Una multitud a la que contribuyeron gran cantidad de santafesinos

Fervor, nervios, ansiedad y un emotivo homenaje

Hinchas de Colón y Unión que compartieron el viaje, la bandera por el chiquito Francisco Sueldo y muchas caras conocidas como si las adyacencias del Arena do Gremio estuviesen en la costanera este de nuestra ciudad.

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Todos juntos. Sabaleros y tatengues unidos por la pasión argentina.

Fotos: El Litoral

 

Enrique Cruz (h)

(Enviado Especial a Porto Alegre, Brasil)

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Fue una explosión de argentinos. Es cierto que se veía venir, que las circunstancias eran propicias, que la cercanía con nuestro país invitaba al viaje, pero asombró a propios y extraños. Ya desde el sábado mismo, sobre todo en horas de la tarde, se empezó a ver la marea de compatriotas. Las camisetas celeste y blanca comenzaron a darle colorido a los lobby de los hoteles. Y en ese contexto, estuvieron los santafesinos. Notable la cantidad de comprovincianos, muchos de ellos desandando los 1.100 kilómetros que nos separan de nuestra ciudad de un solo tirón, con poco tiempo para disfrutar y enseguida la partida para el regreso. “Viajamos el sábado todo el día y mañana lunes nos vamos. Sólo se consiguió el lunes en el trabajo, no hay tiempo para más”, fue la voz que se repitió al unísono en el encuentro que se hacía casi a cada paso con el enviado de El Litoral.

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Muy emotivo el homenaje que le hicieron Hernán Decolatti, amigo de la familia Sueldo, junto a uno de sus compañeritos en las infantiles de UNL y otro que conocía al pequeño fallecido de manera trágica en calles de nuestra ciudad. “Un beso al cielo para Francisco, acompañamiento y resignación para sus padres y este pequeño homenaje que quisimos hacerle trayendo esta bandera al Arena do Gremio. Estoy seguro de que este chiquito que ya no está y que nos llena de tristeza y lo extrañamos, nos va a ayudar para ganar el partido de hoy”, dijo Decolatti. Emocionado hasta las lágrimas y portando con orgullo la bandera de recuerdo para este niño que murió hace apenas un mes.

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Un histórico. Mauricio Baldesarre, quien tiene el récord de haber debutado en Colón con apenas 16 años, junto a su hijo.

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La familia Ríos es de Santa Fe, Emanuel es el “jefe de familia” e hincha de Unión, su esposa es de Colón y tienen mellizas, una de Unión y la otra de Colón. “Es la primera vez que venimos en familia a ver a Argentina, somos de ir a la cancha, las que somos de Colón vamos por nuestra cuenta y lo de Unión por la suya. Eso sí, en casa no se habla de fútbol”, comentan en la previa del partido, caminando por las adyacencias del estadio.

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Las novedades en la formación de Argentina se fueron dando a medida que pasaron las horas. Pocos apostaban al regreso de Saravia a la formación titular ni tampoco a la aparición del longilíneo Foyth, este chico surgido de las inferiores de Estudiantes, de apenas 21 años y meteórica carrera ya que debutó hace dos años en el club platense y ya brilla en el fútbol inglés, nada menos que en el Tottenham Hotspur. Mientras tanto, a medida que aparecieron estos dos nombres, se fueron desvaneciendo otros, como el caso de Guido Rodríguez, que se había mencionado al principio como una de las chances concretas para darle el tan mentado “equilibrio” al mediocampo y también la posibilidad para el “Huevito” Acuña.

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Tatengues. Armando López y su familia en el Arena do Gremio.

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Más allá de esto, hay un dato muy interesante: hace 39 partidos en los que Argentina no repite equipo. La última vez se dio en los dos primeros encuentros de la Copa América 2016, cuando de Chile en el debut a Panamá en Chicago, se mantuvo este equipo: Romero; Mercado, Otamendi, Funes Mori y Rojo; Augusto Fernández, Mascherano, Banega y Di María; Higuaín y Gaitán. Luego vinieron cuatro partidos con Martino, ocho con Bauza, 15 con Sampaoli y 12 con Scaloni en los que no se pudo mantener el mismo equipo de un partido a otro.

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“Vamos, vamos selección, hoy te vinimos a alentar, para ser campeón, hoy hay que ganar”, fue el grito más escuchado. Y obviamente, el “ponga huevo Argentina, ponga huevo sin césar, que esta tarde cueste lo que cueste, esta tarde tenemos que ganar”. Mientras tanto, corría la cerveza para refrescar esas gargantas. Y no era para menos: la temperatura en el mediodía y la siesta de Porto Alegre trepó hasta los 26 ó 27 grados. Y esa misma ebullición se vio y se sintió en el momento de la partida de la selección con destino al Arena do Gremio de Porto Alegre, buscando con mucha ilusión la clasificación a cuartos.

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Juntos y divididos. La familia Ríos es mitad de Unión y mitad de Colón, pero todos de Argentina.

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“Más apoyo y menos presión, eso es lo que necesitan estos jugadores”, fue una de las frases que retumbó y mucho de las que vertió el entrenador argentino en la conferencia previa al encuentro de este domingo en Porto Alegre. Además, referenció este momento con el del año pasado y marcó una diferencia: “Aquel del Mundial era un grupo de jugadores hechos, curtidos; estos chicos recién empiezan”, remarcó.

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También se lo vio a Mauricio Baldesarre, aquel centrodelantero que debutó muy joven en Colón. Con apenas 16 años, Victorio Nicolás Cocco lo puso en Primera. También estuvo en Independiente y luego retornó a Colón. Estaba acompañado de su hijo y algunos amigos. En los próximos días publicaremos la entrevista que realizábamos con él en uno de los accesos al gigantesco Arena do Gremio.

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Homenaje. Hernán Decolatti y su recuerdo muy sentido para Francisco Sueldo.

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Todos los santafesinos tenían alguna anécdota para contarle al enviado de El Litoral, pero uno de ellos fue contundente al contar la más jugosa de todas: “Llegamos hace un rato, vemos el partido y nos vamos. Al lado de lo que hicimos en la final del Mundial en Río de Janeiro, esto no es nada. Nos subimos a un “corsita” con un amigo e hicimos 2.500 kilómetros hasta Río de Janeiro de un solo saque. Cuando entramos a la ciudad, nos encontramos con una congestión tremenda. Dejamos el auto donde pudimos y entramos al Maracaná cuando estaba por empezar el tiempo suplementario. Para colmo, Argentina perdió. Completito”, comentó este santafesino que igual llegaba con todo el entusiasmo por ver ganar a la selección. Historias de a miles que se cuentan con orgullo futbolero en cada uno de estos acontecimientos.