Jornada Hortícola en Ángel Gallardo

Impacto directo en los cultivares

En las instalaciones del Centro Operativo Experimental de Ángel Gallardo, la agencia INTA de Monte Vera realizó una jornada técnica para productores y asesores. Estrategias ante la suba del dólar.

Impacto directo  en los cultivares
 

Juan Manuel Fernández

jmferná[email protected]

El Ing. Agr. Federico Ricart es representante en Córdoba y Santa Fe del semillero Garde Giusti Chuchuy S.A., empresa con más de 60 años en el mercado de simientes hortícolas, que está presente en todas las áreas hortícolas del país. En la jornada estuvo mostrando materiales “de impacto para la zona”, específicamente acelga, lechuga, puerro, cebolla de verdeo, entre otros (participaron con más de 30 variedades en el ensayo del INTA). El ingeniero explicó que el productor siempre está ávido de información técnica, como ciclos de los materiales, resistencias a enfermedades, época de siembra o transplante; o de datos como el tamaño y el peso a cosecha.

Sin embargo, en este momento “en realidad el productor hoy está peleando el día a día a nivel económico, no técnico” sostuvo en relación a la coyuntura nacional, marcada por un incremento en los costos de la producción. “Están dolarizados, como en la soja y el maíz, pero no en el precio de venta”, afirmó. De hecho, el técnico sostuvo que el mercado doméstico muestra “valores deprimidos”, con precios de referencia “compatibles con dos años atrás”.

Consultado sobre el impacto para los semilleros, aseguró que el negocio también acusa el impacto de la crisis económica y cambiaria. “Nosotros trabajamos un 90% o más de semilla importada, por lo tanto a nosotros el dólar nos toca de manera directa; la diferencia con el productor es que nosotros vendemos en dólares”. Por lo tanto, explicó que la variación del tipo de cambio la trasladan automáticamente al valor de venta. Pero “se ralentiza la ronda de pagos; el productor compra porque tiene que seguir produciendo para subsistir, pero tiende a achicarse mucho y nuestra entrega al mercado se ve diezmada en los volúmenes de venta”. Por ejemplo, afirmó que un productor que habitualmente compraba 3 kilos de semilla hoy compra uno.

Las modas “verdes”

Y explicó que la caída de las ventas dependen de la zona y la variedad analizada. “No es lo mismo Ángel Gallardo o Monte Vera al norte del país, La Plata o el norte de Córdoba”. La particularidad en mercados como el santafesino, orientado al abastecimiento local con verdura de hoja, “tienden a hacer una reducción en la superficie de siembra para tratar de ubicar el 100% de lo que cosechan; esa reducción en muchos casos alcanza al 50%”. En otra zonas, donde se produce fruta como el tomate que tiene un mercado nacional más grande, la merma es menor, en torno al 20 o 25%”.

También manifestó que como consumidores “no estamos exentos de las modas, que también llegan a las hortalizas”. Y explicó: “así como antes se buscaban lechugas mucho más laxas y abiertas, ahora se buscan más compactas, lo que no sólo repercute en el rinde por hectárea sino en la pos cosecha”, que es más larga y con menos pérdida.

“En achicorias” -agregó- “se abandonaron las variedades pilosas y astringentes, para volcarse a otras más amables al paladar. En el caso de las rúculas, adoptadas en la cocina gourmet, “no se busca la pungencia de las antiguas; el amargo o picante puede ser contraproducente y por eso se apunta a la cosecha de plantas más chicas, cuando es más amable”.

Asegurar la producción

A su turno, el Ing. Agr. Jorge Tiscornia, representante del semillero holandés Bejo en el centro y norte del país, expresó que participaron en el ensayo con brásicas (repollo, coliflor, brócoli), cebolla, remolacha híbrida, acelga (tradicional y de color), y cebolla de verdeo.

“Uno ve que el productor está orientándose cada vez más a asegurarse la producción en el campo; consultan por resistencia de los materiales”, dijo. En tal sentido, remarcó que la firma se orienta a la calidad del producto “para que el productor lo tenga como herramienta comercial en momentos buenos o malos del mercado”.

A su criterio, para el quintero es una “buena estrategia comercial contar con buena calidad todo el año”. Porque cuando la demanda es fluida nadie tiene inconvenientes en vender, pero cuando el mercado “está pesado” sacan ventaja quienes ofrecen el mejor producto.

“Dependiendo de la especie, ya hay una cultura de uso de híbridos”, dijo, en referencia a los materiales con los que se logran mejores características del producto: color, lisura, resistencias a enfermedades y plagas. “Entonces, además del producto en sí, uno ofrece ese valor agregado en la semilla”. Sin embargo la aceptación depende de las zonas productivas, con algunas más adelantadas que otras. “Pero yo creo que todo se encamina a su uso porque es una ventaja comparativa, no sólo en el campo sino en el mercado, donde se nota la diferencia”.

Achicarse para sobrevivir

Sobre las alteraciones de la economía argentina, Tiscornia indicó que el rubro no está ajeno. “Estamos hablando de semilla importada, donde el dólar tiene particular incidencia, y el producto que se vende no tiene esa volatilidad; entonces es más complicado para nosotros el momento que para otro”.

Frente a esta situación opinó igual que su colega, al considerar que el productor apunta a disminuir la superficie cultivada. Pero insistió en que busca defenderse con calidad: “el productor busca mantener un buen producto, porque se va haciendo la marca y una vez que la tiene no puede volver atrás”.

En referencia al impacto de la situación en las diferentes zonas hortícolas del país, Tiscornia consideró que “el golpe lo reciben todas las zonas por igual”, producto de la naturaleza dolarizada de los costos. Sin embargo, estimó que “donde más se siente es en los cinturones verdes, donde está el productor más chico, con menor capacidad para capear el momento”. En otras regiones, con otras fechas de cosecha o climas diferentes, pueden estar mejor. “Pero en general todos lo están sintiendo”.

Producción dolarizada

Un poco más tarde, Mariano Gatti, técnico de la Agencia de Extensión INTA Monte Vera, explicó que los ensayos buscan evaluar los materiales más utilizados en la zona, así como evaluar nuevos híbridos de repollo, brócoli, coliflores, cebolla de verdeo, puerro, remolacha, acelga, espinaca, lechugas, que son los mayor superficie ocupan en los alrededores.

“El productor trata de observar lo que se demanda en el mercado. No hay cultivos en auge que cambien el hábito del productor. Por ejemplo en Santa Fe se busca el repollo de cabeza grande y el productor viene a observar estas variedades”. Y contó que han aparecido crucíferas novedosas como el “kale”. “La situación del quintero hoy no escapa a la del país”, expresó.

“El mayor inconveniente que comentan es que tienen que comprar insumos dolarizados (semillas, fertilizantes, agroquímicos) y el producto se vende en pesos y a un precio bajo” y con tendencia a una diminución de la demanda.

Por otro lado, manifestó que “hay mucha producción, acompañado de que el consumo no escapa a la situación de la economía argentina; y hay mucha inversión para producir”.

Frente a esta situación, el productor “trata de buscarse la semilla más barata posible; la de punta o con tecnología que la encarece la esquiva porque si no le cierran los números”. Y que luego trata de manejar con la mayor eficiencia las fertilizaciones o uso de agroquímicos.

En el cinturón santafesino no se observa una disminución de la superficie, pero sí a nivel de predio. “A lo mejor quien hacía 50 líneas de tomate, por ejemplo, hoy quizás hagan 30 o 20 y se vuelquen más a la verdura que es de menor costo, con ciclos más corto y de mejor riesgo”.

Según Gatti, los cultivos de fruta como el tomate, el pimiento o la berenjena, son más caros y el riesgo es mayor “en ese sentido quizás haya un achicamiento”

Finalmente, como Agente de Proyecto de Cambio Rural, explicó que muchos productores se apoyan en la asistencia técnica como estrategia para sobrellevar el momento con el objetivo de “ser lo más eficiente posible”. Actualmente hay 3 grupos hortícolas con 10 productores cada uno.

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“Nosotros trabajamos más de un 90% de semilla importada, por lo tanto a nosotros el dólar nos toca de manera directa; la diferencia con el productor es que nosotros vendemos en dólares. Se traslada al valor de venta, pero se ralentiza la ronda de pagos” Ing. Agr. Federico Ricart

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“Yo creo que todo se encamina al uso de híbridos, porque es una ventaja comparativa, no sólo en el campo sino en el mercado, donde se nota la diferencia. Al golpe lo reciben todas las zonas por igual, producto de la naturaleza dolarizada de los costos” Ing. Agr. Jorge Tiscornia