TC: 80 años de una pasión bien argentina

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Las cupecitas del TC que dieron inicio a una pasión.

Foto: Gentileza ACTC

 

El automovilismo en la Argentina se inicia a principios del siglo XX como un pasatiempo para las clases más acomodadas. Luego de unos intentos fallidos entre 1933 y 1935, el 5 de agosto de 1937 se lleva a cabo la primera carrera del Turismo de Carretera: el Gran Premio Argentino de Coches de Turismo. Seguramente muy pocos habrán imaginado en ese momento que se iba a lograr tanto apego con la gente, que el TC iba a convertirse en la “gran pasión de los deportes mecánicos en nuestro país”.

Grandes personajes fueron naciendo, grandes hazañas se fueron gestando, grandes momentos quedaron grabado en las crónicas de las distintas épocas y en la retina de los argentinos.

El TC de a poco se convirtió en una pasión. Nacieron las peñas en las cuales en cada pequeña ciudad y localidad del país la gente ayuda a conseguir el hoy famoso “presupuesto” para correr. Era todo muy artesanal, pasional, vibrante y principalmente competitivo.

Los grandes nombres se fueron sucediendo: Lo Valvo, los hermanos Dante y Torcuato Emiliozi; Ricardo Risatti I, II, III; los hermanos Oscar y Juan Gálvez; un tal “Chueco” Juan Manuel Fangio, Rodolfo de Álzaga, Juan Manuel Bordeau, Eduardo Copello, Gastón Perkins, Héctor Luis Gradassi, Nasif Estéfano; llegó el momento del “Toro” Roberto Mouras; con Luis Rubén Di Palma comenzaba una dinastía familiar. Se fueron sumando más nombres: Antonio Aventín, Martínez Boero, Oscar “Pincho” Castellano, Emilio Satriano, Juan María Traverso; Guillermo Ortelli, el “Supremo entrerriano” Omar Martínez y muchos más hasta llegar a la actualidad.

La gente se identificaba, y lo sigue haciendo, con el piloto y con las marcas. Llegaron los duelos entre Ford-Chevrolet, el Torino se convirtió en un ícono de la categoría al igual que Dodge.

Es muy difícil contar tanta historia en pocas líneas, muchas situaciones pasaron en 80 años. Los grandes premios, las vueltas relatadas por las radios, kilómetros de pasión en las rutas argentinas. Pasaron también las muertes -lamentablemente- y de la ruta se fue pasando a los autódromos.

Mañana, sin dudas, a más de un argentino se le va a “piantar un lagrimón” cuando a las 10 de la mañana se larguen los 1.000 km en el Oscar y Juan Gálvez. Más de una anécdota, de un recuerdo. 80 años de una pasión no es poca cosa, por eso: “¡Larga vida al TC!”.