El riesgo de que la seguridad se meta en la campaña

El tema de la violencia y el narcotráfico forman parte de la agenda pública, y por tanto de la agenda de los candidatos. Y cualquier dato positivo se puede volatilizar en cinco minutos.

Germán de los Santos

Es temerario hacer campaña electoral con la seguridad. En la provincia de Santa Fe parece haberse asumido esa consigna. Cualquier estadística alentadora o positiva puede autodestruirse en cinco segundos después de un crimen o un hecho doloroso que rompe cualquier previsión.

El gobernador Miguel Lifschitz lo aclaró varias veces cuando el ministro de Seguridad, Maximiliano Pullaro, salió eufórico a comparar cifras de homicidios. La violencia es un problema que está lejos de solucionarse, y además muta todo el tiempo y también sus causas.

La cartera de Seguridad es el ministerio más complicado. El que está allí no puede dar buenas noticias, sino evitar que se multipliquen las malas. Pero las luces del escenario preelectoral a veces son más tentadoras.

La ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, anunció el jueves de la semana pasada que los homicidios dolosos cometidos en Rosario descendieron un 36% y los robos calificados un 42% desde que se puso en marcha en septiembre último el Operativo Conjunto de las fuerzas federales en Santa Fe.

Ocho homicidios se produjeron en Rosario en la semana siguiente. Cuatro de ellos, es decir la mitad, de la misma manera. Dos jóvenes en moto o en un auto pasan disparan, matan y huyen. Ese es el método que se impuso desde 2013 en Rosario, cuando la cifra de homicidios llegó al récord de 264 asesinatos en un año.

Los datos que difundió la ministra Bullrich señalan un descenso de la mayoría de los indicadores delictivos, una tendencia que se impone desde el año pasado. Pero los índices siguen siendo altos y preocupantes. Y la aparente calma se puede romper en un segundo.

Uno de los crímenes se produjo en barrio Las Flores, zona emblemática de la banda de los Monos. Allí, en España al 7000, muy cerca del Casino de Rosario, dos jóvenes en moto mataron a Petrona Cantero, alias Chabela, una mujer de 56 años, que es la hermana de Ariel Máximo Cantero, histórico líder de este grupo narcocriminal.

Este hecho sangriento en la zona donde tiene la hegemonía esta banda, cuyos máximos integrantes están todos presos, se concretó cuando estaba por comenzar el juicio contra los Monos, que están acusados de asociación ilícita y varios crímenes.

El juicio se pospuso porque los abogados de los Cantero lograron que la Cámara Penal los autorice a incluir nuevas pruebas, muchas de ellas, contra el juez Juan Carlos Vienna, que instruyó en un principio la causa, que luego pasó al juzgado de Alejandra Rodenas, que renunció la semana pasada al cargo para ser precandidata a diputada nacional.

De alguna u otra manera, el tema de la violencia, del narcotráfico, está en la campaña. Una semana antes de las Paso de abril de 2015 se conoció el acuerdo de juicio abreviado que habían sellado los Monos. Ese “pacto” no fue confirmado por la propia Justicia. Pero el candidato oficialista en ese momento, Miguel Lifschitz, quien en las Paso obtuvo menos votos que Miguel del Sel, decidió quebrar con el discurso que mantenían los funcionarios del gobierno y salió a cuestionar duramente el acuerdo.

La cartera de Seguridad es el ministerio más complicado. El que está allí no puede dar buenas noticias, sino evitar que se multipliquen las malas. Pero las luces del escenario preelectoral a veces son más tentadoras.