Después de la “no venta”...

Unión debe arreglar sí o sí un nuevo contrato con Soldano

No sólo que ya el club no contará con un ingreso que los dirigentes consideraban “imprescindible”, sino que tienen que alargar los términos del vínculo para no perder al delantero.

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Franco Soldano en el clásico, disputando la pelota con Gustavo Toledo. Priorizó lo deportivo, se quedó en Unión y ahora tiene el contrato a disposición para extender el vínculo con el club, mejorando su situación económica.

Foto: José Almeida

 

Enrique Cruz (h)

“Franco Soldano se sintió plato de segunda mesa y decidió rechazar la oferta de Rayados, no lo culpo, salieron nombres a diestra y siniestra”, señala un periodista partidario de Los Rayados de Monterrey. Si es verdad o no, lo dirá el propio jugador. Queda en claro que hubo una decisión “deportiva” que se tomó, “priorizando Unión y teniendo en cuenta que ya se llevan jugadas siete u ocho fechas del torneo mexicano. Acá está insertado y en plena competencia con los compañeros. En lugar de ir a otro plantel y con otras condiciones, preferimos seguir hasta ver qué puede salir en el próximo mercado”, como dijo Hernán Rubiola, el representante del jugador.

Primer error: haber dejado pasar tanto tiempo para venderlo. De la venta de Soldano se viene hablando desde el año pasado y en el mercado de enero ya se habían mencionado posibilidades. El torneo argentino terminó en el mes de mayo y el tiempo de transacciones fue lo suficientemente extenso como para haber trabajado de manera diferente. Rubiola dijo que se habían entregado poderes para negociarlo en Italia, España e Inglaterra, haciendo algunas aclaraciones como que el mercado está “limitado” porque no se paga lo que se cree que el jugador vale, aunque enseguida admite que Huracán vendió a Pussetto a Italia en 7 u 8 millones de dólares netos a Udinese y esto fue porque “Huracán tiene una buena vidriera”.

Segundo error: haber dejado pasar tanto tiempo para ampliar los términos del contrato. Tanto sea a favor del jugador (los términos económicos, o sea su sueldo) como a favor del club (los términos de duración del contrato). ¿Qué dice Rubiola?, que ante una oferta concreta como la de Los Rayados de Monterrey —un equipo de buen nivel de la primera categoría de México, con un fuerte poderío económico— se priorizó lo deportivo. Es decir, en pocas palabras y para ejemplificar: Soldano prefirió quedarse en Unión porque sabe que es titular, conoce a sus compañeros y al técnico, lo conocen a él y eso puso por encima de una chance de ganar mucho más dinero pero yendo a un club que tiene un plantel armado, en un torneo de siete u ocho fechas de vida y donde tenía que ganarse un lugar. Se entiende. Pero todo esto pasa a un segundo plano y se prende la luz roja de alerta cuando se está transitando el último año de duración del contrato. Ya Unión tuvo una experiencia que no salió bien: la de Lucas Gamba. Al principio se pensó en ofrecerle un reconocimiento al jugador para que pueda gestionar un contrato en el exterior o en condiciones más convenientes, en “premio” a lo que dio durante cuatro años en el club. Unión tenía el 80 por ciento, pero dejó que se llegue al último año y cuando se acordaron de proponerle una renovación, ya Gamba tenía ofertas que fueron irresistibles en lo económico, negociando en condiciones favorables no sólo para él sino para el club —en este caso Huracán— que se encontró con la chance de incorporarlo sin necesidad de arreglar con Unión pues el contrato del jugador había expirado.

El fútbol ha cambiado y estos tiempos modernos son de gran protección al jugador y desprotección a las instituciones. No se compra la propiedad del pase de un jugador, sino que se “compran contratos”. Por lo tanto, esa propiedad es ni más ni menos que la vigencia del contrato. Por ende, llegar al último año implica un riesgo que no se puede ni se debe asumir. Sólo un ejemplo: El Litoral publicará en estos días una nota con Emiliano Sala, el delantero nacido en Progreso que triunfa en el fútbol de los campeones del mundo, el francés. Sala juega para el Nantes. Le hicieron en su momento un contrato de cinco años y empezó a transitar por el cuarto, o sea que le queda este año y el que viene (le vence en 2020). Ya tiene en sus manos la oferta del club para renovar. Es decir, no espera el club la llegada del último año sino que con suficiente antelación le propone extender el contrato, que no es otra cosa que alargar la propiedad del jugador.

Ya los clubes no tienen aquella “protección” de obligarlo a jugar dos años “por el 20 por ciento” si no acepta arreglar el contrato. Eso era antes, cuando se esperaba hasta el final del contrato y si no había acuerdo, automáticamente se extendía por dos temporadas. Eso no va más. El estatuto Fifa habla de cinco años como máximo para estipular la duración de un contrato, aunque la mayoría firma por 3. Y éste es el concepto que debe modificar la dirigencia de los clubes. Cuando se compra un jugador, se está comprando un contrato. Y siempre, llegar al último año es sinónimo de pérdida del jugador cuando previamente no se arregla el alargamiento de ese vínculo.

“Nosotros le pedimos a Luis que se siente con el padre y el representante del jugador para que cumplan con la promesa de extender el contrato”, dijo hace poco Emilio Lamas, uno de los vicepresidentes de Unión, luego de una reunión de comisión directiva. La intención de Unión es clara: ofrecerle una mejora en lo económico para brindarle a Soldano un reconocimiento por lo que hizo adentro de la cancha y que lo ha llevado a convertirse en el jugador más cotizado que tiene el club.

La situación de Unión es compleja: se quedó sin un ingreso absolutamente imprescindible y con un jugador con el que debe arreglar urgente su situación contractual. Es compleja porque hay inversiones que se deben ejecutar en forma inmediata (por ejemplo, la iluminación del estadio para estar a tono con las exigencias de Conmebol), algunos déficits que se tienen que enjugar y una situación en la que todo depende ahora de la buena voluntad de las partes para no llegar a un extremo indeseable para el club, que sería la de perder al futbolista.

Ni siquiera es necesario esperar hasta el año que viene (cuando se produce el vencimiento real del contrato), sino que ya a fin de año (en tres meses) se puede presentar un escenario indeseable para los intereses de la institución, que allí se encontraría en una situación de absoluto desamparo.

En pocas palabras, Unión ya no cuenta con un ingreso de dinero (la venta del 75 por ciento que tiene del jugador) y se puede quedar sin Soldano si es que el “tire y afloje” que se inicia, ya con todos los libros de pases cerrados en el mundo, no surte un efecto positivo para la institución.

Peano por Papaleo

Pensando en el partido del domingo a las 20.10 en cancha de Banfield, ante Sarmiento de Resistencia por Copa Argentina, la única modificación sería el ingreso de Marcos Peano por Joaquín Papaleo, manteniéndose luego el resto de los que entraron como titulares en el clásico.

Peano; Martínez, Gómez Andrade, Bottinelli y Corvalán; Zabala, Acevedo, Mauro Pittón y Fragapane; Soldano y Troyanski serían los 11 que pondrá en cancha Leo Madelón para afrontar el compromiso de 16avos. de final.

A propósito de los arqueros de Unión, en la última fecha que se jugó de la Superliga se produjeron 7 debuts, a saber: Matías Fonseca (Patronato), Joaquín Papaleo (Unión), Marcos Peano (Unión), Álvaro Barreal (Vélez), Lisandro Cabrera (Newell’s), Gustavo Abregú (San Martín de Tucumán) y Maximiliano Comba (Gimnasia La Plata).

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Raúl Valdez, el entrenador de Sarmiento de Resistencia que va por la hazaña ante Unión, el domingo en cancha del Taladro.

Foto: El Litoral

El tercer chaqueño de la historia

Sarmiento de Resistencia será el tercer rival chaqueño que oficialmente enfrente a Unión, luego de Chaco For Ever, a quien enfrentó en la B y en la A, y a Don Orione, con el que jugó en el Regional de 1971.

El equipo sería el calco del que disputó la mayoría de los partidos del torneo pasado, con 2 ó 3 probables variantes. El cambio obligado será quien juegue como extremo izquierdo en lugar de Raúl Chalabe quien ya no forma parte del plantel.

Por ahora, parece que Sebastián Parera lleva una ventaja sobre el resto, aunque la otra duda de Valdez pasaría por el estado de Horacio Orzán, quien se sumó tarde a la pretemporada y todavía no estaría en las condiciones ideales que pretende el entrenador Raúl Valdez. En ese caso, su lugar podría ocuparlo Rodrigo Castro.

Más allá de eso, en caso de que Orzán juegue de titular, Castro podría correrse al carril izquierdo y en ese caso, Parera iría entre los relevos. Además, por el momento, Gonzalo Cañete parece haberle ganado la “pulseada” a Alexis Bulgarelli en el extremo derecho.

Por lo ensayado hasta el momento, se podría decir que ante Unión, Sarmiento formaría con: Juan Ignacio Carrera; Pablo Cuevas (ex Colón), Brian Berlo, Ronald Huth y Federico López; Horacio Orzán o Rodrigo Castro, Claudio Cevasco y Ángel Piz; Gonzalo Cañete, Luis Silba y Sebastián Parera o Rodrigo Castro.

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El pibe Gallegos salta con la pierna arriba para quedarse con la pelota. Es un jugador al que Madelón lleva de a poco buscando otra alternativa para el ataque.

Foto: Manuel Fabatía