LA POLITICA EN FOCO

La piel de la cebolla

Germán de los Santos

Las historias relacionadas con el crimen organizado aparecen, en muchos casos, como si fueran la piel de una cebolla. Cada capa que se retira deja entrever algo distinto, y esconde otra cosa. Al principio, nada parece ser lo que es.

El jueves a la tarde ocurrió un crimen por encargo, que generó conmoción en Villa Gobernador Gálvez. Gastón Gallardo, de 40 años, fue asesinado a plena luz del día por dos sicarios que se bajaron de una moto y sorprendieron a este hombre en una charla cotidiana con un vecino y lo ejecutaron de seis tiros, tres de ellos en el pecho.

Gallardo murió dos horas después en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (Heca). Este hombre, que era desde hace dos décadas empleado de la Municipalidad de Villa Gobernador Gálvez, sufrió en carne propia la tragedia de su hijo Francesco, de 4 años, que falleció ahogado el 13 de diciembre pasado en una pileta del polideportivo de la Cooperativa Integral de esa localidad, que funciona desde hace tres décadas sin habilitación.

Gallardo y su pareja Edith encabezaron varias marchas en Villa Gobernador Gálvez, para exigir el cierre definitivo de esa colonia de vacaciones y también fue varias veces a los tribunales, junto con su abogado Raúl Superti, a pedir que la Justicia profundice la investigación, en la que hay tres personas identificadas como responsables de la negligencia que terminó con el nene ahogado en la pileta.

El asesinato de Gallardo provocó escozor en Villa Gobernador Gálvez, porque muchos lo vincularon en un principio con sus reclamos contra la Cooperativa Integral. Un hombre que reclama justicia es asesinado por dos sicarios, titularon muchos medios, incluso nacionales.

Con el correr de las horas, comenzó a aparecer la otra capa de la cebolla de esta historia. Un nuevo capítulo. Y es a donde ahora miran los investigadores con mayor atención: las relaciones con el mundo criminal que tenía Gallardo.

Era el único autorizado para visitar a Luis “Pollo” Bassi, actualmente preso en la cárcel de Coronda. Tenía previsto este sábado ir al penal. La familia de Bassi fue prácticamente eliminada por la guerra narco con la banda de Los Monos. En el mismo lugar, en la remisería Cinco Estrellas de Villa Gobernador Gálvez, fueron ejecutados sus dos hermanos Leonardo y Maximiliano y luego su padre Luis. Su madre se fue de la ciudad, porque estaba convencida de que era la próxima en la lista de venganzas.

El clan narco de los Bassi conformó durante mucho tiempo el brazo armado del histórico intendente de Villa Gobernador Gálvez, Pedro González, quien murió en mayo de 2017. Los usaba en forma permanente como si fueran un grupo parapolicial. Eran los pesados de la intendencia, con la que tenían negocios permanentes a través de la concesión de boliches y la remisería Cinco Estrellas. Y Gallardo formaba parte de ese círculo que dominó esa localidad vecina a Rosario.

Después de la muerte de González en mayo de 2017, Gallardo quedó como una especie de secretario del yerno del intendente Diego Garavano, que era el presidente del Concejo Deliberante y quedó al frente del municipio hasta que perdió con Alberto Ricci, actual jefe comunal del Frente Progresista.

Los investigadores creen que el crimen de Gallardo no estaría relacionado con la muerte de su hijo, y por la metodología que se usó para ejecutarlo, con dos sicarios, tenía que ver con sus relaciones con el mundo criminal de la zona, donde las venganzas significan la muerte.