Sorpresas y omisiones

En la apertura legislativa, el presidente de la Nación sorprendió instalando temas inéditos, aunque también omitió los que más preocupan al campo. ¿Estrategia o ignorancia?

Federico Aguer

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No fue un discurso de barricada, sino conciliador. No apeló a la excusa del pasado, sino que apuntó al futuro. No cayó en la facilidad de las chicanas sectoriales, sino que instó a la unidad de los argentinos. Tampoco demostró soberbia, sino que agradeció a todos. Y hasta sorprendió planteando de manera inédita algunas cuestiones de género; el tema del aborto, las muertes por accidentes de tránsito y hasta la obesidad infantil -entre otras cosas- como debates de fondo necesarios para mejorar nuestra democracia.

Sin embargo, nunca habló del campo, o del efecto devastador que la sequía tendrá en los próximos meses. Sólo una referencia a las Mesas Sectoriales que, si bien representan un paso adelante como instancias de diálogo y trabajo conjunto, no alcanzan para resolver algunos problemas urgentes.

La respuesta del sector no se hizo esperar en las redes sociales, donde arreciaron las críticas a través de los comentarios de los productores, sobre todo del sector lechero.

A nivel institucional, las dudas se plantearon con más prudencia. El presidente de Sociedad Rural Argentina, Daniel Pelegrina, sostuvo que es “fundamental que el Congreso atienda la agenda pendiente del campo, que hace al desarrollo no solo del sector sino también de las economías de todas las provincias”. También aseguró que esperan que “el mensaje conciliador del presidente sea un llamado a que todas las fuerzas contribuyan al debate y se consigan resultados positivos, como la ley de semillas, de seguros multirriesgo, de aplicación de agroquímicos y fertilizantes, entre otras iniciativas que establecerán un marco legal para generar inversiones y empleo”, especificó.

El año legislativo dirá si la omisión discursiva de estos temas que el sector reclama con urgencia son incluidos en el trabajo de diputados y senadores, o vuelven a quedar postergados por la agenda “urbana”.