Jorge Célico, el argentino que dirige a Ecuador, con El Litoral en Quito

“Jugaremos por el honor y a ganar”

Tuvo un solo partido dirigido en Primera, cuando en un interinato en Huracán consiguió vencer a River en el Monumental. Habló de Alexander Domínguez y dijo que “es tan buen arquero como gran persona”. Se sorprende con todo lo que le pasó a la Argentina en estas Eliminatorias.

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Jorge Célico, el argentino que reemplazó a otro argentino, Gustavo Quinteros, con El Litoral en el estadio Atahualpa de Quito. Tuvo muchas palabras de elogio hacia el arquero de Colón.

Foto: El Litoral

 

Enrique Cruz (h)

(Enviado Especial a Quito, Ecuador)

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Se jugaba la sexta fecha del torneo Apertura del 2002. Era 1º de septiembre y un River que tenía al “Bichi” Fuertes, al “Chino” Garcé y a Leonardo Astrada, entre otros, se enfrentaba a Huracán en el Monumental. En el Globo, varios apellidos que no hicieron historia en el fútbol grande y otros que sí. Martín Ríos, Rodolfo Graieb, Pablo Lavallén y Juan Carlos Padra eran algunos de ellos. “El Torito” Cavenaghi y Cuevas estaban en el banco de aquel River que dirigía el profesor Manuel Pellegrini. Sin embargo, Huracán le amargó la tarde y le ganó 2 a 1. En el banco, un desconocido Jorge Célico se dio el gusto de dirigir interinamente y de ganar. Fue sólo ese partido en Primera de la Argentina y dirigiendo al club de sus amores. Se terminó allí. Célico decidió emigrar y así fue que eligió Ecuador, trabajó en El Nacional, en la Católica y luego en las formativas. Ahora, le tocará —ni más ni menos— que ser el juez de la clasificación de Argentina para el Mundial.

Célico, se nota, siente un cariño especial por Santa Fe. Y así se lo manifestó al enviado de El Litoral antes del entrenamiento que su selección realizó en pleno campo de juego del estadio Atahualpa, en un momento en que la lluvia —que parece instalada en el ambiente hasta el mismo día del partido— le dio un respiro.

—¿Cómo se siente teniendo enfrente suyo la posibilidad de quitarle todo a Argentina?

—La gran responsabilidad que tenemos nosotros es la de jugar con dignidad y salir a ganar el partido. Acá no hay otra especulación posible. Argentina es una selección tremendamente poderosa que se puede despertar en cualquier momento. Y tiene a Messi, que es el mejor jugador del mundo.

—Atacar, esperar, ¿cuál es la idea?

—Atacar. Nosotros saldremos a atacar, vamos a desplegar un juego ofensivo, es lo que sabemos hacer y es lo que le estuve inculcando a los jugadores.

—¿Cómo analiza este momento de Argentina?

—Raro. No es común que una selección cambie tantas veces de entrenador. Acá, hay un problema a nivel dirigencial. Se fueron Sabella, Martino, Bauza, que son grandes entrenadores y que habían realizado un gran trabajo, sin dudas. Ahora está Sampaoli con esta necesidad extrema de clasificar al equipo para el Mundial.

—¿Y ustedes?

—Ya quedó allá lejos ese arranque espectacular y las cuatro victorias consecutivas, una de ellas ante Argentina. Llegamos a esta instancia y lo que nos queda es levantar la bandera de la dignidad y la honestidad, para darle una alegría al pueblo ecuatoriano, que se la merece.

—¿Influye la altura?

—Yo dejé en Quito a seis jugadores que muy posiblemente jueguen este partido. Es influyente, sin dudas. Sampaoli lo debe saber muy bien.

—¿Cómo se puede explicar que Argentina tenga tan pocos goles con la capacidad y jerarquía de los jugadores que cuenta del medio hacia arriba?

—Es un poco lo que decía anteriormente, en cualquier momento esos mismos jugadores se destapan y dejan de perderse oportunidades. Es un equipo muy poderoso y lo tiene a Messi. Es imposible que un jugador no sienta admiración por otro que hace las cosas tan bien. Es algo natural, por más que el martes lo tengan como rival. Pero también les digo que ellos tienen que sacarse de la cabeza la idea de que enfrente tendrán a un equipo más grande y con más historia y jerarquía individual.

—Acá se habla mucho de cuestiones extradeportivas...

—¡Que no las comparto!

—Se habla del arbitraje y de otras cosas...

—En mi carrera, nunca estuve involucrado o en conocimiento de nada que tenga relación con esto que se dice o que se sospecha que pueda pasar. Acá hay que dejar bien en alto la honestidad no sólo de un grupo de jugadores que representará a Ecuador en un partido de fútbol, sino de los deportistas en general. Es sólo un partido de fútbol. Y como todos saben, en 90 minutos de fútbol pueden pasar muchas cosas, pero todas dentro de la ley y sin sospechas extrañas.

—¿Por qué no lo convocó a Alexander Domínguez?

—Porque cuando me designaron estaba empezando a atajar en Colón, pero quiero dejar en claro que más allá de que hubo una fuerte renovación, Alexander es un grandísimo arquero y una excelente persona. Aprovecho esta ocasión para mandarle un gran abrazo, sé que le están yendo muy bien las cosas en Colón, que está teniendo continuidad y que esto es lo que a él le sirve. Lo apreciamos mucho y se ganó el cariño de todos en este grupo.

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Debutó el jueves. En la imagen, Célico discute con el chileno Arturo Vidal, después de que le gritaran el gol en la cara sobre la hora. Dijo que nació en Argentina pero su corazón es ecuatoriano.

Foto: EFE

En diálogo con El Litoral, Villacís bajó los decibeles

Carlos Villacís es el presidente de la Federación Ecuatoriana desde el año pasado y hace unos días lanzó una dura advertencia a los jugadores de su selección. “Está prohibido perder contra Argentina”, dijo el presidente, quien tuvo un apartado con El Litoral luego de hablar con los colegas ecuatorianos que aguardaban su llegada al estadio Atahualpa de Quito para conocer su pensamiento del partido y de la renovación que se puso en ejercicio en el fútbol de este país.

—¿Qué es este partido para Ecuador, Carlos?

—Un partido más. Quien está hablando contigo, tomó la valiente decisión de renovar el 90 por ciento de la selección y que decidió contratar a un hombre que hace quince años que vive en Ecuador y que es el director de nuestras divisiones formativas. Estamos haciendo, con Célico, lo que se hizo con Dudamel. Estamos en esa línea, la de trabajar para el futuro, y creo que va a ser por el bien del fútbol ecuatoriano.

—¿Qué es lo que intentarán cambiar?

—La actitud. Quiero una selección que juegue con compañerismo, con hermandad, sabiendo que solos no pueden hacer nada.

—¿Lo sorprende este momento de Argentina?

—En fútbol no hay nada escrito y por algo se dan las cosas. En Ecuador también tenemos figuras de renombre mundial, y mire dónde estamos, jugando sólo por la dignidad y el honor.

—¿Alexander Domínguez?

—Me alegro mucho, es un gran arquero, joven y con mucho futuro. Seguramente volveremos a contar con él.

—¿Qué opinión tiene del “Patón” Bauza?

—La mejor, hizo un gran trabajo en Liga de Quito, se casó con una ecuatoriana y tiene un gran renombre en este país. Sabemos que está trabajando en Arabia y no descarto que en la fecha Fifa de noviembre vayamos a jugar allá. Porque este grupo seguirá trabajando para el futuro.

—¿Con Célico?

—Él es el encargado de las formativas. Vamos a ver qué opina el consejo directivo de la Federación. Si ellos están de acuerdo, lo titularizaremos. Célico seguirá trabajando con nosotros porque es un hombre que lo hizo muy bien. Ahora, si la pregunta va dirigida a ser el técnico de la selección mayor, lo que le tengo que decir es que esa decisión es del consejo directivo. Si ellos están de acuerdo, dejará de ser interino para convertirse en titular.

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Como es ya una costumbre, El Litoral recorre el mundo para cubrir con una mirada santafesina lo que sucede con la Selección Argentina. Enrique Cruz (h), el enviado especial, ya pisó el césped del estadio Atahualpa, donde Messi buscará la clasificación a Rusia 2018.

Foto: El Litoral

“La pelota no dobla”

Los 2.850 metros de altura sobre el nivel del mar de Quito es otro condimento para este partido, mucho más a partir de aquellas declaraciones de Daniel Passarella, cuando la selección que él dirigía llegó a esta ciudad para enfrentarse a Ecuador y desplegó aquella frase que se “popularizó” y aún hoy se la recuerda: “En Quito, la pelota no dobla”.

Ganó Ecuador aquella vez, con goles de Montaño y Eduardo Hurtado, como también repitió ese mismo marcador (2 a 0) cuando el técnico era Pekerman y también cuando llegamos de la mano de Maradona, antes del Mundial de Sudáfrica. El último antecedente es el 1 a 1 con Sabella, y la última victoria se dio con Bielsa: 2 a 0 con goles de Verón y Crespo.

Si dobla o no dobla, es un detalle más. Lo concreto es que la altura ha sido siempre un enemigo para cualquier equipo argentino que pise esta clase de escenarios. Costó mucho ganar en Bolivia y también acá. Por eso, la inteligencia para plantear el partido tiene que ser una de las grandes virtudes. Paciencia extrema, dosificación y capacidad para hacer, estratégicamente, lo que conviene, son los elementos que Argentina tendrá que sacar a relucir. No queda otra. La altura es un condicionante. Y en algo se coincide con Passarella: el recorrido de la pelota no es el mismo. El error sería tenerlo muy metido en la cabeza como para que se convierte en un elemento paralizador. Ya tenemos demasiado con la obligación extrema de ganar, como para seguir agregando cosas que perturben.