ESTIMAN QUE POSIBILITA UN AHORRO DEL 30 % EN GASTOS GENERALES

Más de 250 empresas participan del programa Producción más Limpia

Permite mejorar la competitividad y reducir el impacto ambiental de las actividades económicas. Pertenece al Ministerio de Medio Ambiente que trabaja en conjunto con Producción. Cómo funciona en la teoría y en la práctica, a través de dos experiencias.

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Edgardo Seguro, subsecretario de Gestión Ambiental del Ministerio de Medio Ambiente de la provincia.

Foto: Flavio Raina

 

Nancy Balza

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Ahorrar, mejorar las condiciones de trabajo, generar un vínculo amigable con el medio ambiente y sumar capacidad productiva son los objetivos del programa Producción más Limpia que se desarrolla en el Ministerio de Medio Ambiente de la provincia. El subsecretario de Gestión Ambiental, Edgardo Seguro, fue el encargado de explicar a este medio detalle de una estrategia que se puso en marcha en 2008, “prácticamente con el inicio de la administración del Frente Progresista” y que pasó de una pequeña unidad de trabajo, a un decreto de Antonio Bonfatti que en 2011 le dio institucionalidad al programa y alcanzó, en la gestión de Miguel Lifschitz una estructura propia en el gobierno. “Esa evolución es importante porque permite mostrar la continuidad de la política ambiental”.

—¿Cuál es el objetivo de Producción más Limpia?

—El objetivo siempre fue trabajar con las empresas para mejorar su eficiencia ambiental, cuestión que redunda en su eficiencia productiva. La realidad es que los impactos ambientales negativos en todas las actividades -industriales, de servicios, pecuarias, agrícolas- tienen que ver con ineficiencias en el sistema productivo: se desperdician recursos, se gasta más agua, más energía, se desechan elementos que podrían ser vendidos, reciclados o recuperados. El efecto inmediato de la aplicación del programa es que se mejora la productividad, se gasta menos energía y agua, la mano de obra es más productiva y por lo tanto se abre la posibilidad de incorporar más personal. O sea que con el mismo recurso, se aprovechan mejor los insumos, materiales y mano de obra. Esto permite a la empresa producir más, ser más eficiente y a su vez blanquear su proceso ambiental, de manera que la provincia la pueda acompañar.

—¿En qué se diferencia de procesos anteriores?

—Con los mecanismos históricos de control y castigo, si había una ineficiencia o un problema, se sancionaba y después se corregía la situación con el impacto ya producido, a la vez que había una pérdida económica por las sanciones. Este proceso es voluntario, la empresa acepta participar y permite que en una tarea conjunta con el Estado se observen y encuentren los problemas y se analicen las mejoras: si el problema es la pérdida de agua, en lugar de sancionar, se va a trabajar en cómo reducirlo. En consecuencia, la empresa mejora su productividad, se vuelve más eficiente y gana más dinero, aunque en realidad pierde menos. El potencial de ahorro es el 30 % de los gastos generales.

—¿Cómo se decide qué empresas se pueden incorporar al programa?

—La provincia decidió trabajar por cadenas de valor. Desde 2009 se trabaja con industria láctea, del mueble, del cuero; las directas y las que están relacionadas. Eso no sólo implica comprender el proceso sino también trabajar con las cámaras, generar un mayor conocimiento por parte del Estado, y tiene como plus que a veces la ineficiencia es de la empresa pero en ocasiones hay problemas no resueltos de la cadena de valor: por ejemplo el tema de los efluentes y el uso del suelo en las industrias lácteas. Entonces, se trabaja para encontrar soluciones globales.

Hoy son más de 250 empresas las que se incorporaron en distintas etapas del programa. Algunas ya desarrollaron una medida, otras dos o tres. La provincia, a través de los consultores, dice cómo hacerlo y la empresa sigue después en esa tarea: la acompañamos tecnológica o profesionalmente, pero luego el empresario sabe hacia dónde va.

—¿Cómo se realiza este acompañamiento?

—El proceso dura tres o cuatro meses. Se asigna un profesional de Medio Ambiente más uno del grupo empresario que va a quedar como asesor y se empieza a trabajar en todos los procesos: en el agua, la energía, los materiales. Hay una clase teórica con herramientas que permiten identificar el problema y a la clase siguiente se va con los consultores a la empresa. Al promediar el curso, la persona tiene identificados los problemas y las posibles soluciones, y se hace un plan específico de acción. Se ponderan los problemas según el nivel de gravedad y las posibles salidas para establecer cuál es la más económica, de manera que se pueda dar un vuelco rápido a la gestión.

Con esta información, el empresario puede solicitar un préstamo para llevar adelante la acción recomendada. Hemos visto que más allá de lo que el Estado pone de dinero, el empresario invierte lo mismo o más porque entendió de qué se trata.

—¿Cómo se accede a los fondos?

—A la hora de obtener un crédito, se puede apelar a dos formatos: para las pymes más grandes que son sujetos de crédito bancario hay una línea del Banco Nación que trabajamos junto con la Secretaría de Industria de la provincia. Se trata de créditos blandos para pymes con posibilidad de endeudamiento y cartera de préstamos saneada.

Para aquellas pequeñas o micro empresas que no alcanzan los estándares para acceder a un crédito se generaron unidades locales micro-regionales, que asisten a varias localidades. Allí se forman consultores y se asigna dinero para organizar el espacio de trabajo y posibilitar un préstamo de hasta 200 mil pesos a muy baja tasa. “Aquí es donde el programa mostró sus mayores bondades con empresas que no son sujeto de crédito y pueden organizar su gestión ambiental. Cuando terminaron el proceso, se convirtieron en pequeñas empresas en blanco, salieron de la informalidad, pasaron de ser sujetos de subsidios a ser sujetos de créditos bancarios de mayor envergadura.

EN PROCESO

En la actualidad, se trabaja con las cámaras empresarias: todas las empresas de la industria del cuero están dentro del programa; la industria láctea tiene 23 firmas incorporadas y el Parque Industrial de Sauce Viejo se sumó en una primera etapa con 10 firmas.

“Para este año está previsto sumar otras cadenas de valor y trabajar en una complementación internacional con otros países que están más avanzados en esta temática, como Brasil”, anticipó Seguro.

Por otra parte, se prevé poner en marcha nuevas unidades locales de gestión y más unidades sectoriales distribuidas por la provincia, a la vez que se contempla fortalecer el trabajo con otras áreas, como turismo y el sector frutihortícola.

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254 empresas

de toda la provincia participaron hasta ahora del Programa de PML.

ESPECIALIZACIÓN

En abril de 2018 se iniciará la segunda edición de la diplomatura en producción más limpia y eficiencia ambiental, que se realizará en la localidad de Chañar Ladeado (departamento Caseros). Se abordarán contenidos de gestión de los residuos, de las emisiones, de la energía y de los materiales; manejo sustentable del agua y producción primaria, entre otros. Como en su primera edición, que se concretó en 2017 en Villa Ocampo, está dirigida a agentes de la administración pública nacional, provincial o local, de áreas de Medio Ambiente o Producción.

EN EL COFEMA

Santa Fe presidió la Comisión de Producción Más Limpia del Consejo Federal de Medio Ambiente (Cofema) en el período 2016-2017 y en ese marco trabaja con las provincias de Chaco y San Luis. Para este año se espera iniciar una labor similar con La Rioja y Córdoba.

TURISMO SOSTENIBLE

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Con la incorporación de tecnologías amigables con el medio ambiente, el molino que da nombre al complejo de cabañas permite extraer agua para todo consumo.

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Cabañas estilo rancho que aprovechan un recurso natural como la paja. El agua de las piletas se reutiliza para el riego del parque.

Fotos:Gentileza.

En Santa Rosa de Calchines se erige el complejo de cabañas El Molino, del Arq. Guillermo Kees Scotta, un emprendimiento familiar que ya tiene 20 años de desarrollo y que “no agrede al medio ambiente”, asegura el profesional. Allí se aplicó un criterio de construcción que respeta al rancho islero “pero puesto en valor, con confort, seguridad para las tormentas y aislación acústica e hidráulica”.

Utilizar paja para el techo fue el “primer gol de media cancha”, asegura Kees, mientras aclara que cada 7 ú 8 años se renueva el material que “crece naturalmente y le da vida al lugareño; mucha gente se dedica a hacer paneles de paja que se utilizan como cubierta”.

Mientras tanto, el molino que da nombre al complejo permite extraer agua de las napas, “de una forma no agresiva y con un bombeo lento”; todo para obtener un elemento de buena calidad, tanto para beber como para llenar las piletas cuyo contenido se reutiliza para regar el parque.

Con la incorporación en el programa Producción más Limpia “vimos que podíamos dar un gran salto en el aprovechamiento del sol para calentar el agua, el reemplazo de los inodoro mochila -que se rompen y derrochan agua- por el sistema de válvulas de doble volcado y el relevo de lámparas, que ya eran de bajo consumo, por led”.

La fuerte tormenta de unos veranos atrás dañó el molino original; hubo que instalar otro y se aprovechó para colocar paneles que iluminan parte del parque. Luego, se incorporó un motor ecológico para la embarcación destinada a paseos y avistajes, aunque esta innovación se hizo por fuera del programa provincial porque se trata de un equipo importado.

En una segunda etapa se instalaron 10 calefactores solares, uno para cada cabaña. “Hoy les puedo contar a los turistas de qué se trata y los puedo impulsar a que inviertan en esta tecnología a partir de la propia experiencia”.

“Son todas acciones que van sumando y esfuerzos que hacemos porque nos enamoramos del lugar y queremos cuidarlo”, concluye Kees Scotta acerca de una práctica que fue seleccionada para integrar uno de los diez capítulos del libro “Emprender el camino”, destinado a profesionales y emprendedores.

UNA FÁBRICA EN MEJORES CONDICIONES

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El acceso a nuevas máquinas permitió a la cooperativa La Fábrica, de Villa Ocampo, mejorar las condiciones de trabajo de sus operarios.

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La cooperativa La Fábrica es una de las 30 empresas que participan del programa provincial en Villa Ocampo.

.Fotos:Gentileza.

Julio Vallejos es el presidente de la Cooperativa de Trabajo La Fábrica Ltda., de Villa Ocampo, que se constituyó como tal en el año 2010. Un año después ingresó en el programa Producción más Limpia.

Allí se fabrican zapatillas, sandalias, zapatos y calzado escolar, en base a una demanda estacional que reorienta la producción, pero siempre en un marco complejo para la actividad, una de las más castigadas por la situación económica, sobre todo durante 2017.

Más allá de este contexto, las gestiones realizadas a través de Medio Ambiente permitieron acceder a nueva maquinaria y mejorar las condiciones de trabajo. En este caso, una y otra cuestión están directamente vinculadas. “Se usaban ocho latas de pegamento por semana, el ambiente era insalubre, había riesgo de incendio y el olor a solvente era insoportable”, describe Edgardo Seguro sobre la situación que encontraron los representantes de la subsecretaría y que se pudo modificar con capacitación y fondos: se cambió el cableado, se refaccionó la iluminación, se instaló un extractor, se redujeron los residuos y, tal vez lo más importante, se incorporó maquinaria que no utiliza solvente. “De tener riesgos de incendio e intoxicación, pasaron a ser sustentables, a vender más y a independizarse”, sostiene el funcionario.

En la cooperativa son siete operarios que tienen allí su fuente de ingresos. “La vamos llevando”, asegura Vallejos, consciente de que “no es fácil la situación, sobre todo por el tema de las importaciones; pero le buscamos la vuelta para seguir trabajando”.

Además de fabricar, venden su producción en la zona y algo en Corrientes y en Chaco, aunque hay clientes de otras provincias a los que es difícil llegar porque no cuentan con un transporte propio. Carencia que se podría convertir, quizás, en el objetivo de otro programa.