Trombonanza 2017

Noche de estrenos mundiales

Anoche se inauguró la decimoctava edición de Trombonanza. La primera jornada incluyó, entre otras presentaciones, el Ensamble de todos los profesores bajo la dirección de los maestros John Frith y Michael Schneider.

Todos los profesores del Ensamble Trombonanza 2017 en la ejecución de “Dreamcatcher”, dirigida por Michael Schneider.

Foto:Manuel Fabatía

Leonardo Pez

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Una nueva edición de Trombonanza, la decimoctava, dio inicio anoche en la sala del Centro Cultural ATE Casa España. Pocos minutos después de las siete de la tarde, el escenario fue colmado por veinte músicos de remera turquesa, “los profesores del encuentro”, entre ellos el gestor de la movida Rubén Carughi, quien agradeció al público su presencia teniendo en cuenta que “para Santa Fe es temprano”. La velada, con varios estrenos mundiales, comenzó con “Dreamteather” de Anthony Barfield bajo la dirección del compositor y pianista estadounidense Michael Schneider.

La segunda pieza ejecutada fue “A beautiful noise” dirigida por su propio compositor, John Frith. En escena, había ocho músicos siguiendo el compás del director británico, que por momentos parecía desplazarse como un bailarín. La obra de tres movimientos incluyó, además, la participación del solista costarricense Adrián Najera-Coto a cargo del trombón bajo.

La tercera pieza fue un homenaje a “Oblivion” de Astor Piazzolla. La profesora Marcela Méndez, oriunda de Paraná, ejecutó el arpa en compañía de tubas, dando un sonido envolvente al recinto, con un tono entre fúnebre y celebratorio. Luego fue el turno de otro estreno mundial, “Meltdown”, escrita y dirigida por John Frith. En esta ocasión, lo inaugural de la obra es que se trató de la primera audición mundial con la dirección de Frith, quien la compuso originalmente para un concurso de instrumentos electrónicos. Además del compositor británico, el escenario contaba con trece instrumentistas, entre los que se incluía Carughi con su característico sombrero blanco con cinta negra.

Sonidos latinoamericanos

Otros dos estrenos mundiales continuaron la velada de los trombones, “Casquinha de Siri” (Gilson Antunes dos Santos) y “Machitun” (Francisco Lara Álvarez). Como maestro de ceremonia, Rubén Carughi destacó que hace pocos años no había obras para octeto de trombones y cuarteto de tubas, y hoy en día hay escritas más de cien, cincuenta de las cuales son argentinas. La obra traducida como “caparazón de jaiba”, dirigida por Michael Schneider, dio paso a su par “Machitun”, cuyo nombre designa un ritual mapuche en el que se tributa a los antepasados. Sobre el escenario, el homenaje consistió en ocho personas vistiendo una cinta sobre su cabeza, diseñada por la madre de Francisco Alaniz.

La séptima pieza fue “Nino, o Pernambuquinho” de Maestro Duda (José Ursicino da Silva), una música del nordeste de Brasil conocida como “frebo”. Un tono festivo invadió la sala, apoyado en los músicos de instrumentos de vientos y en Rafa Dure, incorporado hasta el final del espectáculo en batería y percusión.

Se acelera el pulso

La última escala anunciada en el programa fue “Las Vegas”, de Eric Crees. Dieciocho músicos con sus instrumentos de viento desplegaron en varios movimientos una atmósfera de casino, con sonidos que recreaban momentos de rock, jazz y swing, acompañados por Dure en la ejecución de batería, triángulo y demás instrumentos de percusión. Luego del aplauso y el pedido general, Carughi anunció que habría una pieza más, y que ése era el momento indicado para prender los celulares y filmar. El cierre del recital a cargo del Ensamble Trombonanza 2017 sorprendió a propios y extraños: una versión con trombones y percusión del hit del momento, “Despacito”. Fue el momento de relax, donde pudieron lucirse algunos solos, y Carughi bailó al ritmo de la música. Minutos después, un nuevo aplauso, y el saludo de los músicos, instrumento en alto, para celebrar que en Santa Fe, la capital del trombón, los vientos no han de cesar.