El sábado, en Luz y Fuerza

Una tragedia sobre el poder

“Calígula”, el histórico musical de Cibrián-Mahler, vuelve a Santa Fe en versión del grupo rosarino Scène. El Litoral dialogó con los hacedores sobre el desafío de una realización de esta magnitud.

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Esteban Merdeni (protagonista), Esilda Giancola (directora) y Tomás Merdeni (integrante del elenco), durante su visita a El Litoral.

Foto: Mauricio Garín

 

Ignacio Andrés Amarillo

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El grupo independiente rosarino Scène, conformado por actores, bailarines y cantantes dedicados a la comedia musical, prepara su desembarco en Santa Fe con “Calígula”, su versión del musical de Pepe Cibrián y Ángel Mahler que constituye su primera puesta. Será el sábado desde las 21, en el Teatro Luz y Fuerza (Junín 2957). Las anticipadas a $ 300 se pueden adquirir en la boletería de la sala o por Ticketway.com.ar.

Para conocer más sobre la iniciativa, El Litoral dialogó con Esteban Merdeni (protagonista), Esilda Giancola (directora) y Tomás Merdeni (integrante del elenco).

—¿Cómo se armó el grupo? Es poco habitual que en el interior se hagan estas cosas.

Esilda: —Exacto. Se empezó a formar en noviembre de 2017. Tomamos la decisión con Esteban de encarar este nuevo proyecto, e hicimos un llamado a profesionales que conocíamos del ambiente, proponiendo lo que estábamos encarando, el modo en lo que lo íbamos a hacer; y el compromiso, porque ensayamos una vez a la semana, seis horas, los domingos. Cada uno trabaja o estudia, más allá de su labor como actores, cantantes o bailarines.

Arrancamos este proyecto queriendo que en el escenario se vea algo increíble, espectacular. Se llamó uno por uno, dijeron que sí, y empezamos. La primera presentación la hicimos en julio, y ahí arrancamos la gira.

Búsqueda propia

—¿Por qué eligieron “Calígula” como primer espectáculo?

Esteban: —Esilda me propone “Calígula” como proyecto porque siempre nos gustó a ambos. La habíamos preparado en otros tiempos y nunca la pudimos sacar a la ruta como se debía, y nos pareció una buena oportunidad. Previo a avisar a los actores cuál era la obra que íbamos a hacer se charló con los autores, para ver si podíamos contar con la autorización: no solamente para hacer una función o una temporada local, sino poder llevarla a otras ciudades. Cuando nos dieron el OK (no es común en ellos ceder los derechos de una de sus obras más emblemáticas) para nosotros fue una sorpresa, fue suficiente para decir: “Toda la carne en el asador”.

—La obra trata sobre el poder, sobre un montón de cuestiones sociales que no pierden vigencia: la primera versión fue en los 80, la segunda después del final de los 90. Todo en la historia de un emperador de hace siglos. ¿Qué le fueron encontrando para este tiempo?

Esilda: —El texto permite ubicarte en cualquier tiempo histórico. Hicimos improvisaciones que quedaron súper bien durante los ensayos y se acomodaron en la obra, ya que el texto te permite ir más allá de lo que está escrito. Se fueron metiendo pequeños juegos que generan una llegada increíble en el espectador: hablar del dólar...

Esteban: —Le da un toque de humor a una obra tan trágica. Descomprime y permite tomarse con humor lo mal que la estamos pasando. El pueblo de “Calígula” también la pasa mal. Es tomar la realidad y tirarla al escenario para hacerla más de uno.

Tomás: —La obra es atemporal, entonces la podés adaptar a tiempos pasados y presentes; inclusive podés ver lo que se viene en el futuro. Todos los conflictos sociales que existen actualmente, que existieron en el pasado, se ven reflejados en lo que se pone sobre el escenario. Entonces te replanteás las cosas al ver la obra, y decís: “Esto pasa actualmente”. Es una creación terrible que salió de una cabeza enorme como la de Pepe Cibrián, que da para ponerla en escena y que la gente disfrute lo que ve.

—Esos juegos demuestran que no se quedaron en la puesta que pueden haber visto, o en algo canónico, sino que le fueron encontrando la vuelta para la puesta personal.

Esilda: —Exacto. Obviamente el texto se respeta al 100 %, y la puesta al 70 %. Le pusimos algunos toques nuestros. Sabemos que a los autores les encantó, también a gente muy allegada a ellos que estuvo de acuerdo. No fue algo totalmente independiente, hemos charlado y nos abrieron las puertas: “Tienen algo de libertad”. Lo mismo con las coreografías: están armadas en su esencia en la original, pero también se puso el arte nuestro.

Montaje integral

—Empezaron a ensayar con el elenco, pero después viene el tema escenotécnico: son mucha gente arriba y abajo del escenario.

Esilda: —Una vez que tuvimos la obra marcada en su totalidad, donde podíamos presentarla (dos meses antes del estreno) nos pusimos de lleno, sobre todo Esteban, con la iluminación: porque es tan importante como la escenografía y la puesta en escena total. Es un 50 % de lo que se ve; todo se ayuda.

Esteban: —Podés ver una pintura en blanco y negro o darle color. Presentar un boceto o una obra terminada. Con las luces se dan los trazos artísticos finales: se arman los climas, los momentos, le da otro dinamismo a la obra. Sobre todo al ser extensa, que debe tener una duración de dos horas 40; los cambios de luces constantes le dan dinamismo y hacen una obra súper visual.

Esilda: —También juega mucho el sonido, porque la obra no es totalmente musical, y eso es complejo: necesitás un técnico de sonido que sepa exactamente dónde tirar un trueno, dónde empezar un latido, efectos que generan climas sensacionales. Eso es lo sorprendente que tiene la obra, son los ‘efectos especiales‘.

Esteban: —Los actores se ven modificados por esos efectos.

—Por más que te sepas todas las partes, los personajes terminan de cerrar cuando te ponés el vestuario, cuando te cae la luz encima.

Esilda: —Totalmente. Siempre le comento al elenco que tienen que aprovechar cada presentación de todo lo que hagan. Porque en cada presentación encontrás algo nuevo y da un crecimiento extremo: ese día te llevás el 100 % de lo que trabajaste en cinco meses; en dos meses te embebés de arte que te transforma.

Tomás: —Las cosas que suceden atrás también generan mucha experiencia, y crea el clima para que la obra salga tal cual como tiene que salir. No es lo mismo estar arriba del escenario y demostrar poca energía, que concentrarse antes. Es un equipo, y funciona si todas las partes encajan correctamente: maquillaje, técnica, iluminación, vestuario. Todo suma en la obra.

—No se sostendrían dos horas 40 con poca energía.

Esilda: —Totalmente.

Esteban: —Y la gente no se sentiría atraída.

El futuro

—¿Cómo sigue después de Santa Fe?

Esteban: —Tenemos un break en octubre y cerramos la gira en Rosario, con dos funciones. Tenemos previstas algunas funciones para el año que viene, sumando algunas provincias. Pero todavía estamos gestionando las autorizaciones con los autores, cerrando los teatros.

—¿Y proyectos futuros?

Esilda: —Ya estamos trabajando en un proyecto propio. Me encantaría decir nombres, pero no voy a decir nada (risas). Va a ser una organización de puesta similar a “Calígula”: texto, instrumental, canciones, va a ser una obra musical. Por eso mismo decidimos extender “Calígula”: queremos explotarla, sabemos que lo que estamos presentando vale para hacerlo, y hay que llegar a donde más podamos; para que nos conozca la gente, para que vea el producto, y eso nos de el gran empujón para lo que viene.

Esteban: —Y ojalá este sábado explote el teatro, así volvemos.