Colón le ganó 7 veces jugando de visitante...

Una historia de plena rivalidad y aquella pelota que el barro frenó

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La noche que Colón llenó, hace 23 años, las dos tribunas visitantes del Gigante de Arroyito. El equipo de Rezza se jugaba el descenso.

Foto: Agencia Rosario

 

Enrique Cruz (h)

Hubo siete victorias de Colón como visitante de Central en el historial en Primera, lo cual no es poco. Pero hay tres hechos que no tienen que ver con resultados futbolísticos en sí, que identifican a este choque que siempre resultó muy particular por la rivalidad entre las hinchadas. Históricamente, Colón fue “amigo” de Newell’s y Unión de Central, lo cual creó una gran rivalidad entre Colón y Central, por un lado, y Unión con Newell’s por el otro. Algo que hoy quedó despedazado sólo en recuerdos y condenado a un presente muy distinto, ya que esas “amistades” hoy han caducado y desaparecido.

Hace poco, el doctor Marcolín elaboró una suerte de ensayo respecto de las relaciones que unieron a Colón y Central a lo largo de la historia. Algo que, por otra parte, es cierto. Uno no se olvida aquel excelente vínculo de Ítalo Giménez y Víctor Vesco, dos presidentes históricos de ambos clubes. El último gesto de Vesco hacia Ítalo se dio en el ‘86, cuando Central ya había ascendido al torneo de Primera y sus jugadores fueron prestados a distintos clubes del ascenso para la disputa de un torneo de cinco meses antes del Mundial, con otro ascenso como premio. Vesco le prestó a Omar Palma, el mejor jugador de aquel Central de 1985, que precisamente tenía en sus filas al hombre que hoy lo conduce como entrenador: el Patón Bauza.

Este es uno de esos hechos que mencionamos al principio de esta nota. Los otros dos tienen que ver, en uno de los casos, con un recordado partido de 1981, el año que Colón se fue al descenso. Los sabaleros jugaron un muy buen partido en Rosario, un día de mucha lluvia y barro. Favret, un wing derecho que había jugado con Maradona en Argentinos Juniors, definió ante la salida de Daniel Carnevali y salió “gritando el gol”. La pelota iba hacia el arco, pero en el trayecto se frenó por el barro y quedó a medio metro de la raya de sentencia. El partido terminó 1 a 1 con goles de Bauza y Favret, precisamente. El otro hecho inolvidable fue la excepcional convocatoria de sabaleros el día del empate en uno, el 7 de agosto de 1996, cuando Colón pugnaba por salvarse del descenso y apenas restaban dos fechas para el final. Fue en la jornada previa al famoso partido con River (el del gol de Müller). Ese día, el del partido en Arroyito, Colón llevó una multitud que colmó la tribuna visitante de dicho escenario (se habló en ese entonces de casi 10.000 simpatizantes rojinegros). El gol lo hizo Rafael Díaz, el hermano de Leo.

En Primera, a Colón le llevó diez años ganarle a Central de visitante. El primer choque fue en 1966 y recién en el Metro del ‘76 llegó el primer triunfo que no fue en Arroyito, precisamente, sino en Junín (Central tenía la cancha suspendida). Ese partido se jugó tres días antes del golpe de Estado que derrocó a Isabel Perón. Ganó Colón 4 a 1 con goles de Juan Carlos López, Saldaño, Aricó y Aimar en contra, mientras que Burgos lo hizo para Central. Luraschi; Aráoz, Di Plácido, Mariano y Fernández; Cococho Álvarez, Roldán y Villarruel; Juan Carlos López, Saldaño y Aricó fueron los 11 sabaleros, ingresando Borgna en reemplazo de “Villita”, bajo la conducción técnica del “Piojo” Yudica. Por su parte, Central formó con Ferrero; Burgos, Pascuttini, Romero y Jorge García; Aimar, Mancinelli y Potente; Peña, Lamberti y Cáceres, ingresando luego Agonil y Vidal.

El último éxito sabalero en el Gigante data del 2014. Era el equipo de Osella, que ganó un partido increíble por 1 a 0 con tanto marcado por Luque. Colón formó ese día con Montoya; Castillo, Alcoba, Landa y Saín; Graciani, Meli, Videla y Mansilla; Luque y Alario. Central, que era dirigido en ese momento por Miguel Ángel Russo, lo hizo con Caranta; Ferrari, Berra, Donati y Delgado; Encina, Neri Domínguez, Méndez y Carrizo; Luna y Acuña. Poblete, Curuchet y Conti fueron los jugadores que ingresaron en el segundo tiempo. El equipo terminó defendiendo con cinco y con uñas y dientes logró mantener un resultado positivo, en un torneo en el que Colón necesitaba sumar puntos a toda costa. Poco tiempo después volvió a jugar en ese mismo escenario, pero para definir el descenso con Atlético de Rafaela.