El exitoso caso de Regional Trade, un ejemplo

“El objetivo inicial era el mercado interno, ni soñábamos con exportar”

2-A-IMG_2229.jpg

Al rojo vivo. En Coronda, la planta de Regional Trade aprovecha lo mejor de la zona para su producción de frutillas en almíbar, en pulpa y en cócteles.

Foto: ARCHIVO

 

Mil toneladas de frutillas frescas pasan cada temporada por las maquinarias de la empresa Regional Trade, de la Cooperativa Bica. Un minucioso proceso industrial las transforma en pulpas listas para usar en coctelería, las baña de almíbar o las convierte en tragos para freezar y beber. ¿El destino? Brasil, Uruguay, Paraguay, Bolivia y, muy pronto, Miami.

La firma comenzó a funcionar hace 29 años, en 1989, impulsada por la idea de Lionel Tibalt y el apoyo incondicional de la Cooperativa. Su fuerte fue, siempre, la comercialización de conservas de pescados y de frutas y vegetales, como atún, sardina, palmitos, ananá y champignon, conocidas bajo la marca “Bahía”.

Las frutillas (y algo de arándanos) era una línea de producción pequeña dentro de la actividad general. Pero, con los años, la demanda empezó a crecer y “decidimos hacer nuestra propia planta industrial para manejar nuestra producción y tomar todos los recaudos sanitarios necesarios”, contó Tibalt, responsable de comercio exterior de la compañía. En 2007 compraron un edificio en la localidad de Coronda e instalaron allí todas las maquinarias para la producción y el recurso humano necesario.

“El único objetivo de esa planta industrial era el mercado interno, ni soñábamos con que íbamos a poder exportar, no se nos había ocurrido ni lo teníamos como una prioridad”, confesó. Pero... “nos picó el bichito y empezamos a hacer investigaciones y contactos para exportar”.

La llave de acceso a los mercados internacionales se las dio, hace tres años, la Semana Comex, una actividad de negocios que organiza todos los años en la ciudad la Agencia de Cooperación, Inversiones y Comercio Exterior de la Municipalidad (a quien agradece en reiteradas oportunidades el invaluable apoyo, asesoramiento y gestiones realizadas) y la Cámara de Comercio Exterior. Allí se reunieron con referentes de un supermercado del sur de Brasil, el Emperatriz, y al poco tiempo ya estaban despachando toda la cartera de productos que elaboran en la planta de Coronda. Lo atractivo de esta producción santafesina es que Brasil cultiva frutilla, pero no la procesa.

“El proceso de elaboración, partiendo de la fruta fresca, es muy complejo; al principio contratamos técnicos de la UNL para que hagan el desarrollo técnico del producto y han logrado algo de primera calidad”, afirmó el representante de Regional Trade.

“Aquello que en su momento no era ni siquiera un sueño, hoy es una realidad que nos ha abierto varios mercados en latinoamérica, más el de La Florida. Ahora han mejorado las condiciones macroeconómicas para la exportación pero no es un negocio fácil porque los distintos países tienen realidades macroeconómicas distintas a las nuestras y controles sanitarios específicos”, agregó.

Para Lionel, quien se reconoce como un apasionado del comercio exterior, “la exportación es un trabajo muy arduo, que requiere mucha paciencia y sacrificio, tanto personal como económico porque las primeras operaciones que hicimos eran prácticamente para cambiar el dinero, pero estábamos sembrando porque sabíamos que con el tiempo las cosas iban a mejorar. Y, gracias a Dios, hoy se están viendo los resultados”.