Entrevista al titular de Bahco Argentina

“Vamos a festejar el Día de la Industria con preocupación”

La caída del consumo pegó fuerte en las ventas de la empresa. Ratificó el plan de inversiones que vienen realizando para mejorar los procesos de producción.

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Fernando Montenegro, titular de Bahco Argentina.

Foto: Flavio Raina

 

Gabriel Rossini

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El director de Bahco Argentina, Fernando Montenegro, dijo que el sector industrial en general y la empresa que dirige en particular, están pasando por un momento muy difícil como consecuencia de la situación económica que vive el país. Señaló que están apuntalando con ofertas las ventas de sus productos para hacer frente a la caída del consumo, y se mostró preocupado porque el sector mayorista también empezó a caer desde mayo, por el freno de la obra pública; pero ratificó que las inversiones previstas por la compañía se mantendrán, pese a la coyuntura que atraviesa el país.

—¿Cuál es el panorama en el que van a festejar el Día de la Industria?

—Con preocupación. Estamos pasando un momento bastante difícil. En el caso de Bahco nos tomamos un paréntesis para festejar los 130 años de la llave de caño, pero estamos preocupados. Tenemos costos fijos muy altos. No podemos negociar salarios ni tarifas eléctricas ni pedirle a Acindar un 30 por ciento de descuento, porque el mercado para vender exige esa rebaja de precios. Y eso es un poco lo que tenemos que hacer para ubicar el producto.

—¿Los salarios y las tarifas de los servicios públicos son los dos más importantes componentes en los costos que tienen en la fábrica?

—Los costos salariales son un componente muy importante de nuestra planta. Aproximadamente se ubican entre el 50 y el 60 por ciento, depende de la familia del producto. La materia prima, acero, plástico, etc. representa entre un 20 y un 25 por ciento y el resto son los servicios públicos en general, de los cuales la gran mayoría se los lleva la energía eléctrica y el gas.

—¿La velocidad y los porcentajes con los que se aumentaron los servicios fue un problema para ustedes?

—Fundamentalmente es falta de planificación, porque si hacés inversiones en una dirección... Nosotros por ejemplo hicimos inversiones para tratar de reducir el gasto en luz y nos pasamos a gas porque era muy conveniente. Pero no dieron los resultados que esperábamos. Por eso creo que el gran problema es la falta de planificación porque para poder reducir los consumos tenés que hacer inversiones que no son de un año sino de varios años, y si en el medio cambiás las reglas de juego no te sirven.

—¿Nunca pudieron avanzar con las empresas de servicios públicos para ver de qué manera se podía morigerar esta situación?

—No. Además está la situación de la ubicación de la planta y los servicios anexos que tiene. Nosotros gastamos un dinero muy importante en el vertido de efluentes porque la planta no tiene un vertido industrial. Tenemos una planta depuradora que hace un proceso de reducción y decantación. Eso entra dentro del baremo de agua de bebida, según la Ley Provincial de Medio Ambiente. Esta agua va a dos pantanos que depura el efluente de la planta de tratamientos, y finalmente va a la laguna que está dentro del predio. Es un proceso muy costoso y largo, de mucha vigilancia, porque al verter en una laguna tiene que estar impecable y eso genera costos que se terminan trasladando al precio del producto.

—Trabajan con dos canales de ventas: el mercado interno y la exportación. ¿Como está la situación en ambos sectores?

—El mercado interno lo divido en dos patas: una mayorista y otra que es la del consumo masivo, que se está comportando como el resto de los productos, con el agravante de que los nuestros son productos durables, no de primera necesidad como los lácteos. Aunque veníamos con acciones muy fuertes para empujar la venta, desde mayo se retrajo brutalmente. Estamos haciendo todos los esfuerzos que podemos para apuntalar las ventas, a punto tal que entre el 60 y el 70 por ciento se canalizan a través de ofertas y promociones. Y la otra pata que es el canal industrial -nosotros le vendemos a mayoristas que atienden la industria- andaba muy bien pero en el último mes empezaron a cancelar órdenes, porque hay contratos que se les están cayendo a las empresas, lo que vemos con mucha preocupación, porque la obra pública, que era un gran activador, ahora está entre signos de pregunta.

—¿La devaluación les mejoró los precios relativos para hacer más competitivos las exportaciones?

—Sí, en las ventas al exterior la rentabilidad se recuperó. Pero la inflación interna se va comiendo este margen. El 20 por ciento de la devaluación del dólar prácticamente ya se perdió. Así que si seguimos a esta tasa, a fin de año la rentabilidad que se ganó con la devaluación se va a perder.

—Uno de los problemas que tuvieron en los dos últimos años fue la apertura indiscriminada de importaciones. ¿Se pusieron algunas restricciones?

—Las importaciones son virulentas. No se puso ninguna restricción. Se estaba trabajando en la imposición de barreras paraarancelarias técnicas, que es muy difícil implementarlas y siempre tienen forma de eludirlas. En nuestro rubro las importaciones se incrementaron alrededor de un 10 por ciento cuando la retracción del mercado fue de entre un 20 y un 40 por ciento.

—¿Pese a este panorama tienen prevista alguna inversión?

—Vamos a continuar con el proyecto del Shingijutsu, que es un proceso de mejora continua. Se trata de un plan a cinco años, donde lo que básicamente planteamos es una reformulación de las líneas de la planta, con incremento de la actividad importante y con inversiones asociadas. Lo importante es que no está atado a una coyuntura. Los dueños de la planta están dispuestos a seguir invirtiendo pese a los vaivenes de la planta, porque Argentina es un mercado importante y siempre repito que lo es por la existencia de la planta fue como un ancla de la marca que hizo que permanezca, más allá de los vaivenes del país. Y eso se nota cuando lo comparás con otros mercados.

—¿Con qué expectativas encaran lo que viene?

—De aquí a fin de año es pelearla día a día con promociones y mucho esfuerzo. Y para el año que viene no sabemos. Ahora estamos en proceso de elaborar el presupuesto y no sabemos con qué cifras manejarnos. No es la primera vez que nos pasa, pero es un escenario que no sabemos para dónde va a salir. Va a depender mucho ahora de las señales que dé el gobierno respecto a los compromisos con el FMI y si puede anclar el dólar y domesticar lo que está pasando.

—Claramente la caída de la industria se nota en la vida cotidiana; no son sólo porcentajes que aparecen en las estadísticas.

—Lo ves en la calle, en el consumo diario. La capacidad de ahorro de los que tenemos alguna capacidad de ahorro bajó bestialmente y el que no la tenía directamente está debajo de la línea del consumo y eso se nota. Hay lugar para las segundas y terceras marcas. O directamente ni consume. En el caso nuestro es de las primeras cosas que se postergan, porque no es un producto de primera necesidad. Si podés seguir tirando con el alicate que tenés, no vas a comprar el que te guste. Y si lo necesitás, probablemente no comprés un alicate de Bahco, sino el primero que encuentres lindo, bonito y barato.

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País inflacionario

Debido a la alta inflación que viene sufriendo nuestro país, recientemente, la economía argentina ha sido clasificada como altamente inflacionaria, de acuerdo con las normas contables de Estados Unidos y, por ende, las empresas locales que tiene su Casa Matriz en aquel país deben realizar su contabilidad bajo la norma “ASC 830”; la que básicamente indica que la contabilidad debe realizarse en dólares americanos a más tardar el 1º de julio de 2018.