para los dos (Vignatti y Montero), el momento es aquí y ahora. Y esta vieja idea de que “toda crisis es una oportunidad” se aplica a la perfección. Colón aprovechó la crisis de “Sungui” Blanco en Ecuador y la de Fidencio Oviedo en Cerro Porteño. Porque en condiciones normales, ninguno de los dos hubiera venido a Colón por cómo estaba Colón.

Y fue ése, más allá que siempre su ADN pasó por “amarretear el mango”, el dato que más lo alarmó a Vignatti volviendo del exilio al gran teatro del fútbol argentino: “Colón perdió el prestigio ganado, ahora casi nadie quiere venir. Al club hay que refundarlo”.

Con salvataje o sin salvataje, los números están demasiados “finos” en Colón. Y Vignatti lo sabe. El otro dato que lo alarma es cómo la gente se cansó y decepcionó con las últimas campañas. En muchas cuestiones, para el lugar donde él instala la vara, José encontró un club en estado casi virginal.

Para un presidente como José Vignatti, Paolo Montero es un entrenador que dio la horma de su zapato. Mucho trabajo, pocas excusas. Lo comprenden las generales de la ley: podría haber perdido en el Ducó con Huracán y llegar a Independiente con tres derrotas en fila. Igual, 17 puntos hubiera sido “casi” igual que 20. Es decir, mucho más de lo que se esperaba.

Montero goza estos 20 puntos en un secreto escondido: los consiguió ganándole a rivales directos de la zona baja como son Aldosivi, Talleres, Defensa, Rafaela, Arsenal y Huracán. Es más: Rondina y Caruso se quedaron sin trabajo por el golpe Colón.

Ahora, de acá a las Fiestas, quedan dos grandes en el camino: Independiente acá este domingo y Boca en La Bombonera en el cierre del año. No es que los tenga que regalar a estos seis puntos, pero ahora Colón y Montero tienen una tranquilidad que no existía antes de Aldosivi en el debut.

Montero ya tiene la mitad de los puntos que le pidió Vignatti en la primera charla, por ese entonces más cerca del sapucay que de la cumbia. Se ganó Paolo el respeto del hincha de Colón. Igualmente, hay que aplicar correctivos y gastar bien las dos balas del mercado de verano para reforzar este equipo. Por más que ahora, con 20 puntos en la mano, la cosa se vea de otra manera en Colón.

“Miren el ejemplo de Bastía, con la edad que tiene, corre tanto o más que ustedes”, es una de las frases que retumban de Paolo Montero a los más chicos del plantel.

Una baja

  • El paraguayo Iván Torres llegó, finalmente, a las cinco tarjetas amarillas, por lo que no podrá jugar este domingo a las 19 cuando Colón reciba a un grande del fútbol argentino como es Independiente de Avellaneda.