La mirada local, detrás de las cifras nacionales

Referentes barriales advierten que la indigencia ha crecido en Santa Fe

  • Es lo que perciben quienes trabajan a diario en los barrios más postergados de la ciudad. Hay más niños que piden alimento en los 22 comedores de Los sin Techo. El jueves se conocieron las cifras de UCA del aumento de la pobreza y la indigencia en el país.
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Paisaje triste. Un patio de Villa Oculta, en el extremo oeste de la ciudad, donde los sueños cuelgan deshilachados al viento.

Foto: Mauricio Garín.

 

Mariano Bravi / Nicolás Loyarte / Luciano Andreychuk

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La actual crisis económica tiene su impacto social en números concretos. Según el estudio presentado el jueves por el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), hay en la actualidad en el país alrededor de 13 millones de pobres, lo que representa al 32,9 por ciento de la población; y 2,7 millones de indigentes.

El estudio de la UCA demuestra que en 2016 fueron 1,5 millones de personas las que cayeron en la pobreza y 600.000, en la indigencia. Así las cosas, la pobreza pasó de 29% a fines de 2015 a 32,9% en el tercer trimestre de 2016. Y en el mismo período, la indigencia pasó de 5,4 a 6,9%.

En un intento de ubicar en rostros santafesinos a estas duras cifras, El Litoral consultó a varios referentes sociales, que tienen presencia permanente en los barrios más carecientes de la ciudad. Uno de ellos es José Luis Zalazar, dirigente del Movimiento Los Sin Techo, organización creada por el extinto cura Atilio Rosso, que desde hace décadas atrás se dedica a brindar asistencia a los sectores más postergados de la ciudad.

—En Santa Fe, ¿creció la pobreza? -fue la primera pregunta para “el Colo” Zalazar, como lo llaman los miles de vecinos de los barrios del cordón oeste.

—Tenemos que ver dos cosas. La pobreza estructural, que existe, y la indigencia, que va avanzando. La pobreza está compuesta por aquellas personas a las que el sistema les da herramientas para que se puedan defender. En cambio, la indigencia avanza a través de la marginalidad, que en Santa Fe está bien marcada, son aquellas personas que están excluidas, afuera del sistema. Entonces, hay que decir que la indigencia ha crecido en Santa Fe. Siendo conservador, una familia compuesta por dos adultos con dos chicos necesita por mes $ 5.700 para poder alimentarse, para que las 900 calorías que necesitan les llegue a los chicos, las 1.200 a los adultos, y si hay un abuelo, las 2.500; pero no les llegan, es imposible. Si la familia tiene dos hijos, la Asignación Universal por Hijo es de 2.500 pesos, y les hace falta 3.000 pesos para poder alimentarlos. Hablamos de comer, sin pensar en vestimenta, transporte, mochila escolar; sin nada, más que en comer.

Reforzando estas cifras que presenta el dirigente social de Los Sin Techo están las de la UCA dadas a conocer el jueves. Durante los primeros 9 meses del gobierno de Macri, la cantidad de niños pobres argentinos pasó del 43,5 al 48,8% (unos nuevos 580 mil niños de hasta 14 años descendieron a la pobreza, medida por ingresos del hogar). Es decir que casi la mitad de los niños argentinos son pobres.

“Esa familia se levanta todos los días con una sensación de escasez: es la pobreza perpetua. Y eso es peligroso —advierte Zalazar—. Porque en un sistema democrático, en una sociedad que expulsa a parte de sí misma a esa situación de indigencia, es básicamente una sociedad injusta y corrompida en sus valores. Ahora, nosotros como Estado, tendríamos que liquidar (el sustento económico) a cada familia por lo menos para que se puedan alimentar”.

—¿La realidad santafesina refrenda los números dados a conocer a nivel país?

—Lo de la UCA es real. La teoría de la copa que rebalsa es mentira, no les llega ni la humedad; ni una gota les llega a los pobres. Entonces, es un sistema mentiroso y perverso. Porque como dijo (el Papa) Francisco en su último documento, este sistema básicamente capitalista genera descartes, personas descartadas. Ahora, si nosotros tenemos que resolver este problema, lo debemos hacer liquidando (dinero). Los Sin Techo tenemos convenio con el gobierno y la Municipalidad y hacemos 100 casas por año. ¡Hay que hacer 500 casas! Y se pueden hacer. No es una cuestión económica. Hay que tener la decisión política, comprar tierras en el norte de la ciudad y hacer 500 casas por año. Nacen 3 mil chicos por año en la marginalidad, en consecuencia ocasiona que haya 370 nuevos ranchos por año en la ciudad, más de un rancho por día. Hay que resolverlo.

—En los sectores donde tienen copa de leche y otro tipo de asistencia, ¿notan un crecimiento de la demanda?

—Sí, la demanda creció. Tenemos 22 comedores donde les damos de comer a 5.500 chicos por día, y ahora tenemos nuevos chicos que no estaban dentro de la ración y que piden comer todos los días.

—¿A qué atribuyen el crecimiento de la demanda?

—A que la changa desapareció, se terminó el jornalero, el pintor, el albañil y la empleada doméstica. Hoy, hay empleadas domésticas que cobran 100 pesos la hora y son del centro de la ciudad, de la clase media alta, o sea que no es más el empleo de ellos (los excluidos). Al terminarse el jornal, es una bomba de tiempo, es muy peligroso esto. 

En Centenario y Varadero Sarsotti

  • Leandro Orellano es vicario de la parroquia San Antonio de Padua, y atiende también la capilla Nuestra Sra de Itatí. Trabaja en territorio en barrio Centenario, y también en Varadero Sarsotti. “La pobreza está latente siempre, es real. Pero no sé si ha crecido respecto del año pasado. La necesidad está igual, aunque no veo que se haya incrementado (en Centenario)”, fue la lectura social del joven cura, en diálogo con este medio.

Y la escuela de ese barrio ayuda mucho y contiene a los chicos, aseguró. “Ahora que empezaron las clases, podemos ver que los pibes vienen con útiles nuevos, por suerte. Años atrás podíamos ver que venían descalzos, no tenían carpetas ni cuadernos, y la necesidad en ese entonces era algo tremendo”. En la escuela, el comedor escolar puede atender a unos 200 chicos, de los cuales “100 chicos fijos comen a diario”.

Sí, se ve a los comúnmente llamados changarines, trabajadores informales que realizan oficios diversos. “Es una realidad. Hay muchas familias que cobran algún plan social, como la Asignación Universal por Hijo (AUH). Eso es una contención buena, pero algunos papás o mamás deben hacer algún trabajo esporádico, alguna changa porque si no, no alcanza y no se llega a final de mes”.

“No veo changarines en Varadero Sarsotti. Muchas familias se sostienen con la AUH o con un trabajo fijo que pueda tener algún padre o madre”, cerró Orellano.

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“El Colo”. Así lo conocen en los barrios del cordón oeste a José Luis Zalazar, quien dice que “al terminarse el jornal hay una bomba de tiempo, es muy peligroso”. Foto: Mauricio Garín.

En barrio Santa Rosa de Lima

  • “Veo que mucha gente del barrio (Santa Rosa de Lima) tiene un trabajo informal. Pero ese trabajo informal ha disminuido. Ahí se ve la cadena de la pobreza: a las trabajadoras domésticas antes se les decía: ‘Vení tres días a la semana’, ahora les dicen: ‘Vení un sólo día’. A los que hacen changas en viviendas como pintura o albañilería, ahora los clientes les dicen: ‘Quizás hagamos el trabajo más adelante...’. Ese recorte del trabajo informal resiente mucho la economía precaria de los pobres”.

El relato es del Dante de Biaggi, cura párroco de la parroquia Santa Rosa de Lima, quien estando en territorio conoce muy bien las necesidades de un barrio con duras vulnerabilidades sociales. “Muchas familias cobran la Asignación Universal por Hijo (AUH) pero no alcanza y, para llegar, se necesita ese ingreso extra, esa changa que hoy se ve recortada. Es una cadena”, agregó, consultado por El Litoral.

Además, en los quioscos o almacenes barriales, la gente cada vez puede comprar menos. “Entonces, también se ve resentida la economía doméstica de quien tiene ese comercio de artículos alimenticios”, afirmó el religioso. Y con respecto a los comedores barriales, “en las escuela parroquial se mantiene el número de chicos que van. Pero en el comedor de una vecinal hay mucha gente nueva que está yendo a comer, a la tarde”.

El sacerdote no ve “signos claros de que esta situación vaya a revertirse en el futuro inmediato. Eso es lo más preocupante. Es un momento difícil para la sociedad, y particularmente para las familias pobres”, fue su diagnóstico final.

Conin alerta que hay más desnutrición

En el actual contexto de crisis, los miembros de la Fundación Hoy por Mañana (Conin Santa Fe) notan que “hay un empeoramiento de la situación de desnutrición en la ciudad”, dijo su presidente, Inés Larriera.

Esta organización que se dedica a combatir la desnutrición en distintas ciudades del país cuenta con tres centros de asistencia en los barrios Varadero Sarsotti, Liceo Norte y Santa Rosa de Lima de nuestra ciudad. Y en los tres lugares detectaron la misma realidad: “Las familias están reduciendo sus dietas en cantidad”, explicó Larriera.

En Hoy por Mañana, reconocen que trabajan en un área de asistencia social “muy sensible, como es la alimentación”, dijo Larriera, “pero también notamos la falta de infraestructura, que afecta mucho a la gente en los barrios”.

“En los últimos meses, notamos que las que asisten a nuestros centros están reduciendo sus dietas en cantidad —detalló Larriera—. Siempre remarcamos que en Santa Fe predominaban los casos de desnutrición leve o crónica, pero ahora comenzaron a aparecer casos de desnutrición moderada. Esto da cuenta de la escasez de alimentos. Antes, lo que escaseaba era la calidad en nutrientes, pero ahora es la cantidad”.

Más adelante, la presidente de la fundación alertó que la falta de alimentos “produce efectos desbastadores en un niño”, y atribuyó el problema a “la falta de recursos, porque la inflación ha hecho lo suyo”.

Casi la totalidad de las 100 familias que asisten a los centros Conin de la ciudad “son changarines y se quedaron sin trabajo, porque nadie tiene trabajo para dar, entonces no tienen recursos”.

Ante esta dura realidad, la fundación decidió ampliar la cantidad de días de atención. Larriera reconoció que “en todos los barrios hay organizaciones asistiendo, brindando merienda y atendiendo comedores. En tiempos de crisis, las organizaciones sociales sostenemos una red enorme de contención”, y señaló por último: “Además de la gente que asiste a la fundación estamos atendiendo a familias que visitamos por casos particulares de desnutrición, nos llaman de muchos barrios y asistimos con nutricionistas y trabajadoras sociales”.

Para ayudar: www.hoypormañana.org.ar