El título de Racing que cortó una sequía de 35 años

A 15 años de la inmortalidad de Mostaza

El 27 de diciembre de 2001, Racing Club consiguió un título de campeón postergado durante 35 años de la mano de Reinaldo “Mostaza” Merlo como director técnico. Ese día, llenó dos canchas: la de Vélez -donde jugaba ante el local- y el Cilindro de Avellaneda -donde todos esperaban la vuelta olímpica-.

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Los once campeones. El equipo de Racing que empató con Vélez y logró el título en el Apertura 2001. Atrás, parte de la impresionante hinchada académica. Foto: Archivo El Litoral

 

Redacción de El Litoral

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Télam

Fue en una calurosa tarde de jueves, cuando Racing se enfrentó a Vélez Sarsfield en Liniers, por la última fecha del campeonato Apertura 2001, que había sido postergada debido al estallido social que derivó en la caída del gobierno de Fernando de la Rúa.

Racing no festejaba a nivel local desde 1966 con el recordado “equipo de José”, que al año siguiente fue campeón de la Copa Libertadores y la Intercontinental. Esa larga noche académica sólo encontró una fugaz claridad con la Supercopa de 1988 bajo el mando de Alfio “Coco” Basile. El club de Avellaneda vivió muchas frustraciones deportivas durante esa sequía, incluido el descenso de 1983 a la Primera B, con el retorno a la máxima categoría dos años después al vencer en la final de un torneo reducido a Atlanta por 4-0 en el primer partido y empatar 1-1 en el segundo, el 27 de diciembre de ese año, fecha de la que hoy se cumplen 31 años.

La consagración de 2001 dejó atrás un estigma por la hinchada de Racing, acrecentado por un período fructífero de éxitos locales e internacionales de Independiente, su clásico rival. El camino al éxito se inició con la llegada de “Mostaza” Merlo, un apellido hasta entonces sin ninguna vinculación con Racing. Merlo arribó con pocos pergaminos en su poder, apenas un recorrido por Chacarita Juniors, Belgrano de Córdoba y medio campeonato dirigido en River a fines de la década del ‘80.

El equipo fue de menor a mayor. Presentó un buen trabajo defensivo, con la seguridad de Gustavo Campagnuolo en el arco, la sobriedad de Claudio Úbeda y Francisco “Pancho” Maciel en la zaga y las subidas por el lateral del colombiano Gerardo Bedoya. En el mediocampo se destacaban la regularidad de José Chatruc y el despliegue de Adrián Bastía, y en el ataque el oportunismo de Maximiliano “Chanchi” Estévez y la efectividad de Diego Milito.

Mientras se sumaban los triunfos y la prensa le preguntaba a Merlo por el ansiado título de campeón, el director técnico -siempre afecto a las cábalas- respondía con su característica voz ronca: “Paso a paso”. Y la frase quedó acuñada en el acervo popular y los cánticos de la hinchada.

En ese campeonato fue perseguido por River Plate, que presentaba un plantel con mayores figuras y dirigido por Ramón Díaz. Con cinco puntos de ventaja para La Academia se enfrentaron en la 16ta. fecha en Avellaneda. River, que históricamente impuso su holgada paternidad sobre Racing, necesitaba ganar en el Cilindro para intentar la arremetida final en busca del título en las tres últimas fechas. El equipo de Díaz se puso en ventaja con un gol de Esteban Cambiasso, pero Racing apretó en la segunda parte y llegó a la igualdad con un recordado zurdazo del colombiano Bedoya. El conjunto de Merlo festejó aquella igualdad como un título, pero River no aflojó y llegó a la última fecha a tres unidades de diferencia, por lo que a Racing le bastaba con empatar ante Vélez para ser campeón.

El jueves 27 de diciembre, bajo un sol implacable que luego cedió a una intensa pero corta lluvia, un estadio José Amalfitani colmado de los colores celeste y blanco vio a Racing volver a la cima. Gabriel Loeschbor abrió el marcador a los ocho minutos del segundo tiempo e hizo que poco importara la abultada victoria de River sobre Rosario Central (6-1 el marcador final). Pero la angustia, inseparable compañía de la hinchada racinguista, llegó a los 38 minutos cuando un casi desconocido Mariano Chirumbolo, que había ingresado por Roberto Nanni, empató para Vélez.

Los instantes finales fueron dramáticos y el pitazo final de Gabriel Brazenas desató la emoción contenida durante más de tres décadas por la parcialidad académica. El festejo incluyó una larga caravana de los hinchas por las calles de Liniers, mientras otra multitud similar colmaba el campo y las tribunas del Cilindro, donde se habían montado pantallas gigantes para seguir el partido.

Racing consiguió 42 puntos (contra 41 de River), producto de doce triunfos, seis empates y una derrota, con 34 goles a favor y 17 en contra.