llegan cartas

El Papa Francisco: Vicario de Cristo

PROF. MARÍA TERESA REARTE

DNI. 6.844.546

Jesús dice en el Evangelio que “ningún profeta es bien recibido en su patria”. (Lc. 4, 24). El editorial del diario L’Osservatore Romano, que acompaña al diario Perfil, apunta que “parece que al igual que a Jesús, muchos pretenden cambiar, imponer, recomendar al Papa argentino otras agendas” que no son las suyas. De este modo el editorial vaticanista fija posición frente a la prensa argentina, empeñada en suponer diversas razones por las que el Papa Francisco aún no visitó la tierra donde nació.

Con diversidad de intenciones se le hacen correcciones para que cambie los destinatarios de sus cartas y sus gestos, o se le dice a quién debe o no recibir en audiencia, controlando el tiempo que dedica a unos y otros, tanto como el modo de comportarse del Pontífice, si sonríe o no. Hasta se ha llegado a señalar cuáles deberían ser las líneas teológicas apropiadas y “políticamente correctas” para sus viajes. Eso sin contar los intentos, algunos descomedidos, por involucrarlo en la política actual o en la campaña pre-electoral que se está llevando a cabo.

Muchas pueden ser las críticas. Pero el editorial expresa que el Papa no cambiará su agenda, ni el rumbo que haya decidido tomar. Y de eso estoy convencida. Puede que su perfil pastoral y su liderazgo popular (que no es lo mismo que populista) incomode a algunos centros y estratos de los poderes que gobiernan las naciones. Y hasta puede suceder y sucede que constantemente se aluda a las “luchas de poder” y/o a los “escándalos” en el Vaticano, quizás como un modo de esmerilar la autoridad del Papa, o la credibilidad de la Iglesia Católica. Pero es una lástima que no se dispense igual o más atención a los mensajes papales, a su prédica, o sus exhortaciones espirituales. A su conocida preocupación por los pobres, los marginados, los excluidos, la misericordia, la evangelización en el amor, los encarcelados, las víctimas de todo tipo de esclavitudes modernas. Lástima, repito, que no se preste atención a lo que el editorial de L’Osservatore Romano llama “la geopolítia espiritual de sus viajes apostólicos”. Y en cambio se ponga tanto empeño en presentar la imagen del Papa como la de un calculador, o un político, motivado por sus propias mezquindades. Quienes así piensan no han comprendido el ministerio del Vicario de Cristo y Sucesor de Pedro, tan amplio que aspira abarcar hasta los confines de la tierra, con múltiples facetas, y a la vez tan sencillo, aunque no simplista.

Hasta Joaquín Morales Solá argumentó en parte con criterios válidos, que “el Papa tiene deseos de viajar a la Argentina; pero quiere encontrar mejor momento para hacerlo”. De eso podría tratarse. De un momento favorable para su visita, no tanto desde el punto de vista político, sino sobre todo social. Por lo expuesto habría que esperar su visita para cuando ceda el nivel de conflictividad entre los argentinos. Esto es: para cuando su presencia en su Patria pueda ser motivo de unión, no de confrontación o división.

Más allá de estas especulaciones es sabido que el viaje papal a la Argentina no tiene confirmación oficial. Y que persiste el interrogante al respecto. Pero también se sabe que la demora en visitarnos no depende tanto del consejo de sus asesores habituales, sino que principalmente y con más exactitud depende de que los argentinos generen un clima de paz social y entendimiento para dar una cordial bienvenida al Pontifice que partió de este suelo. Y hoy es el Pastor de la Iglesia extendida por el mundo.