El deporte como refugio social

Los clubes barriales, un lugar de contención para los chicos

Deportivo Santa Rosa de Lima y Atenas de Santo Tomé, dos ejemplos de instituciones deportivas que trabajan con un mismo objetivo: sacar a los chicos de la calle. Los clubes se levantan en contra de las drogas y la delincuencia.

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Un sueño, camino a la realidad. La estructura contará con tribuna para locales y visitantes, vestuarios, sala de enfermería y cabinas de transmisión.

Foto: Luis Cetraro

 

Tomás Rico

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Los clubes barriales, que están afiliados a la Liga Santafesina de Fútbol, además de ser entidades deportivas, sirven de contención humana y social para miles de jóvenes santafesinos de diferentes barrios y localidades aledañas de la ciudad.

Entre ellos, se encuentran el Club Deportivo Santa Rosa de Lima, más conocido como La Casita, que hace 19 años es la institución deportiva del barrio más popular del oeste de Santa Fe y recibe a gente de los conglomerados vecinos.

Con el fútbol como excusa, más de 900 chicos -entre varones y mujeres- practican en las 14 categorías, desde Escuelita hasta el equipo de Primera División. En tal sentido, dirigentes de la institución dialogaron con El Litoral y explicaron cómo es comandar un club de barrio con escuetos recursos. “Tenemos chicos con problemas de adicción, algunos con discapacidad, pero para nosotros son todos iguales”, indicó Ana María Leiva, secretaria del club.

Tal es la necesidad de contar con el club que a las seis de la tarde el portón se abre y se llena de gente. Y a sabiendas de que la masa societaria proviene de Santa Rosa o lugares cercanos con características similares, el presidente, Adolfo Martínez, indicó que la cuota societaria no supera los $100: “Sabemos lo que le cuesta a cada familia y por eso el costo no es elevado. El que no puede pagar juega igual, no es un impedimento, de igual manera insistimos para que cumplan porque es un ingreso para solventar los gastos que tenemos”.

Por su parte, el Club Atlético Atenas de Santo Tomé, situado entre los barrios Sarmiento y El Chaparral, tiene cerca de 300 chicos que practican distribuidos en las 11 categorías. Su presidente, Miguel Cardozo explicó las diferentes cuestiones que vive la institución en lo cotidiano y remarcó la importancia social.

Al igual que en Santa Rosa, la cuota societaria y deportiva es baja y no supera los $200. “Las condiciones físicas o si les falta dinero para lo que sea no nos importa, queremos que se sientan parte”. Sobre esto puntualizó Cardozo: “¿Cómo le digo a un chico que no puede ir a jugar porque no tiene plata para el colectivo? Ahí radica el trabajo de inclusión social del club. Más allá de los logros deportivos, acá nuestro mejor premio es que jueguen todos”.

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Cerca de 300 chicos distribuidos en 11 categorías practican en Atenas de Santo Tomé.

Foto: Pablo Aguirre /Archivo El Litoral

Problemáticas

El graffiti pintado en la pared de ingreso al Gigante del Oeste -como se conoce al Club Deportivo de Santa Rosa- es claro y versa sobre el objetivo mayor de la institución: “Una hora más en el club, una hora menos en la droga y la calle”. El presidente indicó con tono de preocupación, pero no de desesperanza: “Es muy difícil cambiar la realidad, porque si los chicos están siempre en un entorno de gente que se droga, a la larga se van a terminar drogando. Por eso, el club sirve para que se sientan en un lugar sano, donde pueden hacer deporte, venir a comer algo juntos, a tomar mate, siempre con lo poco que tenemos intentamos hacer más para que lo sientan como un hogar”.

Esta relación constante en la que conviven las entidades barriales y el entorno, muchas veces provocó más que un susto. La delincuencia y la droga son los causantes de diversos problemas, que afectan tanto a los chicos que practican como a los padres y dirigentes. “Cuando asumí hace dos años nos, propusimos cambiar la imagen de la institución y que se empiece a respetar al club, porque había gente que hacía lo que quería, por ejemplo, un jugador había venido con un cuchillo y ocasionó algunos problemas, por suerte pudimos darle contención y hoy continúa jugando con nosotros”. Sumado a esta lamentable anécdota, el presidente de Atenas relató un hecho que pudo haber sido una tragedia: “Una vez tuvimos que salir con los chicos escondidos debajo de los asientos de los autos porque se había producido una balacera entre unas bandas en la puerta del club, pero no pasó a mayores. En los alrededores, siempre hay conflictos entre los grupos, pero por suerte no se meten a causar problemas en el club”.

Además de esta lucha de las entidades barriales, otro tema a subsanar por parte de los clubes es la alimentación deficitaria de los jóvenes que se acercan a entrenar. Aquí, la presencia del gobierno es fundamental, por ello, desde Bienestar Social de la Municipalidad de Santo Tomé otorgan alimentos ya sea para merendar en el club o cuando viajan a otra localidad a disputar encuentros. “Hay veces que tenemos que viajar a las ocho de la mañana pero los citamos una hora antes para que puedan tomar un vaso de leche y comer una factura, porque muchos vienen sin comer y a veces es la única comida que reciben en el día”, señaló Cardozo.

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Ana María Leiva y Adolfo Martínez, dos referentes para los chicos de Santa Rosa de Lima.

Foto: Pablo Aguirre /Archivo El Litoral

En crecimiento

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Miguel Cardozo, presidente de Atenas hace dos años: “Nos propusimos cambiar la imagen de la institución y que se empiece a respetar al club”. Foto: Mauricio Garín

A principios de este año, en el terreno adyacente a la cancha actual que utiliza el Deportivo Santa Rosa, se construye el nuevo reducto, el cual contará con tribuna local y visitante, vestuarios, una sala de enfermería y cabinas de transmisión. Este espacio fue cedido por el Arzobispado de Santa Fe y comenzó a edificarse con los fondos provenientes del Plan Abre, impulsado por el gobierno provincial. “El Estado nos entregó $880.000 a fines de diciembre, el cual fue invertido en su totalidad para las obras, además hay que destacar que tuvimos algunas ayudas económicas para poder continuar”, explicó Leiva. A su vez, indicó que están a la espera de unos aportes económicos que le prometieron dirigentes políticos y empresarios.

“Los fondos con los que estamos construyendo ya es a pulmón del club, lo que nos destinó el gobierno ya fue invertido”, expresaron los dirigentes. El tesorero, Luis Ojeda es albañil y está al mando de la obra, que avanza a paso firme gracias a lo que pueden recolectar cada semana con la organización cenas, venta de comida y los fines de semana de partido es cuando más pueden reunir. “Si todo marcha bien queremos terminar la construcción para fin de año y el año próximo ya poder usar la cancha”, coincidieron los dirigentes.

En el caso de Atenas, a un lateral de la cancha, está próximo a estrenarse el Salón de Usos Múltiples, lugar que servirá para practicar distintas disciplinas y que se construyó con los fondos que facilitó el Plan Abre. “La idea es comenzar a hacer allí otros deportes y utilizarlo además para realizar fiestas de 15, casamientos y lo que sea para juntar dinero que necesitamos”.

  • Una vez tuvimos que salir escondidos debajo de los asientos de los autos con los chicos porque se había producido una balacera entre unas bandas en la puerta del club, pero no pasó a mayores. En los alrededores, siempre hay conflictos entre los grupos, pero por suerte no se meten a causar problemas en el club”.

Miguel Cardozo, presidente de Atenas.

La óptica social

Los más chicos crecen rodeados de diferentes situaciones que modifican su comportamiento, desde la violencia doméstica, la delincuencia o el problema de adicción a cualquier tipo de estupefaciente. Sobre esto, la operadora psicosocial, Dora López, quien trabaja junto a los entrenadores y las diferentes categorías de La Casita, hizo hincapié en que “la problemática principal es la violencia doméstica, no sólo los golpes sino también la falta de recursos económicos que no satisfacen necesidades básicas, ya que no tienen para comer, comparten el colchón con los hermanos y el detonante de todo esto es la adicción a alguna droga, con la que hoy existe una gran tolerancia”. Para darle solución a esta cuestión, López explicó que una de las formas es concientizar a los jóvenes del respeto hacia los padres y de no ir drogados al club, por sobre todas las cosas. Empero, lo más difícil es tratar a los chicos en un diálogo grupal.“Tienen mucha resistencia, son muy tímidos, y que se abran a contar lo que les pasa es complicado. Para ellos la solución es jugar a la pelota”. Por ende, uno de los desafíos que se presenta es “instalar la conversación sobre alguna problemática en particular, es muy costoso porque hay niveles de exposición a nivel grupal. La contención principal tendría que empezar desde la casa, pero muchos padres no fueron contenidos en su momento y les falta autoridad como papá o mamá”.

El club que está lindante a las casas del barrio, sirve como refugio y contención para aquellos que no la encuentran, ya sea en la escuela o en la casa. “Muchos se aferran al club porque es un espacio saludable donde van a compartir y saben que no van a ir a drogarse”, contó.

 
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Últimos detalles. El 21 de agosto será la inauguración del Salón de Usos Múltiples en el Griego, lugar que abrirá el abanico a otras disciplinas.

Foto: Mauricio Garín