La historia secreta de USA ‘94

La sospecha eterna de la enfermera “gorda”

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Es “la foto” negra. Diego Armando Maradona se va después de “romperla” contra Nigeria: era el principio del final.

Foto: El Litoral

 

D.P.

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Los minutos que Alfio “Coco” Basile usó para recordar lo que pasó en Estados Unidos ‘94 fueron los de mayor silencio. Y, claro está, por lo que dijo y cómo lo dijo, el máximo punto de emoción. “Cuando veo que entra la gorda, esa enfermera que se lo lleva de la mano, empecé a dudar. Me quedó el bichito picando, una intuición. Termina el partido y cuando estamos volando a Dallas, hacemos escala en Baltimore. Ahí, me saca Fernando Miele —ex presidente de San Lorenzo y dirigente de AFA en el avión— aparte y me dice: “Coco, hay un positivo”. Recuerdo que siempre sorteaban el doping en el entretiempo y ese día no pasó. Todo muy raro. Cuando me dicen que mearon Diego y “el Negro” Sergio Vázquez, les dije a los muchachos del cuerpo técnico...“Ya está... cierra todo... Listo”, explica Basile.

“Por Diego, por juego, por calidad, íbamos derechito al título del mundo. Para mí, nos volteó Havelange, porque quería Brasil campeón, ya que era su último año al frente de la Fifa”, recuerda con bronca “el Coco”.

Y luego, explica lo que fue esa noche... la noche del Diez en Boston. “Para que tengan una idea: no durmió nadie. El mismo presidente de la Nación, Carlos Menem, me llamó tres veces. ¿Saben lo que es eso? Parecía una película de terror”.

Pero lo peor de todo pasó con el llamado de Julio Humberto Grondona, presidente de la AFA y vice de la Fifa. “Julio estaba en Dallas con la cumbre del fútbol mundial. Nunca me voy a olvidar de dos cosas. Primero, me dijo: “Coco, olvidate de la contraprueba o de un descargo. No hay nada que se pueda hacer”.

Pero para Basile hubo algo “peor” que la noticia del doping contra Nigeria y fue una “orden” de Grondona. “Había que sacarlo a Maradona del hotel, estaba expulsado de la Copa por orden de la Fifa. ¿Saben lo que fue entrar a una pieza donde Diego estaba tirado en la cama y lloraba como un nene. Nunca me voy a olvidar de esa imagen hasta el día que me muera. Eso fue otro nocaut para el grupo: sacarlo a Diego del hotel como un delincuente que mata a alguien...”.

Y luego llegó el final: “Jugábamos ese mismo día, imaginen. Armé como pude y a los ocho minutos se me desgarra Caniggia. Ahí me di cuenta que me se terminaba el Mundial. Y fue así nomás”.