Nueva publicación del Temps era Temps

Colectivo al ritmo del semáforo

El libro “Cuentos que hacen al cuento” fue elaborado en el marco del taller coordinado por Sergio Ferreira y será presentado este martes, a las 20.30, en el auditorio de la UTN (Alte. Brown 5933). Además de la lectura de los escritores, participarán Pablo Casals, Elisabet Pistoni y José Serralunga.

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Sergio Ferreira, coordinador, y Graciela Parma, tallerista. Este año es el 20º aniversario de la creación del Temps era Temps.

Foto: Guillermo Di Salvatore.

 

Leonardo Pez

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Un texto siempre habla de otro texto. Cita, alude, refiere, hace un guiño a una obra o autor precedente. En tiempos hipertextuales, pareciera más difícil escapar de lo que ya han dicho otros. La consigna que derivó en el libro “Cuentos que hacen el cuento” fue inspirada por Julio Cortázar. Con la coordinación de Sergio Ferreira, los nueve integrantes del taller Temps era Temps desagregaron y reactivaron otros sentidos en tres elementos nombrados por el escritor nacido en Bruselas: una esquina, un semáforo y una ventana.

Elvira y Julio son los protagonistas de esta historia ambientada en una suerte de Santa Fe macondiana, en donde siempre llueve. El ritmo de la esquina y de sus transeúntes es marcado por el semáforo, que sin embargo no pudo frenar el accidente que cambió la vida de la pareja. El relato es coral en un doble sentido: por un lado, surge del trabajo comunitario en el taller, y por el otro, porque los personajes se multiplican y aportan su visión de los hechos. Hay algo de runrún y conventillo en las opiniones cruzadas de Belmonte, del párroco don Cosme, el custodio, y los propios devaneos de Julio y Elvira. Al igual que el semáforo, todos son testigos y tienen algo que decir.

El libro

El libro surge en el taller. “Sergio planteó un módulo: el tiempo objetivo y el tiempo subjetivo”, recuerda Graciela Parma. Luego, el grupo realizó una lectura de teoría y literatura de ficción vinculada. Antonela Baldo, integrante de Temps era Temps, escribió un relato centrado en los sesenta segundos que tarda un semáforo en cambiar de color. A partir de ahí, la onda de sentidos se fue expandiendo. El taller se volvió lugar de discusión y de creación. Cada integrante aportó su cuota en la reanimación de los personajes que tenían poco brillo en el relato original. Es el caso de la mujer que miraba desde la ventana o del hombre de la puerta. “Cada uno escribía un personaje que se terminaba de delinear entre todos”, vuelve Graciela.

Además de la producción grupal homónima, el libro “Cuentos que hacen el cuento” incluye otras dos secciones. En una de ellas, se recrean tres reuniones de taller donde se precisan la temática, los libros propuestos, la metodología de trabajo y la producción. En la tercera y última sección, los talleristas muestran algunas de sus creaciones individuales. Reconoce Sergio Ferreira que la lógica de Temps era Temps se sustenta en dos nociones complementarias: literatura comunitaria y literatura cooperativa. “La creación es comunitaria porque se trabaja en forma grupal para todo lo que se elabora”. En tanto que “la edición es cooperativa” porque apunta a generar una propuesta que sea redituable para editar el próximo libro.

Presentación

Para la presentación en el auditorio de la UTN, se prepara una puesta en escena a tono con la historia de Temps era Temps. Apostando a lo no-covencional, la muestra se apoyará en las intervenciones de los artistas José Serralunga, Elisabet Pistoni y Pablo Casals. Elisabet interpreta una canción a capella, que hace de separador entre las atmósferas de la tragedia y de la comedia. Pablo colabora en el montaje de la lectura, mientras que José Serralunga fue el encargado de “plantar” a los autores en el escenario.

Tanto Ferreira como Parma destacan que “todos los integrantes del taller van a participar de la puesta en escena” y que ésta será focalizada en la lectura oral de los textos del libro. Para ello, se elaboró un guión en el que se atribuyen “distintos roles que no siempre coinciden con la parte que uno escribió”, revela la tallerista. El eje es el conflicto del cuento. Recuerda Ferreira que a lo largo de la puesta hay un muerto en el escenario. En homenaje a la técnica teatral del personaje ausente, “el muerto no está más, pero lo están cuidando”.

Aniversarios

Este año se celebra el 20º aniversario de Temps era Temps. Recuerda Sergio Ferreira que cuando se fundó el taller “el país se estaba vaciando de contenido cultural”. Las primeras camadas se juntaban los jueves a la tarde en la Casa de la Cultura. Había una “necesidad cultural de poder identificarnos, saber quiénes éramos” y eso le dio una marca al taller. “Hoy, somos un grupo que tiene una voz y una visión propia”. Pero los aniversarios redondos no se terminan. El año próximo se cumplirán quince años de la creación de “Los juegos del Temps”. El fondo editor nació en 2003 en el Teatro de la Abadía. Fue producto de las voluntades populares que luego de la crisis que afrontó el país, volvieron a organizarse en espacios menos convencionales como asambleas barriales. “Son años de lucha que pasan por lo cultural, pero también por lo político”. En estos veinte años, “Los juegos del Temps” tiene una treintena de ediciones, siendo una de las más destacadas “43 por Ayotnizapa”, libro virtual que rinde tributo a los docentes rurales mexicanos desaparecidos y asesinados, y que cuenta con el prólogo de Estela de Carlotto. Además, el fondo publicó autores de todo el país y de Europa, producciones que han viajado incluso al viejo continente.

Los talleristas

Clara Aimaretti, Antonela Baldo, Raúl Crisalle, Oscar Di Dio, Graciela Parma, Ruth Ramírez, María del Pilar Rodríguez, Alicia Talsky y Cecilia Zwiener.