Pablo Cococcioni, coordinador de Gabinete de Seguridad

“Para dar seguridad a los seis mil presos, tendría que aislar a todos”

El ex titular del Servicio Penitenciario habló sobre la muerte de Rubén Segovia en la cárcel de Coronda. Cargó contra la Justicia que “impuso” la decisión de alojarlo en un pabellón común. Los magistrados respondieron, y reclamaron “no mezclar ni confundir los roles”.

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“El deber de custodia tiene un marco de racionalidad”, dijo Pablo Cococcioni, e insistió en que la sugerencia del Servicio Penitenciario había sido alojar a Segovia en un pabellón de mayor seguridad.

Foto: Guillermo Di Salvatore

 

Ivana Fux

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El crimen de Rubén Segovia en una celda de la cárcel de Coronda detonó un nuevo cruce entre reparticiones del Poder Ejecutivo y Poder Judicial. Segovia, uno de los líderes de la banca narco de Rosario identificada con el clan Camino, fue asesinado el martes de varias puñaladas. Según los registros fílmicos aportados por el propio penal -sesenta son las cámaras instaladas en el establecimiento-, serían cuatro internos pertenecientes al mismo pabellón los sospechosos de haber cometido el crimen.

Por qué lo mataron es una pregunta que derivó en el ensayo de varias hipótesis: “venganza”, “traición”, “códigos de justicia”. Cómo fue posible que esto sucediera en el interior de un penal que debe garantizar la seguridad de sus alojados es el interrogante que provocó un nuevo contrapunto entre funcionarios y jueces.

Apenas ocurrido el hecho, el ministro de Seguridad, Maximiliano Pullaro, apuntó contra los magistrados que a la hora de decidir el destino de Segovia, desoyeron la recomendación del Servicio Penitenciario, y resolvieron asignarle una celda en un pabellón común. La sentencia provocó la reacción de los jueces del fuero penal; en Rosario, la presidente del Colegio, Georgina Depetris consideró que es “inadmisible pensar en un homicidio dentro de una cárcel”. Y advirtió que “echarle la culpa a decisiones judiciales parece insólito; es una irresponsabilidad muy grande. Tiende a confundir y mezclar los roles”,.

“Imposición”

En la misma línea que lo había hecho Pullaro, el ex secretario del Servicio Penitenciario y actual coordinador de Gabinete del Ministerio de Seguridad, apuntó a los jueces que ordenaron alojar a Segovia en un pabellón común. Pablo Cococcioni confirmó que “hay sumarios e investigaciones de rigor” que se han iniciado en Coronda, pero arriesgó que “hasta el momento no estaría comprometida la responsabilidad del personal penitenciario, al menos no de manera directa”.

—¿Segovia compartía celda con alguien más? -preguntó El Litoral.

—Hasta donde llega mi conocimiento había un interno por celda. Alrededor de 30 en el pabellón.

—¿Cómo pueden haber ingresado sujetos ajenos a la celda a asesinarlo? -insistió este diario.

—Es un pabellón de régimen común, ni de máxima seguridad ni de resguardo físico. Tiene un horario de reclusión por la noche, y tres veces en el día durante una hora en el recuento. A determinados horarios se cierra, se recuenta y se vuelve a abrir. Durante el horario de apertura, hay un cierto margen tomando en cuenta el contexto; hay un cierto margen de libertad para moverse dentro del pabellón. Una vez que ocurrió el hecho, uno se pone a pensar las posibles hipótesis investigativas; acá teníamos un marco muy claro con una orden judicial para alojar a Segovia en el pabellón 8 que, insisto, no es de máxima seguridad ni de resguardo físico. Es de régimen común como cualquier otro preso. Cumplimos con las prevenciones del caso y con esa orden, antes de que Segovia ingresara al penal, hace un mes y medio. Se le exhibió (a Segovia) el trámite de rigor que es pasarle lista completa interno por interno de todos los reclusos que habitan en ese pabellón, y se le pidió que manifestara si tenía problemas de convivencia con alguno. Y él, no sólo dijo que no tenía problemas, sino que en presencia del juez a partir de un hábeas corpus porque nosotros habíamos recomendado un régimen de máxima seguridad, expresó que quería ir al pabellón 8.

—Fiscalía sostiene que se hallaron al menos dos chuzas caseras... ¿Eso no es responsabilidad del Servicio Penitenciario? -consultó un colega.

—Yo dije que, en principio, con los elementos que tenemos, se descartaba una responsabilidad directa del personal penitenciario porque puede haber casos en que se sospecha que el personal es autor material. Las cámaras nos permiten descartar esa hipótesis. Después, obviamente, hay un sumario que es de rigor en estos casos para determinar responsabilidades por defectos de vigilancia que también tiene un límite, porque estamos hablando de un pabellón común.

—¿Por qué ustedes preferían que Segovia estuviese en un pabellón de máxima seguridad? -se lo consultó.

—Porque con este tipo de internos, y se lo hemos dicho a los jueces, hay que tener dos grandes cuidados: primero, que vean la forma de fugarse; segundo, que maten a alguien o los maten a ellos. Ésos son los dos grandes peligros que vemos con estos internos vinculados a organizaciones criminales.

—Más allá de que no haya responsabilidad directa a priori del Servicio Penitenciario en el hecho, el sistema como tal no pudo garantizar la seguridad de este interno. ¿Qué lectura hacen de eso? -preguntó El Litoral.

—El sistema como tal presupone que podemos decidir adónde debe ir cada interno. Si a mí me ponen a cada interno y no me dejan elegir a mí...

—¿Entonces fue una imposición del Poder Judicial? -insistió este diario.

—Sí, hay un oficio; está firmado y todo.

—¿Y allí está la explicación de lo que sucedió? -volvió a preguntar El Litoral.

—No puedo dar una explicación; yo le digo hasta dónde llega mi conocimiento. Si usted me pregunta por qué un interno de alto perfil estaba en un pabellón que no es específico para esa condición y estaba en uno común, esto fue primero, por una orden judicial y luego de que se tomaran estas precauciones de pasarle lista (a Segovia de los internos).... Si usted dice que yo debo garantizarle seguridad a cada interno, esto quiere decir que tengo que aislar a los 6 mil presos que tengo en Santa Fe y ponerles a un empleado a cada uno. Obviamente, el deber de custodia tiene un marco de racionalidad dentro del cual se cumple, porque en las cárceles hay actividades colectivas...

—Pero tampoco se puede permitir que se asesine a un interno dentro de la cárcel... -reiteró El Litoral.

—Yo no digo que se permita.

—Pero lo asesinaron... -insistió este diario.

—No se trata de permitir; se trata de que los deberes de custodia se cumplen dentro de un marco legal institucional. Hay un pabellón, hay dispositivos de seguridad y entendemos que esos dispositivos eran adecuados al perfil poblacional del pabellón que nosotros habíamos determinado.