Una experiencia al interior profundo de La Rioja

Estudiantes santafesinos y un viaje “que les cambia la vida”

  • Alumnos de cuarto año del Colegio San Marta de la localidad de Pilar intercambiaron vivencias con familias de Paraje La Torre. El testimonio de la directora del establecimiento educativo y de una de las jóvenes que participó.
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Los alumnos compartieron diversas actividades con la comunidad riojana. Foto: Gentileza Colegio Santa Marta

 

Gonzalo Zentner

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Alumnos de cuarto año del Colegio Santa Marta de la localidad santafesina de Pilar realizaron la semana pasada un viaje a la La Rioja para convivir durante unos días junto a habitantes de Paraje La Torre, ubicado a unos 150 kilómetros de la capital provincial. La actividad, que se organiza hace 10 años, se realiza en el marco del proyecto “Multiplicando Panes”.

Tras 12 horas de viaje y más de 800 kilómetros recorridos, la delegación integrada por 26 jóvenes y siete docentes, arribó a la escuela “Juan Ramón Carrizo”. Allí realizaron diversas actividades como talleres culturales y trabajaron armando y pintando juegos para los niños. También visitaron la comunidad Cerro Blanco, un lugar al que se llega solamente caminando, en un recorrido de unos ocho kilómetros. En esa travesía, los alumnos recorrieron y observaron una serie de restos arqueológicos de la época de la Colonización Española.

En diálogo con El Litoral, la directora del colegio, Julieta Perelló contó cómo fue la experiencia para los alumnos en un viaje distinto. “Los chicos pararon en la escuela y dormían en las aulas y una capilla que está pegada. Es un colegio muy pequeño”, comenzó la docente. “Es un viaje que les marca un antes y después, hemos tenido chicos en años anteriores que nos dicen ‘fue el mejor viaje de mi vida’ porque comparten experiencias, junto a compañeros y docentes, y pasan unos días con gente sumamente sencilla y en esas circunstancias aflora lo mejor y peor de cada uno. Te exige que tenes que convivir, aceptando al otro así como es, con defectos y virtudes”, comentó.

A manera de ilustrar la experiencia, la profesora dijo: “A los chicos les llama mucho la atención la escasez de agua. Cuando nosotros llegamos a la escuela riojana viene un camión de la comuna y llena de agua un tanque australiano, de ahí se extrae para cocinar y usos personales”. En ese sentido agregó: “Cuando vuelven, los alumnos aprenden a valorar lo que tienen”.

En primera persona

Una de las estudiantes que participaron en esta experiencia también habló con El Litoral y relató, en primera persona, las vivencias que recolectó en tierras riojanas.“Estamos muy conmovidos. Es una realidad totalmente distinta. Son casas muy humildes pero las personas tienen un corazón muy grande. Nos están esperando todo el año y con un montón de cuestiones que uno se pregunta cómo las consiguen”, comenzó Pilar, una de las participantes del viaje.

“Nosotros no vamos a sentarnos y no hacer nada; al contrario, vamos para ayudar. Nos dividimos en grupos y cada día nos tocaba alguna actividad distinta: limpiar la escuela, lavar la vajilla, ayudar con la comida y servir el almuerzo y la cena; siempre teníamos algo para hacer. Siempre en junto con ellos”, agregó.

Al ser consultada por sobre qué fue lo que más le gustó de esta experiencia, la estudiante reconoció: “Uno va con la idea de encontrarse con un paisaje distinto, no sólo por la geografía diferente a la nuestra sino porque también vas a ver la pobreza que hay pero al final de cuentas todo eso queda en otro plano porque te llenás con el cariño y el respeto que tienen esas personas hacia lo que vos estás haciendo”.

En ese sentido, Pilar contó que quedaron amigos con los chicos que conocieron e intercambiaron sus números de teléfonos para comunicarse por WhatsApp. “Hablamos todos los días, nos mandan audios diciéndonos que nos extrañan, que volvamos”, contó. “Lo que más te marca son las personas”, resaltó.

En otro tramo de la entrevista, la alumna también hizo referencia a una cuestión negativa. “Vimos en muchas de las comunidades de la zona que recorrimos que no tienen recolección de basura. Entonces, tienen que tirar los residuos en el medio ambiente y terminan arruinando el bello paisaje que tiene allí. Es una lástima que no haya ese servicio”, explicó.

Colecta solidaria

Uno de los principales motivos del viaje de los estudiantes del colegio Santa Marta es entregar elementos de primera necesidad para la comunidad del Paraje La Torre. Para ello, explicó Perelló, se realizan una serie de actividades desde que comienza el ciclo lectivo. “Llevamos alimentos que juntamos a través de donaciones de la comunidad de Pilar, participan familias de todos los niveles del colegio. También reunimos ropa y hacemos una colecta de dinero. Pasamos casa por casa con una alcancía y la mayoría colabora con el monto que sea”, destacó la directora del establecimiento educativo.

Al mismo tiempo, la profesora Perelló resaltó que los chicos se financiaron ellos el viaje vendiendo pastas. “También es parte del sacrificio que hacen los estudiantes desde el inicio de año cuando empezamos a organizar el viaje”, cerró.

El Colegio

El lema “Educación a lo largo de la vida” es el que identifica al colegio Santa Marta en la comunidad de Pilar. Una institución con un siglo de historia que junto a cada familia de sus alumnos acompaña el crecimiento de niños y jóvenes formándolos integralmente.

De este modo, sus tres niveles, inicial, primario y secundario se proyectan en la localidad y la región, como una institución interesada por los cambios en los procesos educativos, que gestiona al interior de su organización el dinamismo e innovación, diseñando ambientes de aprendizaje y convivencia, que permita a los estudiantes crecimiento humano, intelectual y espiritual. El 27 de abril de 2014, la institución cumplió 50 años. En la oportunidad, para celebrar las bodas de plata se realizó un acto central en el patio central del colegio. También hubo un almuerzo en las instalaciones del Club Atlético Pilar.