Llegan cartas

Responsable

KARINA CAZZARO

DNI. 21.653.863

Todos alguna vez fuimos los máximos responsables de algo; quizás una vida, una familia, una comunidad, una empresa, un proyecto; y todos sin excepción, tuvimos alguna vez que asumir el peso de esa responsabilidad. Y hablo de “responsabilidad” no de culpa. Todos muy lejos de ser invencibles, golpeados como los demás por lo que no supimos o pudimos evitar tuvimos que olvidar pena o dolor para pintarnos ese gesto que contuviera a los nuestros y les devolviera la calma y la esperanza de alguna mejoría.

Todos alguna vez nos cuestionamos elecciones que inevitablemente cambiaron la suerte de todas las vidas sujetas a nuestra decisión y aceptamos los reclamos, dudas, enojos o alegrías que obtuvimos en respuesta.

Hay puestos y roles sociales que obligan a quien lo ocupa a dejar de lado su egoísmo, a sacrificar su yo por el bien de otros. En un altruismo tal vez mentido, ese raro capitán de tribu sabe que sólo un accidente le confirió el mando y que cuando ya no pueda velar por el bien de todos será reemplazado por el más fuerte. Nadie quedará atrás en sus filas, ni por edad, ni por enfermedad o torpeza, muy por detrás del último de los suyos cuidará celosamente de cada miembro de su grupo, porque el “todos” no admite omisiones ni consiente privilegios.

Todos los animales sociales lo saben, pero al parecer los argentinos lo olvidamos constantemente. Tal vez por eso, porque es esa la conducta de grupo aprendida que garantiza la cohesión y unidad en sus integrantes a través de jerarquías y roles, que nos molesta tanto que el líder de nuestro país no asuma responsabilidad alguna.

Las sociedades, humanas o no, precisan de un líder real para sobrevivir. También Argentina.