Ante el fiscal Stornelli

El pormenorizado relato de Wagner que describió la ruta de la coima

Redacción de El Litoral

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Clarín / La Nación

El ex presidente de la Cámara Argentina de la Construcción dio detalles del circuito del dinero de la obra pública, donde se realizaban las reuniones, de su amistad con Julio de Vido y de los pedidos de Néstor Kirchner.

Según publicó La Nación, a partir de la crónica de Diego Cabot, el periodista que destapó el escándalo de los cuadernos, las primeras palabras del empresario ante el fiscal fueron las siguientes: “Me recibí de ingeniero hace 52 años y ejercí mi profesión hasta hoy. En 1966, ingresé a Esuco. En las obras que se encuentran en ejecución, entre propias y asociadas con otras compañías, trabajan 3500 personas”.

Wagner llegó esposado y custodiado por agentes del Servicio Penitenciario Federal, que lo escoltaron hasta el despacho donde brindó su testimonio.

“Todos sabían que yo era el amigo de De Vido. En 2004, el arquitecto me citó en su despacho y me dijo que por orden del presidente (Néstor Kirchner) debía garantizar en forma personal el éxito acorde a los intereses del gobierno en las licitaciones públicas que se llamaron a partir de ese momento, fundamentalmente en el rubro vial, que tiene mayores montos y más significativos. Porque la obra pública -me dijo-, iba a ser uno de los métodos de recaudación de dinero para los gastos políticos”, afirmó.

Hacia fines de los años noventa, como gerente Esuco, Wagner conoció a Néstor Kirchner y a De Vido mientras se realizaban los trabajos en el aeropuerto de El Calafate, en Santa Cruz.

“Conocí al arquitecto y al gobernador Kirchner en las sucesivas visitas que hicieron a la obra”, contó sobre el inició de la relación que ahora lo pone en el centro de uno de los casos de corrupción más grandes.

“Yo tenía una actuación de 30 años en la Cámara de la Construcción. En ese momento era vicepresidente tercero”, agregó Wagner respecto de su posición en la cámara ante la llegada del sur de Kirchner y De Vido a la Casa Rosada en 2003.

Allí, vendría el primer pedido del flamante Presidente para que Wagner tomará las riendas de la cámara empresaria, la cual elegiría nuevas autoridades por esos días.

El ganador de cada licitación

“La obra pública iba a ser uno de los métodos de recaudación de dinero para los gastos políticos. A modo de ejemplo, llamada una licitación los interesados compraban los pliegos y se reunían en distintos lugares para determinar al ganador”, le dijo el empresario al fiscal Stornelli.

En su testimonio, Wagner marcó el tercer piso de Venezuela 736, donde funcionaba la Cámara de Empresas Viales, como uno de los lugares donde solía reunirse. Y agregó que las otras firmas que también participaban de esos encuentros para definir el reparto de las obras y de los millones millones, estaban: Perales Aguiar, Vial Agro, Biancalani, Losi, Fontana Micastro, Marcalba, Iecsa, Chediack, Equimac, Coarco, Cartellone y Vialco.

“Las empresas se reunían en los lugares establecidos y determinaban el ganador de la licitación en función de su interés por la obra y del volumen de trabajo que tenían. Una vez adjudicada la obra, el compromiso era abonar para gastos políticos, para necesidades políticas, el anticipo que estaba establecido en los pliegos”, detalló.

Y continuó asegurando que el porcentaje del anticipo financiero era entre el 10% y 20% del total de la obra: “Deducidos los impuestos, el compromiso era entregar la totalidad restante del anticipo financiero a modo de retorno”.

“Se establecían montos equivalentes que se pagaban de los primeros tres certificados de obra. Quiero aclarar que mi empresa no estaba exceptuada de este mecanismo”, señalo el dueño de Esuco. Además, habló de su rol en esas reuniones: “Mi función era garantizar que el señor que ganaba la licitación les pagara. Si el contratista no cumplía, me responsabilizaban a mí y me dificultaban los pagos de los certificados de mi empresa. También le dificultaban los pagos a la contratista que no había cumplido”.

Y que “en el caso de las obras adjudicadas a mi empresa, me avisaban cuándo pasaban a buscar el dinero y por dónde”.

Lugares de pago

En esos casos, cuando Esuco era el “ganador” de la licitación, Wagner iba a pagar al Café La Puerto Rico, ubicado en Alsina al 400, a una cuadra de la Rosada; el Hotel NH, en las inmediaciones de Plaza de Mayo. “En lugares públicos. A veces venían a San José 151 (la sede de su empresa), pero el grueso lo recaudaban en otros lugares”, remarcó.

Además, señaló a Roberto Baratta como el hombre que pasaba a recoger los bolsos con dinero en el auto que manejaba su chofer Oscar Centeno, quien llevó una bitácora detallada de la recaudación de las coimas, que ahora está en manos de la Justicia.