EN 32 CIUDADES DEL PAÍS

Inundaciones: más de un millón de argentinos en zonas de riesgo

Pueblos y localidades de 11 provincias quedaron bajo agua por desbordes de ríos y lluvias intensas. Sólo en 2016, se produjeron pérdidas por 1.300.000 dólares y fueron afectadas 72.119 personas.

25-1495900070FEEFA2.jpg

Habitantes de Paysandú, Uruguay, se ven afectados por la inundación esta semana.

Foto: DyN

 

Redaccion de El Litoral

[email protected]

Télam

Algo más de un millón de personas están expuestas a graves riesgos de inundación en 32 ciudades de Argentina, especialmente en áreas marginales e informales, en un contexto de cambio climático con desborde de ríos y lluvias cada vez más intensas y frecuentes, que ya dejaron bajo el agua a pueblos y localidades de 11 provincias.

Las inundaciones ocurren por una combinación de diversos factores: el desmonte de bosques nativos, el monocultivo, el crecimiento desparejo de las ciudades, el avance de negocios inmobiliarios sobre áreas protegidas son algunos, y todos enmarcados en una transformación global del clima que -en el caso de Argentina- volvió más feroces las tormentas y más impredecibles los ríos.

Según datos oficiales, sólo en el 2016 se produjeron pérdidas por 1.300.000 dólares y 72.119 personas sufrieron el castigo de las inundaciones. Los científicos y académicos Vicente Barros e Inés Camilloni, miembros del Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera (Cima-UBA-Conicet), resaltaron que el 90% del total de la población está concentrada en unos 800 centros urbanos, en su mayoría, ubicados en inmediaciones de ríos o en zonas bajas e inundables. Por eso, en una exhaustiva investigación que quedó plasmada en el libro “La Argentina y el cambio climático. De la física a la política”, Barros y Camilloni advirtieron que algo más de un millón de personas están expuestas a riesgos de inundación en 32 ciudades del país.

LOS MÁS AFECTADOS

Los casos de mayor vulnerabilidad se dan en poblaciones ubicadas en la Cuenca del Plata, que abarca los valles naturales de inundación de los ríos Pilcomayo, Paraguay, Paraná y Uruguay y sus afluentes, ocupados por sectores humildes o de clase media baja, al igual que las zonas anegadizas del Litoral. También se trata de los pueblos rurales de la región pampeana y las comunidades del Noroeste (Santiago del Estero, Tucumán y Salta).

En diálogo con Télam, Barros apuntó que “los desastres son el resultado entre la interacción de los episodios climáticos y la vulnerabilidad y exposición de las poblaciones afectadas”.

El director Nacional de Análisis de Riesgos del Ministerio de Seguridad, Oscar Moscardini, consideró que “seguramente son más de dos millones” las personas perjudicadas “directa o indirectamente” por las inundaciones. Por un lado, está el que tuvo que dejar su casa, el que perdió sus bienes o todo lo que tenía, y por el otro el que perdió su trabajo o la posibilidad de dar trabajo”, reflexionó.

Como solución a futuro, Moscardini opinó que Argentina “debe incorporar a su modelo de desarrollo la reducción de la vulnerabilidad de la población”, algo que históricamente no ocurrió y, por eso, el impacto de los desastres es mayor en los sectores más desprotegidos.

LA PEOR AMENAZA

En sintonía, estudios realizados en los últimos años por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) advirtieron que la “vulnerabilidad social es el principal determinante de los daños causados por desastres”, y que para revertir esa situación es necesario delinear estrategias de “desarrollo sostenible”. Según el informe ambiental del Banco Mundial del 2016, las inundaciones constituyen el “mayor desastre natural que amenaza a Argentina” porque representan el “60 por ciento del total” de catástrofes que ocurre en el país y causan el “95 por ciento de los daños económicos” bajos tales circunstancias.

En un contexto de cambio climático global, desde 1960 hasta hoy las precipitaciones anuales promedio del país aumentaron algo más de un 20% (3,5% por década) y ya en el 2001 Argentina había sido ubicada entre los 14 países más afectados por las inundaciones, con pérdidas económicas que alcanzaron en algunos años más del 1% del PBI.

DESARROLLO INADECUADO

El director de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (Farn), Andrés Nápoli, evaluó que durante décadas, el Estado falló en “haber abordado la gestión hídrica sólo desde el punto de vista del aprovechamiento de los ríos, y no con un abordaje social”.

“Los segmentos sociales más vulnerables ocupan los bordes de inundación de los ríos urbanos y su vulnerabilidad está muy asociada al cambio climático y a problemas de contaminación”, resaltó Nápoli. Miguel Taboada, director del Instituto de Suelos del Inta, juzgó que parte de la responsabilidad recae en el desarrollo de “procesos de urbanización no controlados”, que hacen que la población más vulnerable ocupe terrenos de menor valor, muchos de ellos ubicados en planicies de inundación. Lo mismo quedó reflejado en el informe del Banco Mundial: “Una rápida urbanización y un desarrollo urbano inadecuado son la raíz de los crecientes anegamientos urbanos, y grandes ciudades como Buenos Aires y La Plata son especialmente vulnerables por su ubicación”.

Según el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), en el futuro aumentará la frecuencia de precipitaciones intensas e inundaciones en las zonas ya afectadas. Actualmente, las provincias con emergencia hídrica son Buenos Aires (con 26 ciudades afectadas), Catamarca, Tucumán, Salta, Jujuy, Santa Fe, Río Negro, Chubut, Corrientes, La Pampa y Misiones.

La cuenca del Salado en la provincia de Buenos Aires, donde actualmente hay una treintena de localidades cubiertas de agua, abarca una población de un millón y medio de habitantes y genera el 25% de la producción nacional de granos y carne. Las inundaciones impactan sobre unas 8 millones de hectáreas con distintos grados de afectación y las lluvias persisten desde el 2015, cuando se registró el nivel más alto de precipitación histórica.

IMPACTO EN LA POBREZA

De acuerdo con las estadísticas oficiales, del 30% de pobres que tiene el país, unos 8 millones viven en grandes centros urbanos, muchos de ellos afectados por las inundaciones. A esto se suma la situación de los indigentes, con fuerte presencia en la región pampeana.

En cuanto a la Cuenca del Plata, ya en la década del 90 se hacía hincapié en que “la ocupación desordenada de los valles de inundación -producto de la ausencia de políticas de planificación para el sector y de la especulación en bienes raíces- sumada a la sobre explotación del suelo y la cubierta vegetal, han colocado a gran parte de la población en situación de alto riesgo”.

Así quedó plasmado en la investigación titulada “Crecidas: miseria y opulencia”, liderada por Alberto Viladrich, ex secretario de Recursos Hídricos del gobierno de Raúl Alfonsín.