Emprender o morir

La falta de competitividad del sistema doméstico dificulta la puesta en marcha de la economía. Y mientras los sectores productivos reclaman, el vértigo de los cambios tecnológicos sacude a todo el sistema conocido. ¿Crisis u oportunidad?

Federico Aguer

[email protected]

El índice FADA mide la participación del Estado en la renta agrícola, y la última medición de marzo se ubicó en el 66,2 %. Esto significa que de cada $ 100 de renta que genera la agricultura argentina, $ 66,2 se los lleva o redistribuye el Estado en sus distintos niveles. Siempre teniendo en cuenta que la renta es el resultado de restar al valor de la cosecha los costos en que se incurre para producir, transportar, comercializar y administrar la producción.

Esta semana, la Bolsa de Comercio, la Sociedad Rural y la Cámara de Comercio Exterior de Santa Fe, expresaron su “profunda preocupación” ante el propósito del gobierno de la provincia de querer hacer uso “con fines recaudatorios”, del revalúo de los inmuebles tanto urbanos como rurales. Según dijeron, “esta decisión contradice lo expresado con anterioridad en el sentido de que su finalidad sería sólo estadística”.

Además, remarcaron que la carga fiscal que pesa sobre vida cotidiana de las familias santafesinas y sobre los sectores de la economía real, “abreva además en el costo de los servicios esenciales, cuyos aforos contienen un fuerte componente impositivo”. Las organizaciones firmantes opinaron que un “Estado presente” no pasa por el incremento cuantitativo de su planta de funcionarios o personal y del gasto político, sino “por una mayor eficiencia en los procesos de gestión ejecutiva, legislativa y judicial, con medición de resultados”.

Mientras siga siendo más rentable un cargo en el Estado que un emprendimiento genuino (las extensas listas para estas elecciones avalan la tendencia), no habrá reactivación alguna. Encima, el mundo avanza hacia la automatización de los trabajos administrativos y burocráticos, los que van desapareciendo en la medida que la inteligencia artificial, los robots, los sensores y la internet de las cosas van ocupando gran parte de nuestra vida cotidiana. Fomentar la empresa, más que una postura ideológica, se transforma hoy en una apuesta a la supervivencia.