DOLOR POR LA MUERTE DE JUANJO DOMÍNGUEZ

“Era un señor de la guitarra”

El reconocido músico falleció ayer en Buenos Aires, a los 67 años. A lo largo de su carrera, acompañó a Raúl Barboza, María Graña, Armando Manzanero, Chango Nieto, María Martha Serra Lima, Roberto Goyeneche y Horacio Guarany.

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La noticia del fallecimiento de Domínguez generó expresiones de dolor por parte de numerosos músicos, quienes lamentaron su partida y destacaron sus aportes.

Foto: Archivo El Litoral

 

El Litoral / Télam

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El guitarrista Juanjo Domínguez, un virtuoso de la música criolla capaz de mostrar su toque tanto en el tango como en el folclore, falleció ayer en Buenos Aires a los 67 años a causa de una enfermedad que padecía hace años.

Nació el 23 de octubre de 1951 en Junín, ciudad del noroeste de la provincia de Buenos Aires de la que fue Ciudadano Ilustre, igual reconocimiento que mereció de parte del Municipio de Almirante Brown en 2009, ya que residía en Burzaco desde hace mucho tiempo. Pero más de medio siglo de actividad (se recibió de profesor de guitarra a los 12 años pero a los ocho debutó en TV acompañando al poeta Jaime Dávalos en Canal 7), realizó nueve giras por Estados Unidos, once por Japón y recorrió Europa, Turquía, China y Latinoamérica.

En ese tránsito, Juanjo acompañó a Raúl Barboza, Rubén Juárez, Hugo Marcel, Alberto Morán, Alberto Echagüe, María Graña, Alberto Podestá, Horacio Molina, Armando Manzanero, Chango Nieto, María Martha Serra Lima y Virginia Luque, entre más, aunque dos de sus máximos lazos estéticos hayan sido con Roberto Goyeneche y Horacio Guarany.

Con “El Polaco” estableció una intimidad que coincidió con el momento de mayor masividad del estilo del intérprete tanguero quien presentaba al guitarrista como “a mi orquesta”. Mientras que en yunta con el vocalista folclórico fue el encargado de dirigirle musicalmente ocho álbumes y protagonizó el homenaje que el Festival de Cosquín le propuso en 2018, a un año de su fallecimiento.

Pero la natural sonoridad de Domínguez también se animó, por ejemplo, a acompañar a Andrés Calamaro en el registro de dos de los tangos “Como dos extraños” y “Melodía de arrabal” que el ex Abuelos de la Nada y Los Rodríguez registró para su disco “Tinta roja” (2006).

Harto de las compañías discográficas había creado su propio sello Junín Record y, aunque evidentemente nunca trabajó para los premios, en 2005 mereció el premio Konex como uno de los mejores instrumentistas de la última década en la Argentina.

Pero además de esas colaboraciones, el instrumentista registró una decena de álbumes en solitario, junto a otras placas enfocadas en las obras de Carlos Gardel (2004), Chabuca Granda (2014), Alfredo Zitarrosa (2016) y The Beatles (2016).

Repercusión

La noticia sobre la muerte de Juanjo Domínguez, fallecido hoy a los 67 años, caló hondo entre los músicos locales quienes no dudaron en lamentar su partida y dimensionar su figura guitarrística. El guitarrista y autor tucumano Juan Falú, señaló a Télam que “Juanjo Domínguez era un señor de la guitarra, fue alguien que la dominó y la amó como pocos y me entristece mucho su partida”. Forjado en las arenas del jazz y el rock, Ernesto Snajer dijo a esta agencia que “Juanjo Domínguez fue uno de los íconos indiscutibles de la guitarra argentina, cuestión que no es menor en un país donde la guitarra es sin dudas el instrumento del pueblo”. El guitarrista y productor resaltó que Domínguez “no sólo se destacó, fue un referente enorme por su toque y su técnica descomunales, pero sobre todo por la magia de su sonido atravesado por la música argentina. Por eso para mí integra la dinastía de próceres junto a (entre otros) Roberto Grela, Aníbal Arias, Eduardo Falú y Tito Francia. Artistas enormes de sonido personal y un legado eterno”.

Por su parte, el guitarrista y arreglador Roberto Calvo definió a Domínguez “como un virtuoso y un profundo conocedor del instrumento y de nuestra música. Se fue un referente con la falta que están haciendo”.

José Ceña, guitarrista y cantante de folclore, indicó a Télam que Juanjo “fue, tal vez, el más virtuoso de los guitarristas de música popular. Le bastaba tener una melodía registrada en su memoria para trasladarla a la guitarra en interpretaciones magistrales”. Y enseguida recordó una anécdota que define a Domínguez: “Una vez en una actuación comenzó a improvisar a partir de lo que le pedía el público y alguien lo desafió pidiéndole la ‘Sinfonía Nº 40’ de Mozart y él dijo que no la conocía pero entre la gente alguien dijo “sí que la conocés Juanjo” y le tarareó la melodía a lo que Juanjo respondió “ah, ésa” y la tocó entera”.