Junto con el papa Pablo VI

Óscar Arnulfo Romero, nuevo santo

  • El obispo salvadoreño Óscar Arnulfo Romero y el papa Pablo VI fueron proclamados santos de la Iglesia católica en el Vaticano por el papa Francisco.

Annette Reuther

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DPA

También subieron a los altares los sacerdotes italianos Francesco Spinelli y Vincenzo Romano, el laico italiano Nunzio Sulprizio, la monja española-boliviana Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús y la alemana Maria Katharina Kasper. El ya conocido como “San Romero de América”, que fuera arzobispo de San Salvador, murió asesinado mientras celebraba misa a manos de un escuadrón de la muerte de ultraderecha en 1980, a los 62 años.

Las canonizaciones en la plaza de San Pedro, a las que acudieron miles de fieles de numerosos países, coinciden con la reunión que se celebra actualmente entre los obispos de la Iglesia dedicada a la juventud, el Sínodo sobre los jóvenes.

En su homilía, el papa subrayó el compromiso de los siete nuevos santos con el amor a Jesús. “Jesús es radical. Él lo da todo y lo pide todo: da un amor total y pide un corazón indiviso”, señaló Francisco.

“A él, que se hizo siervo nuestro hasta el punto de ir a la cruz por nosotros, no podemos responderle solo con la observancia de algún precepto. A él, que nos ofrece la vida eterna, no podemos darle un poco de tiempo sobrante. Jesús no se conforma con un ‘porcentaje de amor’: no podemos amarlo al veinte, al cincuenta o al sesenta por ciento. O todo o nada”, añadió.

Respecto de Romero, Francisco consideró “hermoso” que se encuentre entre los siete canonizados hoy, pues se trata de alguien que “dejó la seguridad del mundo, incluso su propia incolumnidad, para entregar su vida según el Evangelio, cercano a los pobres y a su gente, con el corazón magnetizado por Jesús y sus hermanos”.

El papa destacó además el papel de Pablo VI como “profeta de una Iglesia extrovertida que mira a los lejanos y cuida de los pobres” y que pese a la incomprensión de muchos dio testimonio “de una manera apasionada” de “la belleza y la alegría de seguir totalmente a Jesús”.

Fuerte compromiso

Romero se había convertido en un duro crítico de la violencia política en que se vio envuelto El Salvador. Desde su púlpito en la Catedral Metropolitana denunciaba la violencia que ejercían tanto la Fuerza Armada gubernamental como la guerrilla izquierdista.

Hasta el momento el crimen del religioso, que fue beatificado en mayo de 2015 por el Vaticano, está impune dado que la Justicia nunca ha procesado y condenado a los autores del magnicidio.

El camino de Romero a la santidad estuvo bloqueado durante varios años por sus conexiones políticas con la teología de la liberación, un movimiento izquierdista dentro de la Iglesia católica en las décadas de 1960 y 1970.

Francisco destrabó el proceso en 2015 al reconocer su muerte como un martirio y aprobar su beatificación. El actual papa considera al arzobispo “uno de los mejores hijos de la Iglesia”.

Por su parte, Pablo VI dirigió la Iglesia entre 1963 y 1978 y es recordado por su impulso al Concilio Vaticano II, que introdujo numerosas reformas modernizadoras, como la abolición de la misa en latín. Durante su papado también confirmó la prohibición del aborto y del uso de anticonceptivos.

Pablo VI fue beatificado en 2014, el mismo año en el que fueron proclamados santos otros dos papas modernos, Juan XXIII y Juan Pablo II. Como es norma en los procesos de canonización, expertos vaticanos y el papa aprobaron previamente la existencia de dos milagros atribuidos al nuevo santo.

A su vez, la hermana Nazaria desarrolló su tarea evangelizadora y en favor de los pobres en Latinoamérica desde 1908, cuando su familia dejó España y se mudó a México. A fines de 1912 fue destinada a Oruro, Bolivia, donde fundó, en 1925, lo que hoy se conoce como las Misioneras Cruzadas de la Iglesia. La religiosa, que falleció en Buenos Aires, Argentina, en 1943, fue beatificada por el papa Juan Pablo II en 1992.

También la alemana Maria Katharina Kasper destaca por su compromiso con los necesitados, uno de las principales objetivos del papado de Francisco. Kasper nació el 26 de mayo de 1820 como hija de un agricultor en Dernbach, en el oeste de Alemania. En 1845, ella y otras cuatro mujeres fundaron una asociación dedicada al cuidado doméstico de enfermos y ancianos, así como de niños. Seis años más tarde, esta asociación se convirtió en la Congregación de las Hermanas Pobres de Jesucristo de Dernbach.

“Todos estos santos, en diferentes contextos, han traducido con la vida la Palabra de hoy, sin tibieza, sin cálculos, con el ardor de arriesgar y de dejar. Que el Señor nos ayude a imitar su ejemplo”, subrayó el papa en la misa de canonización.

El caso de la hermana Kasper

Cientos de personas viajaron este domingo a Roma para asistir a la canonización de una monja alemana. El papa Francisco elevará a María Katharina Kasper (1820-1898), fundadora de la comunidad religiosa Las Hermanas de Dernbach, al estatus de santa en la Plaza de San Pedro.

“Sólo desde Alemania, unas 40 de nosotras viajaremos a Roma”, dijo la Hermana Theresia, la nueva Superiora Provincial de la Orden ubicada en Renania-Palatinado, en el oeste de Alemania. Se añadirán otras Hermanas de otros países.

Está prevista una peregrinación a la canonización. “Habrá unos 1.500 peregrinos de la diócesis de Limburgo”, indicó su portavoz, Hendrik Matena.

Kasper es el primer santo de la zona de la diócesis de Limburgo, que se extiende por el territorio de Hesse y Renania-Palatinado. “Cuando se anunció la canonización se me cayeron las lágrimas”, recordó la Hermana Theresia. “Todos aplaudimos”, agregó. También el obispo de Limburgo, Georg Bötzing, celebrará la canonización de Kasper en Roma.

María Katharina Kasper nació el 26 de mayo de 1820 como hija de un agricultor en Dernbach, en Westerwald, en el oeste de Alemania. En 1845, ella y otras cuatro mujeres fundaron una asociación dedicada al cuidado doméstico de enfermos y ancianos, así como de niños.

Seis años más tarde, esta asociación se convirtió en la Congregación de las Hermanas Pobres de Jesucristo de Dernbach. En 1870 la comunidad fue reconocida por el Vaticano. Katharina Kasper murió el 2 de febrero de 1898, cuando la Orden ya tenía más de 1.700 hermanas en 193 ramas. Hoy en día la congregación todavía tiene 600 hermanas en 87 ramas en nueve países de cuatro continentes.

En 1978, el Papa Pablo VI beatificó a María Katharina Kasper. Se dice que fue responsable de la curación de un Hermano indio, que el Vaticano ha reconocido ahora como un milagro. Según su orden, Katharina Kasper nació el 26 de mayo de 1820 en Dernbach como el octavo hijo de un pequeño agricultor y su esposa.