Gustavo Nepote, en Rusia, tiene cosas para decir...

“Cuando estuve en Unión hasta salí a buscar plata para que cobre el plantel”

Forma parte del cuerpo técnico de Burruchaga y cuenta que hablaba todos los días con él durante la estadía argentina en el Mundial. Pero también dice que se molestó porque nadie de Unión lo llamó para la entrega de la plaqueta a aquel grupo de trabajo de Kudelka que ascendió en 2011 y del que él formaba parte. “Spahn y Darío saben todo lo que yo hice por la relación entre ellos. Y me sorprende que tanto Kudelka como la Pepa Armando nunca más me hablasen”, dice con tristeza y dolor.

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Gustavo Nepote, frente al ingreso a la mítica plaza Roja de Moscú. Unión fue el tema central que ocupó el mayor tiempo de la charla.

 

Enrique Cruz (h)

(Enviado Especial a Moscú, Rusia)

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Estoy completamente seguro de que si Jorge Burruchaga hubiese tenido que llamar a alguien para que lo acompañe en su cargo de secretario técnico o nexo entre los dirigentes, cuerpo técnico y plantel en la selección, al margen de sus amigos campeones del ‘86, lo hubiese llamado a Gustavo Nepote. Su amistad con el santafesino creció muchísimo con el paso del tiempo. Se conocieron casi de casualidad, por una recomendación cuando Burruchaga necesitaba un entrenador de arqueros para su cuerpo técnico. Y se forjó desde allí una relación que trasciende el fútbol. Nepote nunca dejó de pertenecer a su cuerpo técnico desde aquel momento.

—¿Te hablabas con Burruchaga en estos días?

—Todos los días.

—¿Y?

—Como todos, él se ilusionó con que se podía revertir la situación después de la victoria contra Nigeria, que eso podía cambiarnos la cabeza y que a Francia se le podía ganar, pero la realidad es que nos superaron en todas las líneas. Lo de Nigeria terminó siendo un espejismo.

—¿Qué piensa hacer?

—La verdad que no hablamos del tema. Él se volvió a la Argentina y yo me quedé acá. Seguramente, tendré tiempo de conversar cuando regrese a Santa Fe y lo llame. Si me preguntás a mí, yo pienso que se necesita una renovación de dirigentes y de jugadores. En cuanto al técnico, Sampaoli está en el ojo de la tormenta, pero para mí debe tener la posibilidad de armar su propio proyecto, porque a esta selección la agarró armada.

—¿Y vos?

—Esperando. Tuve la suerte de que en esta última etapa de Jorge Burruchaga en la selección, estuve con Mario Sciacqua en Quilmes y eso me hizo bien. Mi objetivo es seguir trabajando en el fútbol.

—¿Unión?, ¿nunca más?

—Unión es un sentimiento muy profundo, que lo llevo bien adentro, es el club en el que me inicié como jugador y entrenador, el club en el que mis hijos hicieron las inferiores y el club con el que logramos un ascenso después de ocho años. Desde que dejé de ser parte de Unión, con Darío Kudelka, siempre tengo la ilusión de volver.

—Pero...

—Mirá, cuando Burruchaga sonó en Unión me hice mucha ilusión. Era estar con el técnico, que es un amigo, y en mi club. Ahí Jorge optó por esta posibilidad de la selección cuando tenía muchísimas chances de ir a trabajar a Unión y me quedé con las ganas. Luego, nunca nadie habló conmigo pero tuve una charla con Madelón, quien me insinuó algo preguntándome cómo estaba mi situación en el club. No entendí muy bien esa pregunta. Si Leo o Luis Spahn quisieron alguna vez que volviera, se podrían haber comunicado conmigo. Sacando esos meses con Sciacqua en Quilmes, hace tres años que estoy sin trabajo y ojo que no hablo solamente de ser entrenador de arqueros, sino de ayudar al club desde cualquier lugar.

—¿Fue un problema cuando desde Colón hablaron con Burruchaga?

—Yo fui uno de los que lo impulsó a que viniera y me ofrecí a ayudarlo desde afuera y como amigo. Pero a Colón no volvería. Yo atajé en Colón y formé parte del plantel de Primera. Era muy joven y tenía el sueño de llegar, pero el ascenso de Unión me terminó de convencer de lo que es Unión para mí. Siento que sería una traición.

—Cuando Kudelka fue entrenador de Unión, viviste con él dos años muy intensos en el club. Y de pronto, dejaste de pertenecer a su grupo de trabajo. ¿Qué pasó?

—... Con Darío nos debemos una charla... Yo sé muy bien lo que hice por Unión, por él y por su cuerpo técnico. Lo saben ellos y también lo sabe Luis Spahn, también. Muy bien lo saben.

—¿Qué hiciste?

—Mucho, muchísimo... Te cuento una nomás: un día, Darío, muy preocupado, me vino a decir que Spahn le había comentado que no había plata para pagarle a los jugadores. Y yo salí a buscar ese dinero para que los jugadores cobrasen. ¡Hasta eso hice por Unión y por el cuerpo técnico!

—Por eso estás dolido...

—Desde lo humano, yo no esperaba que tanto Kudelka como “la Pepa” Armando no me hablaran nunca más después de todos los momentos que vivimos. Esa parte nunca la entendí. ¿Sabés qué ocurre?, que el fútbol está lleno de hipocresías. A mí no me gustó que le dieran una plaqueta a Darío, a la Pepa y al profe, y no me invitaran a participar de esa foto. Yo integré aquel cuerpo técnico. Y estaba en la cancha ese día del partido con Talleres. Tranquilamente me podrían haber dicho. Y digo lo de hipocresía, porque Darío y Luis Spahn saben muy bien lo que pasó cuando querían tomar una decisión en contra de Kudelka que a mí me parecía que no estaba bien, cuando hicimos la campaña de 50 puntos en Primera. Quizás eso me cuesta estar hoy en el lugar que quisiera estar. No es por la plaqueta o la foto en sí, ¿me entendés? Es la actitud, la falta de reconocimiento.

—¿Te amargaste en ese momento?

—¡Me quería ir de la cancha!... No pasa por recibir o no la plaqueta. Pasa porque nadie se acuerda y los que están adentro del club me conocen bien y saben todas las cosas que hice. Te repito que no fue sólo como entrenador de arqueros, sino de ser un nexo entre los dirigentes y Darío, para que la cosa funcione y haber podido lograr el objetivo. Nadie se acordó de esas cosas fuertes que aquella vez pasaron.

—¿Y hoy?, ¿cómo lo ves a Unión?

—Es muy bueno por lo que le dio Madelón, que es histórico, pero falta el salto de calidad que todos los hinchas queremos.

—¿Se da con dinero?

—No. Se da teniendo organización, planificación, ideas y un fútbol amateur que funcione a pleno. No tenemos infraestructura, faltan objetivos a mediano y largo plazo y, en definitiva, armar una base que nos permita que de Unión salgan o vengan jugadores que nos den una buena rentabilidad a futuro.