Mirada desde el sur

Reportaje al candidato

Raúl Emilio Acosta

Estamos en el despacho del candidato. Suenan los teléfonos pero hace una seña a su secretario para que elimine los llamados de línea. Aparta su celular. Suponemos que lo deja en silencio. Después lo apartará del escritorio. Prepara el mate. Le trajeron el termo y no es el mejor “cebador”. Me contengo. No tiene sentido explicarle secretos sobre el polvillo y la forma de introducir el agua en el porongo. Porongo forrado. Los viejos mates han dado paso a estos que tienen un peaje en talabarterías. Al menos es una calabaza y no uno de esos horribles mates de cerámica.

Repaso la cantidad de gobernadores con los que estuve. Desde aquella primera vez, en 1959, en la que cobré un peso (sí, un peso) por cubrir un partido de la Primera Local (fútbol), que en la vieja LT9 me pagara un hombre de moñito (Pedro Acchiardi o Akiardi), el periodismo viene a mi lado. Con el periodismo la palabra. Con la palabra la poesía, pero ese es otro vicio, como dijese el negro Ielpi, el vicio absoluto.

Con Don Carlos acompañamientos. Y en el ‘73 lo “conversé” a Don Carlos en Buenos Aires. Tiempos de Perón. Se cocinaron demasiadas cosas en Buenos Aires en el 1973. El 1º de mayo de 1974 más todavía.

Después Vernet y los demás en sucesión. El mejor cebador de mates Hermes Binner. El peor Lifschitz. El “chajá” más o menos, el “turco” Obeid creía que sabía y Reutemann no tomaba mates.

El mate es un ritual, del mismo modo que los múltiples asados en campaña. Los candidatos engordan.

No debo quedarme en recuerdos, distracciones. Los candidatos en campaña sonríen, pero tienen fecha de vencimiento. En media hora vendrán a buscarlo.

Los candidatos van a todos lados. Sonríen en todos lados. En el norte despoblado y en el sur/sur extraño y gringo. Cada sonrisa alguien que no se enoja. Si no se enoja puede votarlo. Simple suma imaginaria. Avancemos.

EL MANO A MANO

¿Para qué quiere ser gobernador? Siento que esta provincia tiene mucho para dar, que tiene potencialidades importantes. En mi mandato la producción y el trabajo serán los ejes, y los equipos que trabajan conmigo tienen desarrollados diversos senderos, distintas líneas para que dupliquemos las fábricas, especialicemos trabajadores y lleguemos a una provincia exportadora. En algunas áreas está dormida la provincia. Hay que despertarla.

¿Ha tenido gestiones ejecutivas y legislativas, cree a una diferente de la otra? Las dos son importantes. Los cuerpos colegiados tienen una tarea importante en la democracia, que es dictar las leyes. La tarea ejecutiva es muy importante, es absorbente y única. Quien pasa por un cargo ejecutivo, ya sea municipal, provincial o nacional no lo olvida y entiende que cambia su vida. Todo acto es de servicio y se sirve a muchos desde un ejecutivo. Desde un legislativo se trabajan leyes que quedan por mucho tiempo. También es importante.

¿En el balance del debe y el haber, de lo no realizado, de las promesas que definirán su gobierno en caso de triunfar, cuáles son las grandes materias pendientes? Siento que tenemos mucho para dar, con el equipo que me acompaña. Redefiniremos prioridades educativas y de salud. La atención de los jóvenes es fundamental. Atender los reclamos de los diferentes grupos que han aparecido. Los más nuevos medios de comunicación son una herramienta fenomenal de transformación. Eso no estaba, no es una deuda personal, pero es una materia pendiente para toda nuestra generación.

¿Cuál es su relación con la oposición? El mío será un gobierno de puertas abiertas. Los mejores serán convocados. La provincia precisa de todos y todos hemos aprendido que la lucha colectiva y el trabajo colectivo son importabtes. Siempre se aprende del otro.

Violencia Urbana, Código Narco y Corrupción Estructural son las grandes lacras del siglo XXI ¿cómo piensa atacarlas? La lucha contra el delito organizado, contra las mafias, contra el flagelo de la droga no puede tener descansos ni distracciones. En mi gobierno se creará una secretaría especializada. Todos los recursos que hagan falta estarán a disposición de fuerzas altamente tecnificadas, no puede ser que los delincuentes tengan mejores armamentos, mejor tecnología que el Estado. Todos seremos parte de esta lucha que compromete a nuestros hijos y nuestro futuro. Prometo no bajar los brazos en este tema, como en ningún otro, pero en este con especial énfasis. Déjeme agregarle que se terminará la puerta giratoria para los delincuentes que entran por una y salen inmediatamente...

AMARGURA DEL MATE AMARGO

En algún momento, ignoro en qué instante preciso dejé el cuerpo y desprendí el alma, el pensamiento, la concentración en una cosa. Un distraído de algo es un concentrado en otra cosa, ese “algo” se lleva la atención y la posa en aquello que interesa.

El mate amargo tiene su lógica de yerba secada cerca de aquellos sitios de las plantaciones, de esa hoja, esa clorofila, ese verdor que no perece y se vuelve tibieza y ese “amargor” que se mantiene dándole a la pócima su bouquet. Las viejas diferencias entre la yerba “canchada” y la de factoría, donde entra el arbusto cortado por allá y sale el paquete prensado acá, en el otro extremo. Un mate bien cebado mantiene el sabor, la amargura vegetal que sostiene despierta la noche y confabula amaneceres.

El mate amargo con los candidatos parece un largo mate que viene cebándose hace tiempo, más cercano al teatro, a la utilería, al ayer, a lo demasiado conocido. Juan Manuel de Rosas, según cuentan, en la extrema arbitrariedad que da el poder, tenía una mulata cebándole mates. Un relator de fútbol devenido en comentarista político tenía en su plantel de producción un cebador de mate.

El mate amargo define políticas en la Mesopotamia Argentina y en El Litoral Argentino. En el Río de la Plata. El río sin orillas decía el hombre de Serodino. Ahí estamos. El ejercicio de la entrevista es, como lo habrán advertido desde el principio, eso: un juego. Por las dudas repito. Un juego. El mate amargo no.

El mejor cebador de mates Hermes Binner. El peor Lifschitz. El “chajá” más o menos, el “turco” Obeid creía que sabía y Reutemann no tomaba mates.