editorial

  • La ciudad aprobó una ordenanza para multar y clausurar comercios que vendan medicamentos sin autorización.

Los medicamentos no son golosinas

El Día Mundial de la Salud, celebrado durante esta semana, fue el momento propicio para que especialistas de todo el planeta hicieran hincapié en los riesgos que plantea el consumo de medicamentos de manera masiva, extendida y sin los controles imprescindibles.

El problema tiene raíces profundas. Durante las últimas décadas y a partir de los evidentes avances de la ciencia farmacológica, terminó extendiéndose entre gran parte de la población la idea de que una simple píldora tiene el poder necesario como para encontrar solución a la mayor parte de los problemas. Se transformó, sin lugar a dudas, en un rasgo cultural de la civilización actual.

En este particular contexto, existe una amenaza que puede acarrear graves consecuencias: la venta de medicamentos en manos de personas que no tienen ninguna clase de formación profesional y que los expenden como si se tratara de simples golosinas.

El Colegio de Farmacéuticos de Santa Fe viene insistiendo desde hace tiempo en la necesidad de adoptar medidas preventivas ante este fenómeno. No sólo porque ningún medicamento es inocuo, sino porque existen antecedentes de venta de productos vencidos, mal conservados o, incluso, falsificados. Lo que debería representar un paliativo para los problemas de salud, termina convirtiéndose en un verdadero riesgo para la población.

El año pasado, por ejemplo, el Colegio lanzó, con el acompañamiento del Concejo Municipal de Santa Fe y el Ministerio de Salud de la Provincia, la campaña Medicamentos y Conducción, destinada a concientizar a la población sobre el consumo de medicamentos y los efectos que éstos tienen en los conductores como sujetos responsables del tránsito.

En las últimas horas, se dio un nuevo e importante paso en este esfuerzo por proteger y concientizar a la población. El Concejo Municipal aprobó una ordenanza presentada por el edil Sergio Basile (UCR FPCyS) que tiene como objetivo central generar conciencia en torno de la comercialización de medicamentos y su consumo responsable.

El proyecto aprobado incorpora un nuevo inciso al artículo 54º de la Ordenanza 7.882, estableciendo una sanción en concepto de multa y posterior clausura en caso de reincidencia a la comercialización de medicamentos en comercios no autorizados específicamente para tal fin.

Las farmacias deben ser los únicos lugares permitidos para el expendio de medicamentos.

El objetivo de la ordenanza no sólo apunta a penalización a quienes infringen las normas, sino también a producir un cambio en las conductas de la población que ha incorporado como práctica la automedicación, ya que puede producir el enmascaramiento de patologías más severas o reacciones por intolerancia a las drogas.

A fines de 2014, el Sindicato Argentino de Farmacéuticos y Bioquímicos dio a conocer un informe preocupante. Según la entidad, unas 75 personas mueren por día en la Argentina debido al mal uso y abuso en el consumo de medicamentos que no fueron prescriptos por un médico.

Los productos que los argentinos más consumen sin control y en gran medida a partir de la venta en lugares no autorizados- son aspirina, paracetamol, ibuprofeno, clonazepam y Viagra.

En definitiva, el incremento de los controles, la aplicación de sanciones y las campañas de información sobre esta problemática resultan clave.

El objetivo final apunta a modificar conductas fuertemente afianzadas entre la población: los problemas de la vida cotidiana no se solucionan con píldoras y, mucho menos, cuando quienes las expenden ni siquiera saben qué es lo que están vendiendo.

Unas 75 personas mueren por día en la Argentina debido al mal uso y abuso en el consumo de medicamentos que no fueron prescriptos por un médico.