Ciencia y sociedad

Sobre la verdad y lo real

Por Alejandro Francisco Musacchio

[email protected]

La búsqueda de la verdad se ha constituido históricamente en un importante motor que impulsa el pensamiento humano. Se trata de una inquietud permanente que genera trascendencia en el ser, y que ha captado la atención de numerosos pensadores y científicos que dedicaron y dedican su vida a encontrar tan preciado tesoro.

La Real Academia Española define la verdad como la “adecuación entre una proposición y el estado de cosas que expresa”. Es decir, la conjunción y armonía entre lo que se manifiesta y lo que es efectivamente. Y para encontrarla, el hombre ha desarrollado el conocimiento a lo largo del tiempo, siendo el científico la prueba más cabal que permite convalidar un hecho o fenómeno como cierto o válido, constituyendo de esta manera lo real.

Entonces, ¿qué sería lo opuesto a la verdad y a lo que es evidente en el plano de lo existente? La mentira, el relativismo, la construcción de la realidad a través de significados simbólicos que no guarden relación con ella. Y peor, con la intencionalidad de engañar mediante artilugios y explicaciones que, en última instancia, den lugar a la manipulación de las mentes como parte de una estrategia de poder y control.

Como manifestamos, el método de las Ciencias Físico-Naturales es el mayor resguardo con el que el hombre cuenta para describir y expresar, con la mayor fidelidad posible, lo que realmente acontece en el mundo en el que se inserta. Y, paradójicamente, es desde las Ciencias Sociales desde donde mayormente se han establecido corrientes que incluso niegan la evidencia científica, reduciéndola al subjetivismo donde cada quien establezca su propia visión de lo que sucede. Por consiguiente, para tales concepciones, lo real ya no es verdad sino que cada quien construye lo que le parezca, a gusto y forma. Y si no es posible calificar determinados fenómenos científicos como reales, menos entonces sería viable hablar de ética, moral, principios y valores universales, porque todo depende del ojo con el que se lo mire.

Al gusto del cliente

El capitalismo financiero globalizado, a través del consumismo, es gran responsable de esta situación, ya que con el afán de maximizar la ganancia y el poder ha generado un mundo acomodado y adaptado al gusto del cliente. De esta manera, ya no importa tanto lo que es verdad o no, ya que hay tantas verdades como demandas insatisfechas en el mercado, y lo que es peor, si no existe efectivamente dicha demanda es deber del capitalista el crearla. En consecuencia, pareciéramos habitar en una permanente contradicción entre los avances científicos que se descubren día a día, y esa faceta de negación de la realidad si es necesario con el fin de manipular y mantener el control sobre las mentes humanas.

Inclusive, en estos tiempos se ha acuñado el concepto de “posverdad”, como una manifestación que antepone el componente irracional vigente principalmente en el plano de lo sentimental y las emociones frente a lo que es evidente y real, a riesgo incluso de contradecirlo. No caben dudas de que es el mismo sistema el principal propulsor de dicho fenómeno, ya que a través del marketing comercial, la política y los medios de comunicación, apelan constantemente a diversos relatos ficticios en muchos casos que tienen por objeto influir en el pensamiento de las personas apelando más que nada al componente emocional y afectivo. Los seres humanos somos ante todo emocionales antes que racionales, por lo que dicho aspecto de nuestra biología nos lleva a ver con cristales diferentes la realidad de lo que acontece, al punto de muchas veces negarla si es necesario.

¿Dónde queda entonces la búsqueda de la verdad por la que tantos han dado su vida? Sólo en algunas voluntades que se hacen espacio y tiempo para reflexionar profundamente sobre lo que pasa con el hombre y su entorno, y sacar conclusiones al respecto. Es cierto que todos nos encontramos inmersos en el sistema y que, de alguna u otra manera, estamos condicionados e influidos por el mismo. Ello es inevitable. Pero el ejercicio de pensarse uno mismo en el lugar que ocupa en el mundo y observar la dinámica de los acontecimientos de manera de desentrañar la verdad de los hechos, constituye un sano ejercicio que revitaliza el ser otorgándole un significado trascendente.

Mientras tanto, aquel que voluntaria o involuntariamente permanezca en el engaño, seguirá dejándose llevar ciegamente por la corriente.

Es desde las Ciencias Sociales desde donde mayormente se han establecido corrientes que incluso niegan la evidencia científica, reduciéndola al subjetivismo donde cada quien establezca su propia visión de lo que sucede.

El método de las Ciencias Físico-Naturales es el mayor resguardo con el que el hombre cuenta para describir y expresar, con la mayor fidelidad posible, lo que realmente acontece en el mundo en el que se inserta.