La tarifa de la EPE quedó en la quinta posición

Entrerrianos y cordobeses con la luz más cara del país

  • Fuertes diferencias entre las empresas distribuidoras argentinas. Los gastos del usuario promedio se podrán medir mejor recién a mediados de 2019, para cuando lleguen los aumentos.
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Región Centro. Los gobernadores de Entre Ríos, Gustavo Bordet, y de Córdoba, Juan Schiaretti, flanquean al gobernador de Santa Fe, Miguel Lifschitz, en un acto oficial reciente. Foto: Pablo Aguirre

 

Redacción El Litoral

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Un relevamiento sobre el valor de las tarifas eléctricas, en las distintas empresas distribuidoras del país, ubica a la EPE en el quinto lugar, por debajo de Entre Ríos, de las concesiones del norte y del sur de la Provincia de Buenos Aires, así como de Córdoba.

El diario La Nación tomó el costo mensual de un usuario residencial que consume 550 kw/h. Encontró que el valor más alto lo sufre Entre Ríos, con $ 3.655. Le siguen Córdoba, $ 3.630; Sur de la Provincia de Buenos Aires, $ 3.619; Norte de la Provincia de Buenos Aires, $ 3.452; Santa Fe, $ 3.326; y Mar del Plata y La Plata (también en la provincia de Buenos Aires) con $ 3.031 y 2.938, respectivamente.

Luego, Mendoza, $ 2.787; Jujuy, $ 2.701; Neuquén, $ 2.528; Salta, $ 2.419; Corrientes, $ 2.197; Río Negro, $ 2.192; San Luis, $ 2.155; Tucumán, $ 2.144; y Chaco, $ 2.144.

Por debajo de la línea de los dos mil pesos, se ubican: Misiones, $ 1.989; Ciudad Autónoma de Buenos Aires ($1.972 en Edenor y $ 1.962 en Edesur); Santiago del Estero, $1.955; San Juan, $ 1.908; La Rioja, $ 1.501; y por debajo de los mil pesos, Formosa con apenas $ 960.

El informe de La Nación toma un consumo promedio nacional que sobre todo se verifica en las áreas más urbanas del país. En otras palabras, no es de 550 kw/h el consumo promedio anual residencial de muchas provincias.

Por otra parte, más allá de las políticas en materia de energía que adopta cada gobierno provincial (o la Nación en su concesión de Capital Federal y el Gran Buenos Aires) queda claro que en algunas provincias, a una parte del consumo en los hogares lo paga el Estado con distintos mecanismos: aportes de rentas generales a la compra de energía nacional o financiación mediante un creciente endeudamiento con Cammesa (la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico SA).

Si bien el cuadro deja en evidencia que, como se ha subrayado en numerosas oportunidades desde la Casa Gris, Santa Fe no tiene la energía más cara del país, en la EPE reina la prudencia frente a esas cifras. Se recuerda especialmente que las tarifas de muchas distribuidoras están en pleno proceso de actualización y que los aumentos impactarán en el corto plazo. Una revisión de estas cifras a mediados de 2019 (para cuando se completen las subas) sería más ajustada a la realidad.

Diferencias

El artículo del diario capitalino incluye declaraciones de Verónica Geese, la secretaria de Energía de la provincia de Santa Fe. (No hay expresiones de funcionarios de otras provincias con valores más altos).

Geese recuerda datos conocidos respecto de la concentración del mercado eléctrico más importante del país, que comparten porteños y bonaerenses, cubierto por las empresas privadas Edenor y Edesur. Dijo que allí hay 600 usuarios por kilómetro cuadrado, mientras que en Santa Fe ese promedio es de apenas 11 usuarios. “A la hora de distribuir los costos es muy diferente dividir por 600 que por 11”, subrayó.

Explicó que “cada distribuidora tiene costos de acuerdo con las características del territorio y los usuarios a los que debe alcanzar. No es lo mismo prestar el servicio en centros urbanos densamente poblados que hacerlo en el interior provincial, rural, en pequeños pueblos”.

Una provincia, dos realidades

Luis Rodrigo [email protected]

La subdivisión del mercado eléctrico argentino -que data de la desaparición de Agua y Energía Eléctrica y la creación de empresas provinciales, en la década del 70-, pasó por un proceso de transformaciones intensas durante los 90: las privatizaciones que definen, aún hoy, el mapa eléctrico y su ordenamiento normativo nacional que prácticamente no se ha tocado.

De aquella generalización de ventas de activos estatales y la creación de empresas privadas sólo subsistieron dos concesiones importantes en distribución de energía eléctrica: las del mercado más concentrado, con Edesur y Edenor. (La EPE no se privatizó, pero se ajustó su planta de personal).

Las demás privatizaciones en las provincias -en su enorme mayoría- fueron dando marcha atrás a partir de 2001 con la salida de la convertibilidad.

De hecho, las privatizadas que brindan el servicio eléctrico en Capital Federal y el Gran Buenos Aires contaron con muy fuertes subsidios (un verdadero privilegio respecto del resto del país) durante todo el kirchnerismo.

Por eso, hoy es interesante observar las enormes diferencias tarifarias dentro de una misma provincia: Buenos Aires, que tiene un gobierno plenamente identificado con la Casa Rosada.

Actualmente, hay bonaerenses que cuentan con tarifas muy económicas, de las dos compañías mencionadas, bajo concesiones nacionales, que apenas pagan $1.972 ó $ 1962 por 550 kw/h mensuales.

En cambio, otros habitantes de esa provincia, por el mismo consumo, deben abonar bastante más: $ 3.619 en el Sur bonanerense y $ 3.452 en el norte. Y en Mar del Plata y La Plata, $ 3.031 y $ 2.938, respectivamente.

A nivel nacional, pocas veces se analiza esa realidad. Nadie compara las tarifas de Macri con las de Vidal. Y en rigor, hacerlo no sería justo (aunque sí se lo hace con otras provincias).

Lo que pasa dentro de la provincia de Buenos Aires muestra que más allá de decisiones políticas, hay realidades diferentes en cada mercado eléctrico, según su concentración y su demanda. El mapa fue creado en los 70, con injustas asimetrías, que fueron cristalizadas en los 90.