Perú

Líder opositora Keiko Fujimori, en prisión por lavado de dinero

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La líder opositora Keiko Fujimori es trasladada tras su detención.

Foto: DPA

 

Rosmery Cueva Sáenz - DPA

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La principal líder de la oposición en el Perú, Keiko Fujimori, atraviesa sus días más difíciles. Los golpes políticos y judiciales contra la ex candidata presidencial, cuyo rechazo va en aumento según sondeos, parecen llegar seguido y con más fuerza.

Después de que su partido Fuerza Popular (FP), que controla el Congreso, cediera ante el Gobierno y se le revocara el indulto a su padre, el ex presidente Alberto Fujimori, Keiko amaneció hoy en prisión tras ser detenida el miércoles en el marco de una investigación por presunto lavado de activos.

“Creo que al margen de las nuevas evidencias que aparentemente han pesado en esta detención creo que, de no estar en una posición política disminuida, no estaría afrontando lo que está afrontando ahora”, comentó el analista político José Carlos Requena.

La Fiscalía acusa a Keiko, de 43 años, de haber liderado “un esquema para delinquir” mediante el cual lavó dinero ilícito para la campaña presidencial de 2011. Las pesquisas apuntan a que al menos 1,2 millones de dólares llegaron de aportes de la constructora brasileña Odebrecht, envuelta en un escándalo de corrupción con implicaciones en varios países latinoamericanos.

El caso de la dirigente, investigada bajo la figura de crimen organizado, viene desde 2017, cuando ex directivos de Odebrecht declararon que la firma aportó dinero a la campaña para equiparar el haber hecho lo mismo con quien entonces era el mayor rival de la contienda, Ollanta Humala, que finalmente llegó al poder.

Las pesquisas contra Keiko y Humala avanzaron en paralelo, pero, a pesar de que las figuras eran las mismas, el juez Richard Concepción Carhuancho solo le dictó prisión preventiva por 18 meses al último. El ex presidente, sin embargo, cumplió solamente nueve meses en prisión gracias a que el Tribunal Constitucional revocó la medida.

Analistas empezaron a cuestionar el sistema judicial por solo tener “mano dura” contra Humala. Mientras tanto, Keiko aplaudía el fallo de Concepción Carhuancho sin esperar que meses después éste decidiría un destino similar para ella.

La aparente tranquilidad de Keiko y FP empezó a tambalearse cuando en julio la prensa difundió una serie de audios que revelaban una red de corrupción enquistada en el Poder Judicial.

En esos audios, el jefe de la banda “Cuellos blancos”, el entonces juez supremo César Hinostroza, que negociaba fallos judiciales, pactaba con un interlocutor una reunión con una “señora K” de “la fuerza número uno”, elementos que obviamente apuntaban hacia la polémica líder.

Esta semana el interlocutor en esa conversación, Antonio Camayo, fue excarcelado tras llegar a un acuerdo con la Justicia para convertirse en “colaborador eficaz”. Entre sus aportes, según fuentes fiscales, está la confirmación de lo que todo el Perú sospechaba: la “señora K” es Keiko.

¿Buscaba Keiko la colaboración de Hinostroza? Esa es otra pregunta que tendrá que aclarar la Justicia, aunque este tema no tenga nada que ver con aquel por el que está detenida.

Como tampoco tiene que ver las sospechas por la forma como fue financiada su campaña de 2016. En esta ocasión, las suspicacias apuntan hacia quien era entonces secretario general de FP y congresista, Joaquín Ramírez, un multimillonario a quien tiene en la mira el departamento antidrogas de Estados Unidos, la DEA.

Todas esas sospechas de corrupción y la manera radical e intolerante con las que Keiko y su FP enfrentaron primero al presidente Pedro Pablo Kuczynski, quien terminó por renunciar, y ahora a Martín Vizcarra, le han costado muchos puntos en simpatía popular a juzgar por las encuestas.

Y no solo por las encuestas. El domingo, el partido fujimorista sufrió una apabullante derrota en los comicios regionales del Perú: no logró ni una sola de las 25 gobernaciones, ni una sola de los 196 alcaldías provinciales, ni una de las 1.678 alcaldías distritales.

Keiko escribió de propia mano tras ser detenida: “no van a truncar nuestro proyecto político”. La dirigente tiene la terquedad heredada del padre y no va a tirar la toalla fácilmente, dicen los expertos. Pero su figura está golpeada y no se sabe si podrá revertilo.