Justicia Federal

Piden 18 años de prisión para el líder de Los Monos por narcotráfico

En los alegatos del juicio que se realiza en Rosario, el fiscal argumentó que la banda seguía operativa desde la cárcel. Las mujeres tenían un rol clave.

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La banda está siendo juzgada desde el 20 de septiembre en los tribunales federales de Oroño al 900.

Foto: Marcelo Manera/Archivo

 

Germán de los Santos

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Corresponsalía Rosario

En la etapa de los alegatos en el juicio por narcotráfico contra la banda de Los Monos, el fiscal Federico Reynares Solari pidió penas de 18 años de prisión contra Ariel Máximo Cantero, alias Guille, y Jorge Emanuel Chamorro, quienes manejaban los hilos de la organización para la producción y comercialización de drogas ilícitas desde la cárcel, a través de sus mujeres.

El fiscal le adjudicó, en la línea del procesamiento de la causa que se inició en noviembre de 2015, un rol protagónico a las mujeres de los detenidos, que pasaron a ser el brazo operativo de la banda mientras los hombres esperaban ser juzgados en el fuero provincial por asociación ilícita y homicidios, delitos por los cuales fueron condenados el 9 de abril pasado, Guille a 37 años de prisión -la Cámara de Apelaciones rebajó luego seis meses su condena- y a 12 años a Chamorro.

El fiscal pidió una pena de nueve años de prisión para Patricia Celestina Contreras, alias Cele, madre de Guille, a quien le adjudica un rol relevante en la toma de decisiones y en la comercialización de drogas ilícitas. Esta mujer de 51 años firmó un juicio abreviado con el mismo fiscal por el hallazgo de marihuana en su casa en 2013. El funcionario pidió que se unifique la pena con la de este nuevo proceso.

Mujeres clave

Las otras mujeres que están en el banquillo son Gladys Barrios, tía de la esposa de Guille, quien está acusada de proveer estupefacientes y contactar a los proveedores en otras provincias. Reynares Solari pidió diez años de condena para ella.

Vanesa Barrios, pareja del líder de Los Monos, y Jésica Lloan, de Chamorro, quedaron bajo la lupa en los alegatos como si fueran una extensión en la calle de sus maridos presos. El funcionario del Ministerio Público pidió 12 años para ambas por considerarlas claves en la banda. Ellas recibían instrucciones de sus esposos en las visitas a la unidad penitenciaria de Piñero. Y también a través de teléfonos celulares. “Todas las órdenes eran coordinadas por ellos previamente y en forma telefónica, teniendo absoluto control del funcionamiento de la organización”, dijo.

Otro capítulo lo representan los proveedores de la banda, como Diego Fabián Cuello, dueño de la llamada chacra donde se acopiaba y producía cocaína en la localidad de Alvear, a quien le pidieron una condena a 11 años y 6 meses. Alejandro Flores, otro abastecedor, el fiscal pidió nueve años de prisión.

La cadena

La investigación en el fuero federal se inició por el eslabón más débil de la cadena narco y fue en ascenso hasta llegar a los líderes de la banda: la provisión de un búnker ubicado en la zona sur de Rosario, cuyos movimientos empezaron a ser observados por agentes de la Policía Federal.

Desde ese momento, la labor de la Fiscalía apuntó a desentrañar a los responsables de los distintos roles y jerarquías, desde los “soldaditos” encargados de custodiar los puntos de venta, hasta los encargados de proveer el estupefaciente, incluyendo a quienes facilitaban el almacenamiento y la logística a la organización.

Los fiscales señalaron que Cantero, Chamorro, y Vanesa Barrios y Jesica Lloan, sus parejas respectivamente, eran “el eslabón superior de la organización”. Los varones detenidos se comunicaban frecuentemente con sus concubinas a fin de determinar los ingresos y egresos económicos de la empresa narco, coordinar el pago de determinadas deudas y conseguir armamento o contratar “soldaditos” para custodiar los puntos de venta.