Por la crisis de 2009

Absuelven a médicos por un paciente que falleció de gripe A

Un tribunal oral absolvió a seis médicos acusados por “homicidio culposo” de un paciente que murió en 2009 por Gripe A, tras un juicio que reveló el caos que reinaba en el país en aquel entonces como consecuencia de la irrupción de la enfermedad.

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La crisis por la Gripe A H1N1 dejó al descubierto una serie de falencias internas. Foto: Archivo El Litoral

 

DyN

El Tribunal Oral número 19 dispuso la absolución de los médicos Francisco Gambino, Elina Bengolea, Sebastián Taffarel, Máximo Simonelli, Adriana Angel y Karina Ugo, todos imputados por la muerte de Gabriel Vilalba el 23 de junio de 2009 en el Hospital Militar Central.

Los jueces Horacio Barberis, Liliana Barrionuevo y Eduardo Fernández exculparon a los médicos tras entender que en el momento en que ocurrió la muerte imperaba un estado general de confusión en el que no estaba claro si la medicación indicada para la enfermedad hubiera dado resultados en el paciente.

El tribunal evaluó especialmente el relato del médico Jorge Alejandro San Juan, actual director nacional de Epidemiología y Análisis de la situación de salud del Ministerio de Salud de la Nación, quien se desempeñó anteriormente como jefe de terapia intensiva del Hospital Francisco J. Muñiz, coordinador infectológico del Comité de emergencias de la Ciudad de Buenos Aires y “experto asesor” de la cartera sanitaria.

“Fueron tres meses mayo-junio-julio de un trabajo terrible. Teníamos reuniones sábado y domingo en el Ministerio. Aconsejábamos al Poder Ejecutivo adelantar las vacaciones de invierno, cosa que nos fue negada”, relató.

Y añadió: “Cuando teníamos las elecciones, pedimos posponerlas, por la gravedad de la situación de ese momento. También por parte del Poder Ejecutivo nos negaron esta opción. El mayor pico fue después de ese domingo de elecciones, el miércoles ese teníamos 4.900 personas internadas en la Capital y el 20% en terapia intensiva”.

“No dábamos abasto con las ambulancias, los pacientes se morían en las guardias... Fue una epidemia que todos los días encontrábamos algo nuevo. Todo el mundo volcaba su experiencia, además con el invierno encima”, añadió el médico en su declaración.

Una cifra escondida

En ese contexto, dio un dato que sorprendió al tribunal: “Si bien la declaración oficial fue de 600 muertos, la mortalidad fue de 5000/6000 personas en Argentina”.

Cuando se determinó que el medicamento de mejor respuesta para la enfermedad era el denominado Oseltamivir, el testigo contó que “muchísimas cápsulas que donó el laboratorio Roche que quedaron varadas en la Aduana durante dos años, por lo cual discutí con un personaje para que liberara esa droga y cuando abrí los container se habían arruinado, había pasado calor, frío, eran casi cien mil cápsulas”.

Los jueces entendieron que “esta enfermedad no sólo resultaba novedosa para la población sino también para los profesionales médicos”, y que al paciente Villalba se le confirmó la enfermedad cuando ya estaba en un estado avanzado.

“El decurso del grave cuadro que lo afectaba coincide con el momento en que las autoridades sanitarias de nuestro país declaran la extensión de la pandemia causada por el virus Influenza A (H1N1)”, evaluaron los jueces.

Además, recordaron que los medicamentos “no se podían adquirir en farmacias sino que se había dispuesto en plena campaña que la distribución la haría, en forma exclusiva, el Hospital Muñiz, lo que, ciertamente, agregaba un condimento burocrático, atentatorio con la rapidez con que debía ser administrado el medicamento”.

“El haber omitido los médicos el suministro de Oseltamivir al paciente Villalba -el día 17 (Taffarel) o el día 20 (Bengolea yGambino) o el día 21 (Angel, Ugo y Simonelli)-, no tenemos una probabilidad cierta de que la muerte se hubiera evitado, ya que la enfermedad se encontraba muy avanzada, y el virus ya se había replicado”, resumieron, al absolver a los facultativos.