Retos comerciales y de seguridad del nuevo gobierno

El ayer mexicano, una triste desilusión

Fernando Carrera

Nueve años después de la revolución mexicana, en 1929, se fundó el primer partido político, actual PRI (ideología de centro), el cual gobernó hegemónicamente durante 71 años, hasta que en el año 2000 perdió la presidencia contra el partido de oposición, PAN (ideología de derecha), durante dos gobiernos (12 años).

Hasta que debido a un aumento desproporcional de la violencia en México durante el último gobierno del PAN, en 2012 el PRI volvió al Poder Ejecutivo con el presidente actual, Peña Nieto.

A lo largo de estos casi 90 años de bipartidismo en la presidencia, el pueblo mexicano ha sido cruelmente ilusionado con promesas utópicas sobre el desmesurado crecimiento económico y social del país, pero el mayor logro de estos gobiernos ha sido el de ir asfixiando lentamente las esperanzas de todo mexicano sobre el futuro de su país, mientras que los dirigentes de estos partidos año tras año van mejorando sus métodos de saqueo a las arcas nacionales, compitiendo cada nueva administración con sorprendentes sistemas innovadores que incluso se llegan a llamar estafas maestras, por su peculiar complejidad, nombre de caducidad reducida, ya que con el siguiente gobierno únicamente nos percatamos que fue una maniobra menor comparada con la que realizan en la nueva gestión.

A pesar de todo, durante los años noventa, importantes especialistas económicos proyectaban a México con un futuro muy próspero, a la altura de un selecto grupo de países (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico, Ocde) alrededor del mundo, con los criterios más altos en calidad de vida (educación, salud, seguridad, economía, derechos humanos, etc.), desgraciadamente hoy en día, observamos que su participación sólo ha fungido para ocupar los últimos lugares de desempeño en dicho grupo.

Básicamente éste ha sido el motivo principal por el cual la sociedad mexicana decidió votar por un cambio radical, inexplorado y arriesgado, una vez más con la esperanza de que el nuevo presidente con su ideología completamente opuesta a las anteriores consiga realizar un cambio positivo en el país, para complacer a un pueblo que tantas veces se le ha negado el bienestar que justamente se merece.

Los retos a asumir

Recordemos que cada año nacen nuevos países alrededor del mundo y para este año la ONU reporta la existencia de 195, por lo que la probabilidad de ser vecino de uno de los países mejor posicionados dentro de la Ocde, Estados Unidos, es tan sólo del 1%, por lo que existe un desbordante 99% de probabilidad que tu país tenga esa buena o mala suerte de no compartir fronteras.

A lo largo de los años México, Canadá y EE.UU. han sabido formar una íntegra vecindad en todos los ámbitos, apoyándose mutuamente en cualquier problema que surja en alguno de ellos. En la actualidad, esta gran hermandad se ha visto amenazada por el dirigente de los EE.UU., Donald Trump, al insultar constantemente al pueblo mexicano y proponer políticas migratorias, comerciales y sociales agresivas en contra de un gran número de países alrededor del mundo, enfáticamente con su dos grandes socios vecinos.

El año pasado, el presidente Trump decidió renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Tlcan) que comparte con México y Canadá desde 1992. Este acuerdo es el más importante para los tres países dentro de su desarrollo económico actual, pero el presidente Trump considera que los términos establecidos en dicho tratado favorecen a los demás países y se aprovechan del suyo, por lo que su postura es incrementar los beneficios de EE.UU. a costa de los demás.

Una relación diplomática inteligente y gentil es fundamental para lograr negociar nuevos estatutos dentro de un contrato, es por eso que el próximo presidente de México, así como su Secretaría de Relaciones Exteriores, deberán contar con una agilidad mental, control emocional, inteligencia empresarial, buena comunicación, entre otras habilidades necesarias para poder llegar a un acuerdo en común.

México un infierno que sube de temperatura

“In bocca al lupo” -“en boca del lobo”- una peculiar forma italiana para desear buena suerte ante un gran reto, recordando que en ese momento te encuentras a pasos de la muerte y no hay tiempo de dudar, sino de actuar. Una referencia muy acorde al panorama en seguridad que enfrentará el próximo presidente de México.

De acuerdo con cifras oficiales del gobierno mexicano publicadas en 2018, durante el 2017 en el país cada día se reportaron: 70 muertos, más de 3 secuestros, 35 mujeres violadas y 624 robos violentos, entre otras acciones (Secretaria de Gobernación, 2018).

Si lo anterior no ha sido suficiente, un fuerte ejemplo que se ha visto reflejado en la economía mexicana ha sido la creciente ola de inseguridad en ciudades turísticas, esto debido a que el turismo es uno de los mayores ingresos del PIB de México. El Estado de Baja California Sur, donde se encuentra una de las zonas turísticas más importantes del país, como la ciudad de Los Cabos San Lucas que en 2017 recibió casi 3 millones de turistas (Rodrigo Esponda, Director Fiturca. Diciembre 2017), en los últimos 5 años han registrado un aumento de asesinatos en un 400% (Sego, 2018).

De igual forma la gran ciudad turística conocida internacionalmente, Cancún, ha reportado un crecimiento en sus homicidios de 86 durante el 2016 a 220 durante el 2017 (Segob, 2018).

En relación con lo anterior, se puede concluir que una de las mayores exigencias de la sociedad mexicana para los políticos es la importancia de un alto a la violencia, que día con día no tienen otra opción más que afrontar al salir de sus casas, con la convicción de que se pueden convertir en un número más de esas violentas cifras nacionales e incluso con cierta aceptación en sus corazones de no lograr regresar con vida a sus casas.

Es cierto que prácticamente todos los candidatos federales, regionales y municipales han preferido esquivar el tema de seguridad en su agenda de campaña o simplemente han optado por mencionar políticas generales sin especificar realmente el procedimiento a seguir. En los últimos dos gobiernos de México (12 años) la guerra contra el narcotráfico ha alcanzado la cifra impactante de 230 mil muertos, además del inaudito número de desaparecidos, que ya alcanzó las 30 mil personas (Jose Gil, Proceso abril 2018), una cifra que iguala a las víctimas durante las dictaduras militares de Argentina y Chile, pero en México se vive 30 a 40 años después.

Por el otro lado, si se toma el lugar de los candidatos y políticos por un día, se puede llegar a comprender el temor de hablar sobre sus propuestas acerca de este tema, las políticas que ellos decidan o piensen implementar les podrían costar la vida, incluso antes de llegar al poder. Se puede observar que la violencia principalmente llega a aquellos que buscan puestos políticos de bajo poder ejecutivo, como a nivel municipal o regional.

En comparación con las elecciones anteriores de municipios y gubernaturas del 2015, para estas elecciones de 2018, los asesinatos aumentaron un 385% (Etellekt, Mayo 2018). De acuerdo con cifras registradas hasta el 27 de mayo, durante 8 meses de campaña electoral se reportaron 102 asesinatos a candidatos políticos, quienes tenían la esperanza de poder participar el pasado 1º de julio en la elecciones mexicanas para representar a su sociedad en la toma de decisiones. Muchos de ellos sufrieron este destino debido a las fuertes políticas de seguridad que deseaban implementar o por no aceptar sobornos por parte del crimen organizado. Esto sin lugar a dudas interfiere en la toma de decisiones de los candidatos, dentro de sus propuestas y su ideología a la hora de gobernar.

Si eliges la esperanza, todo será posible.

Una relación diplomática inteligente y gentil es fundamental para lograr negociar nuevos estatutos dentro de un contrato, es por eso que el próximo presidente de México, así como su Secretaría de Relaciones Exteriores, deberán contar con una agilidad mental, control emocional, inteligencia empresarial, buena comunicación, entre otras habilidades necesarias para poder llegar a un acuerdo en común.