ESTRENAN “AMIGAS”

De la ansiedad a la reflexión

La obra teatral dirigida por Omar Jacquier se presentará en tres funciones que tendrán lugar viernes, sábado y domingo en la Sala Marechal del Teatro Municipal. Susana Schvartz y Marcela Cataldo interpretan a dos amigas de la juventud que se reencuentran luego de 25 años sin verse, con resultados inesperados.

Juan Ignacio Novak

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A través de tres funciones (viernes y sábado a las 21.30 y domingo a las 20) se producirá este fin de semana el estreno de la obra teatral “Amigas”, dirigida por Omar Jacquier. Está centrada en dos amigas que fueron inseparables desde la infancia hasta la juventud y se reencuentran tras 25 años sin verse, para contarse mutuamente qué fue de sus vidas.

La puesta, en la cual actúan Susana Schvartz y Marcela Cataldo, “la ansiedad y felicidad que provoca ese encuentro se irá desvaneciendo para dar lugar a una autorreflexión”, indica la sinopsis. De esta forma, la idea es “ahondar en el desamor, considerado como uno de los sentimientos más humanos que existen”.

Las actrices contaron a El Litoral que en la obra se jerarquiza el trabajo interpretativo a través de un espacio escénico despojado, que entre otras problemáticas se aborda la incomunicación y que el proceso de trabajo fue arduo.

—¿Por qué decidieron profundizar sobre el “desamor”?

Marcela Cataldo: —Si bien la decisión de hablar del desamor, de ahondar en este sentimiento existencial, es lo que impulsa a Omar Jaquier a escribir el texto, al decidir realizar su puesta en escena y dirigirla provoca el encuentro de un grupo de personas dispuestas a dejarse atravesar por este proyecto que aborda esta temática y profundizarla. Porque un aspecto característico del teatro es su carácter colectivo donde las capacidades personales se promueven en el trabajo en grupo.

—¿Cómo fue el proceso de trabajo? ¿Cuándo comenzó y por cuánto tiempo se extendió?

Marcela Cataldo:—En particular me incorporo a un grupo que hacía tiempo estaba trabajando en este proyecto, por lo que el proceso mío fue más breve. Esta situación generó un desafío para todo el equipo y fue abordada con mayor intensidad laboral, germen indispensable para poder encontrarme en “otro” (“personaje”) y con los “otros” (actriz, director y asistente).

Susana Schvartz:—Fue un trabajo arduo por la técnica teatral con que se abordan los personajes y el espectáculo. Se trabajó con nuestra asistente de dirección Mariana Mathier, aguardando la llegada de nuestro director, desde Buenos Aires y en estas ocasiones el trabajo era intensivo en el marcado de los personajes y su profundización. En mi caso personal, fue un trabajo de catorce meses.

Las actrices en el centro

—¿A través de qué recursos se jerarquiza el trabajo de las actrices y el vínculo entre ellas?

Marcela Cataldo: —En la concepción de puesta en escena queda plasmada la decisión del director de centralizar en el trabajo actoral en su propuesta. Para ello nosotras, las actrices, tenemos que estar disponibles para que, a la manera de una página en blanco, pueda escribir sobre nuestros cuerpos esta experiencia. En este proceso creativo es indispensable la confianza en el grupo. Y a través de los vínculos que se establecen entre todos los integrantes retroalimentar e intensificar esta búsqueda de una estética compartida.

Susana Schvartz: —El trabajo está enmarcado sobre una estética particular, impuesta por el director en base a cómo concibió y escribió la obra. Resulta claro, ya que se aúna el trabajo del director y dramaturgo. Aunque esto no sea tan fácil para las actrices pero sí para el producto final, ya que representamos fielmente lo que se pretende.

Mundos cerrados

—En la obra hablan, entre otras cosas, de la incomunicación actual. Parece paradójico en una sociedad en la cual las posibilidades de comunicación crecieron en forma exponencial ¿Cómo plantean esta problemática?

Marcela Cataldo: —La incomunicación se manifiesta en un encuentro donde “supuestamente” nos interesamos en saber de la otra persona, pero en realidad cada una sigue encerrada en su propio mundo sin dejarse atravesar por este instante que podría cambiar sus vidas.

Susana Schvartz: —La incomunicación surge desde el punto de vista que todos necesitan hablar, contar sobre cualquier tema, pero sin tener en cuenta al otro. No se registra si el otro está escuchando, le interesa lo que está escuchando o simplemente si está escuchando. Se utiliza la palabra para hablar pero no para comunicarse con el otro.