Patrimonio de la Humanidad

La Ciudad Blanca de Tel Aviv se renueva para centenario de Bauhaus

La Ciudad Blanca de Tel Aviv se lava la cara para el centenario de la escuela arquitectónica Bauhaus, que se cumple en 2019.

La Ciudad Blanca de Tel Aviv se  renueva para centenario de Bauhaus

Permanentes tareas de mantenimiento se realizan con los edificios que componen la Ciudad Blanca. Un paraíso soñado por Walter Gropius.

Foto: Archivo El Litoral

 

Bernhard Köchler

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DPA

Con más de 4.000 edificios de estilo Bahaus o internacional, esta parte de la ciudad israelí es Patrimonio de la Humanidad desde 2003. Pero el tiempo y la climatología han hecho estragos y se necesita una buena renovación.

Bajo el ardiente sol, Sharon Golan Yaron busca una llave y empuja una pesada puerta que se atasca. La vieja madera se ha dilatado con el clima mediterráneo. “Lo arreglaremos”, explica sonriente. Esta arquitecta, nacida en Alemania, es la directora del programa que se encarga de conservar los edificios de estilo Bauhaus en Tel Aviv, una tarea mastodóntica.

Golan Yaron muestra la Casa Max Liebling, uno de los miles de edificios originalmente de color arena que caracterizan el centro de Tel Aviv. Desde el año pasado está en obras y en 2019 se mudará allí el Centro Alemano-Israelí de la Ciudad Blanca.

El nombramiento de Patrimonio de la Humanidad por parte de la Unesco obliga a llevar a cabo un mantenimiento. Según Golan Yaron, tres cuartas partes de los edificios necesitan ser restaurados. El calor húmedo y el aire con sal marina han dañado algunas construcciones con el paso de los años. Las fachadas se desmoronan y los trabajo de renovación previos no siguieron exactamente un credo arquitectónico.

Se adaptaron a las necesidades individuales de los habitantes, colocando aparatos de aire acondicionado junto a las ventanas o cerrando balcones. Las construcciones de este tipo no son iconos en Israel, al contrario que en Europa. “En estos edificios viven personas, no son museos”, explica Golan Yaron.

El legado de Gropius

La fachada de la Casa Max Liebling ya resplandece en color blanco. Cuando el próximo año se cumpla el centenario de la Bauhaus el lugar estará listo para explicar el legado del estilo arquitectónico impulsado por el alemán Walter Gropius en Weimar. “Israel es un todavía un país muy joven, todavía estamos descubriendo nuestra propia historia”, apunta la arquitecta.

El Gobierno alemán apoya el proyecto con una subvención de 3 millones de euros hasta 2025. Durante la dictadura nazi muchos judíos europeos emigraron a lo que entonces era Palestina. Entre ellos había algunos arquitectos que construyeron edificios basándose en la idea y las técnicas de la Bauhaus.

“La llegada al poder de los nazis puso freno al desarrollo de la Bauhaus en Alemania”, explica Ronny Schöler, de la Universidad Bauhaus de Weimar. “Lo interesante es que a partir de entonces se continuó con las ideas modernas en Tel Aviv”. Los arquitectos emigrados desarrollaron allí sus conocimientos, probaron cosas nuevas y levantaron sobre todo en Tel Aviv un conjunto único de edificios de estilo internacional.

Además de la influencia de las ideas germanas, en las casas también aparecen productos alemanes palpables. Durante los trabajos de restauración de la Casa Max Liebling apareció un azulejo en el que se podía leer el nombre del fabricante: Villeroy und Boch -Made in Germany. A los emigrantes judíos que salieron de Alemania no se les permitía llevarse dinero con ellos, pero sí pudieron llevarse parte de su patrimonio en forma de bienes de exportación, aunque pagando fuertes sumas.

El tiempo apremia y el centenario de la Bauhaus se acerca. “Se nota claramente como se intensifican los esfuerzos para restaurar los edificios”, apunta Golan Yaron. Para ello se renuevan viejas fachadas, también con la ayuda de estudiantes alemanes de oficios que colaboran con estudiantes de diseño israelíes.