Fue contra Escocia

Hoy se cumplen 40 años del primer gol de “Pelusa” en la Selección Argentina

El 2 de junio de 1979, el seleccionado nacional dirigido por César Luis Menotti derrotó a los escoceses en Glasgow 3 a 1 en un amistoso. Con 18 años, Diego Maradona marcó su primer tanto, el tercero de la goleada; los otros dos fueron convertidos por Leopoldo Luque.

Todos lo miran. Maradona y la pelota, rodeado de escoceces, quienes no quieren perderse la posibilidad de admirarlo. En el segundo tiempo marcó su primer gol con la celeste y blanca.

Foto: Archivo

Redacción de El Litoral

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Télam

Diego Maradona, emblema máximo del seleccionado argentino de fútbol a lo largo de la historia, convirtió su primer gol con la camiseta albiceleste hace 40 años, en un amistoso internacional disputado en la ciudad de Glasgow. Ocurrió un 2 de junio de 1979, cuando el equipo dirigido en ese entonces por César Luis Menotti (hoy distinguido con el pomposo cargo de Director de Seleccionados Nacionales) se impuso por 3-1 a la representación de Escocia, en el estadio Hampden Park.

Con apenas 18 años en el lomo, el astro que en esos momentos deslumbraba en Argentinos Juniors ya había acumulado un par de partidos en el seleccionado mayor (debutó en febrero de 1977 en un 5-1 sobre Hungría en la Bombonera), aunque no había podido saborear la conquista de la Copa del Mundo 1978, porque el mismo “Flaco” Menotti lo había marginado de la lista de 22, al igual que con Víctor Bottaniz (Unión) y Humberto Rafael Bravo (Talleres de Córdoba).

Pero el zurdo de Villa Fiorito ya empezaba a recolectar elogios de parte de todos los componentes del “planeta fútbol argentino”, a punto tal que el DT del equipo campeón del mundo no pudo resistir la tentación de llevarlo a una gira por Europa, preparatoria para la Copa América de ese año. Por aquellos días, tanto Maradona como Juan Alberto Barbas, otro de los que tuvo rodaje en una serie amistosa, se preparaban cotidianamente con el seleccionado Sub 20, que luego se consagraría campeón mundial en Japón 1979, provocando una de las mayores empatías entre el futbolero medio y un seleccionado argentino.

El periplo se inició en mayo en Berna (Suiza), donde la Argentina enfrentó a Holanda en un amistoso por el 75to. aniversario de la creación de la FIFA. El empate sin goles y el posterior triunfo argentino en la tanda de penales (8-7) quedaron en una simple anécdota ante la magnitud del escándalo político que se produjo, cuando exiliados argentinos visibilizaron (por primera vez) las atrocidades de la Dictadura Militar que encabezaba por esos días el Gobierno de Jorge Rafael Videla. Los residentes argentinos, más algunos uruguayos que acompañaron, portaron banderas y carteles en las que pusieron de manifiesto los crímenes de lesa humanidad que se cometían en territorio argentino, desde el 24 de marzo de 1976.

La gira continuó en Roma y se saldó con un atractivo empate 2-2 con Italia, mientras que la tercera igualdad consecutiva se dio en Dublín ante la siempre férrea Irlanda (0-0). El partido ante el combinado escocés (participante del Mundial Argentina ‘78) era propicio para regresar a la victoria.

Una notable maniobra individual de Maradona, que gambeteó a dos rivales a toda velocidad y cedió rápido para la entrada de Leopoldo Luque le permitió al ese entonces atacante de River Plate abrir la cuenta, con un disparo que superó la salida del arquero Alan Rough.

Ya en la segunda mitad, a los 16 minutos, apareció otra vez Luque para ampliar las cifras. Y sobre los 25m., con una cesión en cortada desde izquierda a derecha de José Daniel Valencia, posibilitó vivir un momento único al “10” eterno de la Selección Argentina. “Pelusa” dominó el balón y esperó la apurada salida de Frank Wood para tomar una decisión: o centro atrás para habilitar al ingresado Norberto Outes o lo que finalmente ensayó.

Es que Diego, con la frialdad propia de una técnica envidiable, esperó que el guardavallas escocés se “comiera el amague” para depositarla, suave, al fondo de la red. El grito característico con el puño en alto, tras un pequeño salto, acompañó el primero de sus 34 goles (en 91 partidos) con la camiseta que más feliz lo hizo.

El resto es historia conocida. La consagración en México 1986, el llanto por la final perdida en Italia 1990 y la decepcionante tarde de Estados Unidos 1994, cuando el dóping positivo con Nigeria (2-1) le “cortó las piernas”, no sólo a él sino a todo el pueblo argentino. Pero el romance del astro con el gol comenzó en esa soleada tarde, en Glasgow.

Los titulares. El once inicial frente a Escocia.