Reformas fiscal y coparticipación

Recalculando

Macri invita a sacar el lápiz rojo y tachar los déficit mientras se bajan impuestos. Ayer propuso un esquema de cómo lograr eso que parece imposible. Si no resulta el consenso, ¿será el turno del rigor?

 
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Ignacio Hintermeister

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No es para pintarse los labios, aunque no faltarán opositores que digan que lo que Macri pide es la rendición. En todo caso, las provincias tienen una semana para sacar aquel lápiz rojo que prometía Eduardo Angeloz, fallido presidenciable radical, antes de ir al próximo plenario de mandatarios con la Casa Rosada.

¿Que hará Santa Fe de aquí hasta el jueves? En principio, el ministro de Economía, Gonzalo Saglione, comenzaba a analizar hoy con sus equipos técnicos cuánto cuesta el esquema que plantea presidencia. Ingresos Brutos -en lo que va del año- significa para la provincia 77% de sus recursos propios, que a su vez son 35% de los totales. Sellos aporta alrededor de 14% en ese esquema.

Calculadora en mano, Saglione debe traducir proporciones en números: ¿cuánta plata significa reducir Ingresos Brutos y Sellos? En principio, Santa Fe no compensará esas supuestas bajas con aumentos en patentes (es insignificante para la plata que entra a la Casa Gris) ni con incrementos en los inmobiliarios, que aportan no más del 8% de los recursos propios. Dígito más o menos.

Miguel Lifschitz mandó a la Legislatura un presupuesto provincial equilibrado, que no tiene déficit en 2018. Pero que incluye recursos de impuestos que la Nación pide reducir. Y una coparticipación que tiene ventajas con sus pares desde que la Corte le devolvió el 15% que Cristina le descontó a los santafesinos ilegalmente durante años.

El borrador que Rogelio Frigerio entregó a los mandatarios provinciales supone que en 2018 se elimina el artículo 104 de la ley de Ganancias que ponía techo al reparto del conurbano y mandaba parte de esos recursos a la Anses. Ahí ganan las provincias, en particular Buenos Aires, por lo que María Eugenia Vidal estaría dispuesta a bajar su juicio a la Nación. Aunque aclara que quiere el triple respecto de los $ 20 mil millones más que recibiría el año próximo.

Pero la reforma de Macri también propone que se deje de coparticipar el 30% del impuesto al cheque, que iría todo a la Anses. Y como el pago de ese impuesto sería a cuenta de Ganancias, este último impuesto -que sí se coparticipa- recaudaría menos y ahí las provincias pierden. Y -a ojo de buen cubero- en el global, pierden más de lo que ganan. Son millones, muchos, inciertos.

La zanahoria y el garrote

Se habló de una “compensación” de la Nación a las provincias. Se rumoreó unos 16 mil millones de pesos fijo que después de irían actualizando por inflación. Pero se parte de un monto fijo y la duda es si eso alcanza para que la reforma sea “neutra”, tal como lo ha prometido la Casa Rosada.

Ésa es la otra cuenta que hay que empezar a hacer en cada distrito. Y después observar que en la medida en que la economía suba, la recaudación mejoraría más que la inflación... si se cumplen los pronósticos de crecimiento oficialista.

¿Qué pasa si las provincias no firman? En principio, la Casa Rosada sugiere que no habrá prórroga a la suspensión del pacto fiscal del ‘93, por lo que cada distrito debería dejar de cobrar ingresos brutos en lugar de reducirlo gradualmente. Algo así como: “El que no quiere ir a Guatemala, se queda en Guatepeor”.

Peor aún está la amenaza del Fondo Soja. Lo creó Cristina por decreto en 2009 para repartir el 30% de la recaudación de retenciones sobre granos exportados. Macri podría eliminarlo total o parcialmente a sola firma; hasta septiembre ese fondo repartió $15.548 millones; Santa Fe recibió $1.342 millones.

La fe en el buen juicio

“Que todos bajen las demandas cruzadas”, fue la premisa del entendimiento según Rogelio Frigerio. ¿Le pedirán a Miguel Lifschitz que baje la nueva demanda ante la Corte por el juicio que ya ganó Santa Fe?

Suponen en la Casa Gris que eso es cosa juzgada. Suponen, creen, quieren. Lo cierto es que Santa Fe calculó ante el Supremo Tribunal que la Nación le debe unos $51 mil millones “actualizados” por la sentencia que la Casa Rosada incumplió.

Pero Marcos Peña le dijo al senador Omar Perotti días atrás que la suma adeudada no supera $22 mil millones. Y mientras, Rogelio Frigerio la quiere pagar con obras, Miguel Lifschitz la quiere cobrar en bonos o cuotas, pero reclama la plata.

¿Triunfaremos?

“Todos unidos” es la premisa de “la marcha”; ¿podrán ser hegemónicos en la negociación o las grietas se abrirán en el frente de los mandatarios opositores, no sólo peronistas? No hay que olvidar que la discusión es por plata. Además, Macri cuenta con las urgencias de provincias endeudadas y la diáspora que supone Cristina en un PJ hoy incierto. El presidente quiere que los mandatarios apoyen la reforma previsional; en la CGT temen que tenga éxito y -por eso- ya despuntan la idea de paros, si sus propias negociaciones con gobernadores y legisladores no dan resultado.