De culpas, víctimas y victimarios

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“So long, my son” (“Adiós hijo mío”) del realizador Wang Xiaoshuai. Foto: Dongchun Films

 

Cuini Amelio Ortiz

Desde Berlín

Desde Francia llegó “Grâce á Dieu” (“A Dios gracias”) del reconocido François Ozon. En este nuevo trabajo Ozon se basa en el caso real del sacerdote católico Bernard Preynat acusado en el 2016 de cometer abusos sexuales a alrededor de 70 menores. Ozon reconstruye de la mano de cartas, documentos y vivencias de los protagonistas el infierno de tres de las víctimas, una de las cuales es quien puso en marcha el proceso. El film polemiza además el rol silencioso y cómplice de la Iglesia Católica como institución. En la conferencia de prensa Ozon explicó que el bufete de abogados de la defensa está intentando por todos los medios de impedir el estreno del film en Francia, ya que se esperan los veredictos, entre otros a la acusación al cardinal Philippe Barbarin por haber callado durante años. “Grâce á Dieu” es sin dudas un film capaz de crear polémicas de fuerte impacto social, lo cual es siempre estimulante.

El film italiano en competición se llama “La paranza dei bambini” (“El clan de los niños”) y lo firma Claudio Giovannesi. El mensaje que nos queda de este trabajo que habla de adolescentes napolitanos que inician a trabajar para la “camorra” me resultó tan dudoso como imprudente. El protagonista Nicola (Francesco Di Napoli) es simpático, amoroso con su mamá, adora su hermanito, es astuto y bien educado -nunca vi a un adolescente de esas características, ni en Nápoles ni en Berlín-. Y en relativamente poco tiempo, consigue que el boss le otorgue las armas necesarias y todos sus amigos están contentos con las metralletas aunque tienen que aprender a usarlas ayudados por un tutorial de Youtube. El resto es fácil: encargarse de despachar droga en su barrio y barrer a la competencia. Así él y sus amigos ganan tanto dinero como para comprarse todo lo que desean, como por ejemplo muebles dorados para la mamá. ¡Desaconsejo firmemente mostrar este film en las escuelas!

La República Popular China estuvo presente con “So long, my son” (“Adiós hijo mío”) del realizador Wang Xiaoshuai (“Bicicletas de Beijing”). Un film bello, épico, fascinante y conmovedor. En 180 minutos el director nos narra a través de un drama muy personal, la muerte del único hijito de la pareja protagonista, tres décadas de China, desde el período post Revolución Cultural en los ‘80 hasta la actualidad con sus nuevos ricos y su boom edilicio. Lo más remarcable son los saltos del presente al pasado -a diferentes momentos del pasado- que no confunden al espectador ni un instante. Al contrario, estimulan la curiosidad por conocer cómo exactamente sucedieron los acontecimientos. El film consigue que cada uno de estos personajes, con sus errores y culpas, sus virtudes y sus debilidades estén de improviso cerca nuestro, por encima y a despecho de cualquier régimen o sistema, finalmente humanos, individuos.