EL JUEVES, EN ATE CASA ESPAÑA

“Un réquiem alemán”, de Brahms por el Coro Polifónico Provincial

La presentación contará con la participación de prestigiosos cantantes y pianistas invitados. La dirección estará a cargo de Mariano Moruja, quien brindó detalles de los preparativos y señaló que representa un desafío para el ensamble vocal santafesino, porque se eligió la versión de la obra para piano a cuatro manos. “El coro se va a destacar enormemente”, adelantó.

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Para el director Mariano Moruja, sólo los coros muy dotados técnicamente, como el de Santa Fe pueden desarrollar todo el potencial que tiene el Réquiem de Brahms.

Foto: Gentileza producción

 

Juan Ignacio Novak

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Bajo la dirección de Mariano Moruja, el Coro Polifónico Provincial de Santa Fe interpretará en su próximo concierto, previsto para el jueves, “Un réquiem alemán”, de Johnannes Brahms, en versión para piano a cuatro manos. Será a partir de las 21 en ATE Casa España (Rivadavia 2871) con la participación de Lucas Urdampilleta y Silvia Dabul como pianistas y las intervenciones de la soprano Carla Filipcic y del barítono Víctor Torres, en calidad de solistas vocales invitados.

“El gran evento en sí es hacer la obra”, aseguró el maestro Moruja al ser consultado sobre esta presentación, que como es habitual será con entrada libre y gratuita. Es que se trata de una obra que entraña un reto técnico, muy significativo para los coreutas. “Se interpreta más con orquesta que en esta versión que vamos a hacer ahora, que es con piano a cuatro manos, porque el coro queda mucho más expuesto. Brahms era director de coro, escribió música maravillosa para coro y ésta es la obra cumbre. La versión para piano es posterior a la versión de orquesta, pero es original de Brahms”, explicó Moruja.

“Un réquiem alemán”, de Brahms no sólo es complejo desde el punto de vista de la emisión, que demanda un coro profesional y bien preparado, sino también porque para los vocalistas es necesario saber por dónde transitar desde el punto de vista emotivo. “Es que los textos te conectan todo el tiempo con cosas autorreferenciales. Por ejemplo, en el primer solo, el barítono le pide a Dios que le haga comprender que la vida tiene un fin y qué objetivo tuvo su vida. Es una de esas típicas obras en las cuales hay que regular la emoción propia, porque aunque uno trata de que la emoción esté del lado del público, se compromete enormemente. Es una obra maravillosa. Y a eso le sumamos que todos los solistas que van a venir no lo hacen tan frecuentemente y son referentes, al igual que los pianistas, que tienen una capacidad enorme”, señaló el director.

Este año, el Coro Polifónico ya tuvo la oportunidad de ejecutar “Un réquiem alemán”, pero en la versión para Orquesta. Por eso, a partir de que ya había una base aprendida, se pudieron profundizar otros aspectos en la instancia de preparación para el concierto del jueves. “Ahora, hay que hacerla con un estilo más delicado, más camarístico, con menos gente sobre el escenario. Estar acompañados por el piano solamente, implica un grado de alta exposición. El coro se va a destacar enormemente, es un desafío”, apuntó el director.

La vida en el arte

En los elementos relacionados con la vida de Brahms que rodean las condiciones de producción de su Réquiem radica gran parte de la relevancia que posee la obra, en directa relación con su virtuosismo técnico. “Es una obra que tiene la enorme capacidad técnica de Brahms, pero tiene un montón de componentes autobiográficos que la hacen increíble. Porque cuando las cosas surgen de una profunda emoción, salen de otra manera. En ese sentido, es una obra tremenda”, relató Moruja.

El origen de esta obra se relaciona con la muerte de Robert Schumann, que era un gran referente para Brahms. “Brahms sufre mucho la grave enfermedad psiquiátrica de Schumann. Y queda en una relación muy profunda con su, Clara Wieck. Y eso atraviesa su vida, aunque no se sabe bien qué tipo de relación tuvieron. Schumann es justamente el que revoluciona algunos aspectos de la música como la armonía y la relación con el texto, cosas que toma Brahms”, explicó Moruja. También se vincula en el proceso de la obra la muerte de la propia madre de Brahms. “Ahí agrega el número con la soprano, que habla del consuelo, de ser consolado como solo una madre puede consolar. Y en la melodía de ese consuelo está casi mencionada la “Canción de cuna” de Brahms, que es muy famosa”, detalló el director.

Esta obra le demandó mucho tiempo a Brahms, no porque haya demorado, sino porque el proceso acompañó distintos momentos de su vida. “La temática es una mirada de la muerte, pero distinta a la histórica. Eso la hace muy notable. Todos los textos son bíblicos, pero no son los textos usuales del ritual católico, sino que son otros, que tienen más que ver con la traducción luterana de la Biblia, que tiene otro sentido. Por ejemplo, la muerte no está tomada como en la misa histórica con el Juicio Final, el premio y el castigo. Acá hay otras cosas. Es como si hubiera un optimismo espiritual a través de la obra, porque habla de la muerte como transformación. Todos seremos transformados en el momento de la muerte, por esa relación con Dios descubriremos algo”, sintetizó Moruja.