Vandalismo

Profanaron una estatua de la Virgen en la Costanera

Entre el martes a la noche y la madrugada del miércoles, la decapitaron y hasta ahora nadie encontró la cabeza. Hace 27 años que un grupo de fieles reza en este parque.

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Así quedó la estatua de la Virgen María, que está ubicada en avenida Almirante Brown y Regis Martínez.

Foto: Mauricio Garín

 

Redacción El Litoral

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Hasta ahora, nadie sabe cómo pasó. El miércoles a la mañana, encontraron decapitada la escultura de la Virgen María que está en la avenida Almirante Brown y Regis Martínez. La única certeza es que ocurrió entre la noche del martes y la madrugada del miércoles. La cabeza no aparece por ningún lado y los vecinos no escucharon ruidos ni vieron movimientos extraños durante esa noche.

Los integrantes del grupo de oración María de la Santa Fe, que hace 27 años que se reúnen para rezar la “novena” en este espacio verde, cercano al Parque de la Locomotora, están muy dolidos por un hecho que consideran una profanación, más que una “travesura”. En los próximos días van a evaluar los pasos a seguir pero una alternativa que están analizando es hablar con el artista que restauró la estatua para que la repare.

Hay un antecedente reciente: en junio del año pasado decapitaron el busto de Ana Frank —cuyos diarios son un símbolo de la resistencia al nazismo— a muy pocas cuadras de este lugar (en avenida Almirante Brown y Pedro de Vega).

Una historia de Fe

El grupo de oración se encuentra para rezar en este lugar porque creen que la Virgen María se le manifestó a una pequeña niña —que tenía 7 años en 1987— y le dijo que en este rincón de la costanera quería que se levante un templo en “honor y gloria a la Santísima Trinidad”.

En una placa que está junto a la escultura profanada, los fieles escribieron que aquí la Madre se manifestó “dentro de un triángulo de luz resplandeciendo en él” y le mostró un campo lleno de flores y en una de sus manifestaciones la Santísima Virgen anunció: “Mi campito es el lugar elegido para el Templo a la Santísima Trinidad, orad allí, id hacia el lugar elegido y veréis que Dios y vuestra Madre derraman abundantes bendiciones sobre todos lo que estéis allí, vais a ver todo lo que la Madre hace por cada uno de sus hijos, todo el campito es lugar Santo y Bendito”.

En 1988, un joven llamado Vicente, quien ya tenía algunas manifestaciones privadas de María —cuentan los fieles— se acerca a esta niña y se integra al grupo mariano. “Con el correr del tiempo la niña se aleja de la obra, que continúa a través de Vicente, quien recibe los mensajes de la Madre y Jesús predicándolos al mundo entero”, se relata en la placa.

Desde 1991 —hace 27 años— el grupo mariano comienza a rezar la novena en el campito. “A partir del último día de cada mes hasta el día 8 del siguiente, rezando el Santo Rosario por todas las intenciones que Nuestra Madre a dado en todos estos años”.

En una segunda escultura de la virgen —en una ermita más pequeña— hay placas en las que los fieles agradecen su intervención en cuestiones que van desde “recuperar la vista” hasta aprobar exámenes de la carrera de Abogacía.

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En estas placas, que están en las paredes de una ermita más pequeña, los fieles agradecen la intervención de la Virgen. Foto: Mauricio Garín