ENTREVISTA A ELSA POMI (*)

“Uno tiene que tener alguna fascinación por el personaje”

Por Estanislao Giménez Corte

La obra “La traición de las garzas”, de la autora santafesina Elsa Pomi, obtuvo recientemente el primer puesto del Concurso Novela Histórica Breve realizado por la Asociación Tercer Milenio en la Cultura ( y auspiciado por el Instituto de Cultura de la provincia de Corrientes). Pomi presentó una historia que se desarrolla en la ciudad de Santa Fe, en la casa de los Cullen. El Litoral dialogó con la autora.

—¿Te interesa la novela histórica en particular, como género o subgénero? ¿Cómo surge la decisión de trabajar la historia en torno de los Cullen? ¿Creés que esta obra es “representativa” de Santa Fe?

—Si bien soy lectora entusiasta de novelas históricas, mi primera aproximación como escritora fue suspicaz: me preocupaba el hecho que cercenara mi libertad de imaginar lo que quisiera. Mi sorpresa fue que encontrarme con un contexto de realidad, lejos de restringir un universo creativo, lo nutría con elementos que contribuían a que la historia creciera. Los personajes ficticios y los reales convivían de una manera tan natural que obligaban a preguntarse qué es eso de la diferencia entre realidad y ficción. Domingo Cullen se atravesó en mi camino de investigación. Mi primera idea rondaba por un personaje femenino y surgió, de entre tantos nombres, el de Joaquina Rodríguez del Fresno. Pero poca documentación hay sobre mujeres del siglo XIX. Entonces tropecé con Domingo, su esposo, y la visión de este personaje como un héroe romántico para el que tiene todos los condimentos- me llevó a elegirlo. Uno tiene que tener alguna fascinación con el personaje para sostenerlo en el tiempo, creo que si eso no ocurre, la historia no tiene aliento para proseguir.

La participación de la familia Cullen en la historia de Santa Fe es indudable. Además Domingo toma decisiones poco comunes, contrarias a lo que hubiera sido más cómodo para él, y eso lo convierte en un personaje con rasgos de héroe: se arraiga a esta región, por amor entre otras cosas, abraza los ideales independentistas, siendo que provenía de Europa, más precisamente de España, lucha por sus ideales hasta la muerte. Es un hombre coherente e íntegro, que revela en sus actos, desde el espacio público y también desde la cotidianeidad del mundo doméstico valores dignos de ser imitados.

—¿Qué nos podés contar del proceso de producción del libro, en relación con la consulta de fuentes y la investigación que hiciste?

—Fundamental en mi investigación fue la colaboración generosa de Ana María Cecchini de Dallo, con la que sosteníamos interminables charlas sobre la Santa Fe del siglo XIX, los vaivenes políticos y sociales de la época. Luego la investigación bibliográfica tomó la forma de alarmante montaña de libros acumulados, muchos prestados por Tuty. Otros provenientes de la Junta Provincial de Estudios Históricos, de bibliotecas, de profesores de Historia que al enterarse del proyecto generosamente contribuían a la investigación con todo tipo de documentación: fascículos del diario, libros, videos. Fueron meses de vivir en el pasado, de convivir con la familia Cullen. Era gracioso y preocupante cómo la historia invadía, por momentos, hasta mis sueños. Como vivo en el sur de la ciudad, la investigación también tomaba la forma de largas caminatas por los lugares que transitó Bernardino, el protagonista de la novela: la casa de los Diez de Andino, la Bajada de Nuñez, la plaza 25 de Mayo, la Catedral...

—El jurado destacó “una estructura circular (y el recurso de un presente histórico)”; un “equilibrado contrapunto entre la realidad histórica y los elementos imaginarios”; los “interjuegos entre hechos históricos y textos de carácter literario”: qué nos podés decir de estas consideraciones como autora. ¿Cómo tomaste esas decisiones de estructura o de forma? ¿qué influencias pueden destacarse en éste u otros trabajos tuyos?

—No soy de planificar demasiado las estructuras. Creo que surgen. En ese aspecto les tengo confianza a mis personajes: ellos sabrán arreglárselas solos, por dónde ir. Yo solamente los sigo. A prudente distancia. La circularidad de Bernardino mayor, sacerdote, de visita en Roma, recordando su infancia santafesina, creo que surgió del propio Bernardino. Y le agradezco.

—¿Cuáles son los primeros recuerdos de tu interés por la lectura y la escritura?

—No tengo registros de mi vida sin leer o escribir. Por ser hija única, las largas siestas a solas en casa hubieran sido muy aburridas sin la lectura. Y gracias a mis padres, siempre había un libro a mano. Escribir, desde el primer poema obligado a la maestra también constituyó una actividad de toda una vida.

—En tu trabajo como escritora: ¿cuáles son tus métodos, manías o hábitos?

—Soy una escritora que por mucho tiempo escribió “cortito” por el trabajo, por criar tres hijos, una escritora como montones de colegas de todos los tiempos, que lo hace en sus ratos de esparcimiento. Por elección, por el devenir de la vida, uno posterga su amor literario. Pero llega en el momento justo. “La traición de las garzas” es la segunda novela que escribo (ya tengo una tercera en etapa de revisión) y el género me produce mucho placer. La novela permite la digresión y creo que es un recurso sumamente interesante.

Escribo preferentemente a la mañana, frente a una ventana enorme, abrazada por una querida biblioteca poblada de libros, mitad en inglés, mitad en español, construida durante largos años. Escribo acompañada e interrumpida por esos libros, por una perra y tres gatos que se cruzan por el monitor y por las ideas, el mate al lado, “el instante en el paraíso”... Los otros momentos del día son para releer, para revisar y para corregir.

(*) Pomi es profesora y picenciada en Inglés. Ha obtenido diversos premios literarios. Publicó, entre otros, “El relato de la estrella” (2013) y el reciente “La traición de las garzas”.

La participación de la familia Cullen en la historia de Santa Fe es indudable. Además Domingo toma decisiones poco comunes, contrarias a lo que hubiera sido más cómodo para él, y eso lo convierte en un personaje con rasgos de héroe.