Puede volver Erramuspe y faltará Acevedo

Marini no tiene tiempo para inventar cosas raras

El lunes, a las 19, jugará en cancha de Quilmes contra un Estudiantes cansado: el Pincha juega tres partidos en una semana. Acertó con Magallán pero Gamba está desaprovechado tan atrás.

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“Pomelo” debe exprimirlos

Como en toda crisis deportiva, estaba cantado que el nuevo entrenador, Pablo Marini, iba a desembarcar en Unión con sus propias ideas. Pero a este equipo no lo armó ni reforzó, viene de muchos años en México y no logró ni siquiera tener a favor los primeros resultados: sacó un solo punto de nueve. No parece conveniente andar cambiando tantas cosas ni inventando posiciones a futbolistas que hoy están paralizados porque la pelota “¡quema!”.

Foto: Mauricio Garín

 

Darío Pignata

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Está claro que el actual técnico de Unión es el menos responsable de este semestre olvidable del fútbol profesional tatengue: 7 puntos de 33, un clásico perdido, otro empatado y casi afuera del sueño de jugar una copa. Pablo Marini no armó este plantel ni tampoco lo antirreforzó, pero tiene en sus manos la chance de hacerlo reaccionar.

Hasta ahora, la bronca del hincha por la mala campaña hizo foco en los jugadores y en los dirigentes. Pero “Pomelo” sabe que el fútbol argentino es cruel: un punto de nueve lo empiezan a poner en un callejón que muchas veces tiene una sola salida cuando los resultados no llegan en su profesión de entrenador. Incluso, esa vara suele estar más alta para los que vienen de otras latitudes —en este caso de México— sin gran recorrido en el balompié criollo, más allá de aquel antecedente de ayudante de campo con “el Tolo” Gallego campeón en Newell’s.

Está claro que Marini intentó, desde los nombres y el dibujo, hacer una cosa diametralmente opuesta y distinta a lo este grupo venía haciendo, primero con Madelón y después con Pumpido.

El fútbol, como siempre se dice, es amplio y opinable. Vamos a un caso testigo, que hoy hace mucho ruido en el Mundo Unión, después de la poco aconsejable salida de García Guerreño a Lanús, desarmando un puesto clave como es la cueva. Tan irresponsable como su salida sobre el mismo inicio del año fue la levedad de su reemplazo: estaba claro que Erramuspe llegaba sin ritmo de fútbol de Primera porque en Lanús no jugaba nunca (lo hacía en reserva).

Pero vamos a los productos de inferiores: para Madelón el mejor producto era Fleita, a Pumpido —hasta el clásico— le gustaba Sandona y ahora llega Marini para decir que “el mejor es Blasi”. Tres técnicos, un mismo puesto, un mismo campeonato. ¿Quién tiene la razón?: por ahora, a la luz de los rendimientos, ninguno de los tres. Ahora bien: ¿jugaron 25 ó 30 partidos cada uno de los tres —Fleita, Sandona o Blasi— para emitir un juicio contundente en cuanto a sus condiciones? La respuesta es no.

Marini, de blindaje mediático en Santa Fe (no concede entrevistas y sólo habla en rueda de prensa), les tiró a los dirigentes la primera frase de emergencia cuando tomó el equipo: “Si pongo a todos los pibes juntos, terminamos siendo un frontón”.

Acaso por eso, y porque la pelota pesa 1.000 kilos con fuego que quema, decidió respaldarse en los más grandes. No me parece que esté mal como un plan de contingencia en medio de esta crisis.

Pero lo que debe entender “Pomelo” es que no puede, en medio de la necesidad propia —como DT— y colectiva —la de Unión como equipo—, querer cambiar el ADN de este grupo. No tiene tiempo, no tiene calidad técnica para esa versatilidad táctica.

En medio de esas dudas, para mi gusto, acertó bastante con el cerrojo del doble “5”: acertó con Magallán, en el clásico, y recuperó bastante el nivel de Acevedo. Pero la pifió con otros inventos que no salieron: Godoy no es “3”, Vadalá no es carrilero y Gamba es un desperdicio jugando de “8” porque el equipo no tiene peso arriba.

Unión jugará el lunes que viene a las 19, en la cancha de Quilmes, contra un Estudiantes “cansado”: anoche jugó y perdió en Bahía; este jueves, eliminado de la Copa, buscará no perder contra Botafogo de Brasil para entrar como tercero a la actual Copa Sudamericana.

Conclusión: ante un rival que jugará el lunes el tercer partido en siete días y que perdió la frescura de los Sub 20 que están en Corea, la receta debe caminar por el lado de lo físico en el primer round. Es decir, poner un Unión livianito, rápido e intenso.

Es evidente que Gamba —a quien Madelón siempre le elogiaba que es de los que contagia cuando la cosa no sale adentro de una cancha— es un jugador bastante completo e inteligente: puede hacer de “8”. Pero si tiene que jugar de “7/8”, como en el clásico, va a terminar siempre fundido cuando arranque cada segundo tiempo de cualquier partido.

Si Gamba sigue en el carril, Soldano es Solano y queda lejos de todos (y, de paso, lejos del arco). ¿No puede jugar otro de “8” para la batalla del carril y volver a Soldano-Gamba apostando a recuperar la memoria?

Finalmente está lo de “Pitu” Cejas, todo un tema. Verlo parar la pelota o pegarle deja en claro que por algo jugó tanto tiempo en México. Pero, el mismo Cejas reconoce que “físicamente, no puedo terminar los partidos”: si es así, ¿por qué no entran cuando los de enfrente están cansados?

A Marini, el menor responsable de este lío sin fútbol, sin alegrías y con pocos puntos, le van a empezar a comprender las generales de la ley: debe sostenerse con resultados (hasta ahora sacó 1 de 9).

Unión va a Quilmes el lunes a las 19, contra Estudiantes, casi con la misma necesidad del clásico en cancha de Colón: “debe” ir a buscar un resultado, donde la base es “no perder”.

Estos jugadores de Unión, que hace siete fechas no ganan, están peor de la cabeza que de los pies. No porque les sobre calidad, pero sí porque en medio de la crisis parecen menos de lo que son.

En este contexto, en el Mundo Unión, daría la impresión de que Marini no tiene hoy margen para inventar tantas cosas raras juntas. No tiene tiempo, no hay recambio, no hay paciencia ni tampoco ayuda el fixture de acá hasta el final en las cinco fechas restantes.

Si “Pomelo” logra llegar a nado hasta la otra orilla, tendrá en junio el receso, los amistosos, la pretemporada y fundamentalmente el armado del nuevo plantel para jugar como “quiere”, como le gusta, como desea.

Hoy, en medio de la crisis, Unión debe jugar “como pueda” este grupo y no “como quiera el DT”. No hay lugar para amores platónicos. En tiempos de cólera, el mejor romance para este equipo es 4-4-2 bien compacto con Soldano y Gamba arriba. No queda otra. No hay demasiado en la galera para hacer magia: debe acertar con los dos carrileros. Y proponer una batalla física contra un rival que, sin dudas, llegará cansado.

El límite de tanta prueba pudo ser Magallán. Pero Godoy no es “3”, Vadalá no es carrilero y Gamba jugando para marcar es un desperdicio porque Soldano queda muy solo.

 

Estudiantes, que tiene tres jugadores afectados en la Sub 20, pedirá en AFA el 225 para que pueda jugar Jonatan Schunke, expulsado anoche contra Olimpo en Bahía.