Las dos caras que dejó Argentina...

Una selección llena de ineficacia e impotencia

En el primer tiempo era para golear y no pudimos meterla; en el segundo, el cuadro se agravó por la confusión y la desesperación. Y estamos frente a un gran problema.

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El mejor de todos. Marcos Acuña armó una gran jugada por izquierda, metió el centro para la entrada de Icardi pero Feltscher se la llevó por delante y la metió en su propio arco. Sampaoli puso al ex Racing por izquierda, que es su lugar en la cancha.

Foto: Efe

 

Enrique Cruz (h)

(Enviado Especial a Buenos Aires)

Cuesta creerlo pero es la realidad. Con una constelación de estrellas, Argentina ha quedado a un paso de un fracaso que golpearía como nunca las estructuras del fútbol argentino. Esas mismas estructuras absolutamente deterioradas desde el momento en que la muerte de Grondona dio inicio a una crisis de conducción que también provocó una erosión profunda en la misma selección. Es muy difícil que el cuerpo funcione bien si la cabeza falla. Recién ahora el fútbol argentino pretende iniciar un camino de reconstitución dirigencial, aunque de mi parte tenga muchas dudas respecto del éxito en sí no sólo de la gestión sino del camino emprendido. Pero acá hay razones extrafutbolísticas que nos llevaron a esta situación deportiva extrema. En tres años cambiamos dos veces de entrenador. Pasamos de una escuela (la de Martino), a otra distinta (la de Bauza) y volvimos a dar el barquinazo para meternos en una tercera diferente a las otras (la de Sampaoli). Se pidió renovación y el técnico la hizo. ¿Se le puede pedir más a un técnico que lavó la cara del equipo con Icardi, Dybala, Fazio, Pizarro, Acosta, Rigoni, Benedetto y Acuña? Algunos habían tenido minutos, sólo minutos con los otros entrenadores. ¿Se equivocó ayer en los cambios?, sí, se equivocó. ¿Se equivocó en poner a Acuña de “8” con los uruguayos y obligado a retroceder hasta marcar el lateral?, sí, se equivocó. Pero Sampaoli es el menos responsable de todos. Tomó un fierro caliente y por cuatro partidos. Sin tiempo para nada, sólo para ganar. Dominó en los dos partidos que jugó, planteó un juego ofensivo y no hubo una directa relación entre ese dominio y tenencia de pelota, con el resultado final. Los partidos se ganan con goles y Argentina no los hizo. En realidad, no los hace desde que empezaron las Eliminatorias, porque cuesta creer que un equipo como el nuestro, con el poderío ofensivo individual de sus jugadores, sólo tenga 16 goles en 16 partidos.

Pero aquí estamos. Complicados y aturdidos, como dice la canción. Lamentando un partido que era para un 2 o 3 a 0 en el primer tiempo, por lo menos. Y que a los 5 del segundo, perdíamos. Lo único bueno que pasó, fue que empatamos enseguida. Pero la imagen de ese primer tiempo en el que erramos situaciones casi a mansalva, permutó en un segundo tiempo de frialdad, impotencia y jugadores que se escondían o que no aportaban ninguna claridad.

Otro tema: el de la Messi-dependencia. Varias veces se escribió sobre esto. No pretendo insistir sobre cuestiones ya archi-conocidas. Por ejemplo, que el técnico de turno debe buscar variantes para que no todo pase por Messi. Ahora, me pregunto: si un equipo tiene un jugador como Messi, ¿no es natural que se lo busque? Tan obvio que para ganar partidos hay que meter la pelota en el arco rival, algo que hicimos bastante poco en estas Eliminatorias. Y Messi responde. Siempre responde. Encontró algo de respuesta en Di María al principio y en Acuña después. Por izquierda, Argentina hizo muy bien las cosas. Por derecha no tanto. ¿Por qué no encaró más Acosta?, ¿y por qué, cuando lo hacía, se frenaba y no tiraba centros? Hubo un momento en que ese fue el partido que pergeñó Sampaoli, inclusive cuando metió dos “9” (Icardi y Benedetto), quienes compartieron cancha un ratito nada más. Flojísimo Pastore cuando entró, lagunero lo de Dybala, impreciso a veces lo de Banega. No apareció la jerarquía individual ni tampoco la eficacia para convertir. Con una que entrase, de las muchas que se crearon en el primer tiempo, todo habría sido distinto.

Nos metimos solos en un problema grande. No puede ser que hayamos empatado los dos partidos con Venezuela, que hayamos perdido uno con Bolivia, que hayamos perdido de local con Ecuador y con Paraguay. Argentina fue Argentina en los dos partidos con Colombia o en la victoria con 10 ante Uruguay, cuando Bauza lo puso a Alario de “8”. Pero en el camino quedaron puntos inadmisibles, inexplicables y hoy entrañables.

Síntesis

Argentina 1

Venezuela 1

Estadio: Monumental de River.

Arbitro: Roberto Tobar Vargas (Chile).

Argentina: Sergio Romero; Javier Mascherano, Federico Fazio y Nicolás Otamendi; Lautaro Acosta, Guido Pizarro, Ever Banega y Angel Di María; Lionel Messi, Mauro Icardi y Paulo Dybala. DT: Jorge Sampaoli.

Venezuela: Wuilker Fariñez; Víctor García, Jhon Chancellor, Mikel Villanueva y Rolf Feltscher; Arquímedes Figuera y Junior Moreno; Jhon Murillo, Yangel Herrera y Sergio Córdova; Salomón Rondón. DT: Rafael Dudamel.

Goles: en el segundo tiempo, 4m. Jhon Murillo (V); 8m. Rolf Feltscher, en contra (A).

Cambios: en el primer tiempo, 24m. Marcos Acuña por Di María (A). En el segundo tiempo, 17m. Darío Benedetto por Dybala (A); 29m. Javier Pastore por Icardi (A); 31m. Juan Colina por Herrera (V); 36m. Josef Martínez por Rond•n (V); 43m. José Velázquez por Córdova (V).

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Fazio va con todo sin medir consecuencias a disputar la pelota con un compañero (Pizarro) y con un rival (Chancellor).

Foto: Efe

88 Partidos

Lleva jugados Di María con la camiseta de la selección, pero la curiosidad es que salió reemplazado en 45 de ellos, o sea el 51 % de los encuentros.

Bajo la lupa

ROMERO (5).- Debió intervenir una sola vez y no lo hizo: fue el mano a mano que terminó en gol. De todos modos, sería injusto echarle la culpa del gol.

MASCHERANO (5).- Posición desacostumbrada para él. Al principio, le metió una pelota de gol a Icardi.

FAZIO (5).- Defender en campo amplio lo complica porque es un jugador de desplazamientos lentos. Atacó poco Venezuela, no tuvo mucho trabajo.

OTAMENDI (5).- Igual que sus compañeros de la línea de tres, con escasas responsabilidades porque el rival subió esporádicamente en el terreno.

PIZARRO (5).- Atento a recuperar de inmediato la pelota cuando algún compañero la perdía. Fue el más defensivo de los volantes.

DYBALA (4).- Se paró como volante interno por derecho, aunque con facilidades para rotar por todo el frente. Algún remate de media distancia y escasa presencia adentro del área. Se cayó por completo en el segundo.

BANEGA (5).- En el primer tiempo arrancó bien y administró correctamente la pelota. Cometió un error en la jugada que terminó en gol de Venezuela. Entró después en la impotencia del resto.

MESSI (6).- Lo mejor y de lo poco para rescatar. Habilitó con claridad a sus compañeros. Debió juntarse más con Acuña en el segundo.

ACOSTA (4).- No se entiende por qué motivo no trató de terminar las jugadas en las que pudo desbordar. Generalmente terminaba enganchando para adentro y volviendo la pelota hacia atrás o hacia el medio.

ICARDI (4).- Está claro que su función es meterla y tuvo tres situaciones muy claras y no lo consiguió.

DI MARÍA (6).- Estaba jugando muy bien y apuntaba para figura, pero otra vez se lesionó y quedó afuera de un partido clave.

ACUÑA (7).- Terminó siendo la figura del equipo, responsable del gol del empate y desequilibrante jugando por izquierda y no por derecha, donde equivocadamente lo puso Sampaoli ante Uruguay.

BENEDETTO (4).- Al principio se paró de doble “9” con Icardi, después quedó solo por el medio pero en un momento de mucha confusión.

PASTORE (4).- Su ingreso fue para aportar claridad y no lo hizo. Entró en la impotencia y su juego no transmitió nada al equipo.