Sábado 13 y domingo 14

Patín artístico: Vanguardia y “El maravilloso viaje sobre ruedas”

El grupo mundialista realizará un espectáculo para niños y toda la familia, combinando diferentes narraciones con la excelencia técnica. Melina Mateos, coordinadora del grupo, dialogó con El Litoral sobre esta propuesta.

missing image file

Moana y la abuela Tala, personajes cinematográficos llevados a la pista.

Fotos: Gentileza producción

 

Ignacio Andrés Amarillo

[email protected]

Vanguardia, grupo de patín artístico con sede en el Club Independiente de Santa Fe, organiza por octavo año consecutivo (como siempre variando el espectáculo con nuevos relatos) el festival “El maravilloso viaje sobre ruedas”. Esta edición 2019 tendrá tres funciones el sábado 13 de julio (a las 14.30, 16.30 y 18.30) y una el domingo 14 (a las 16.30), a realizarse en el local del club (Dr. Zavalla 2860).

Las entradas anticipadas cuestan 300 pesos, y en puerta estarán a 400 pesos. Todo lo recaudado será a beneficio del equipo de competición, que está tratando de clasificar para ir al Mundial de Paraguay, el año próximo (luego de participar en los mundiales de Italia y Francia).

Arte y concepto

“Vanguardia tiene 350 patinadores; los que están en escena son medallistas: son 50 patinadores donde está el equipo internacional, los campeones nacionales, incluyendo los del equipo infantil. Es un nivel interesante”, dice Melina Mateos, coordinadora del grupo. “Tiene una puesta más teatral; para la gente del patín a lo mejor técnicamente no es como en una competencia, pero tienen más de show: por eso trabajamos con María Soledad Almirón que nos hace la puesta escénica, trabajamos teatro con ella”, agrega.

—Vanguardia siempre se caracterizó, incluso en las puestas de competición y de demostración técnica, por incluir un concepto, el vestuario...

—Un relato. Eso fue lo distintivo de Vanguardia desde sus orígenes. El año que viene vamos a cumplir 25 años con el grupo, y eso fue marcando la diferencia con otros grupos: siempre se trata de contar una historia, construir un concepto, transmitir o comunicar algo que en general tratamos de elegir con el grupo.

Un hito en su momento fue “Santa Fe arrasada”, donde narrábamos la inundación que arrasó con la ciudad. No sólo nos sirvió a nosotros contarlo, sino también a los patinadores que transitaron eso y lo tuvieron que vivir: fue un modo de contar su propia historia y colocarla en otro lugar, eso los ayudó bastante.

En este espectáculo de vacaciones de julio hay unos protagonistas que van narrando distintos cuentos. Está destinado a niñas y niños, y a la familia en general, porque hay una historia infantil y paralelamente otro relato para los padres y las madres, que son los que en definitiva eligen llevar a los chicos. Cada uno se engancha con el que se siente más identificado.

Los niños van por los cuentos, las princesas; y en esta historia hablamos mucho de la infancia, de cómo en esta época niñez no es sinónimo de infancia. Trabajamos sobre qué fue pasando con la infancia. A la vez, los adultos dicen que los relatos son cortos, pero es porque estamos trabajando con más cuentos más cortos (en un espectáculo de una hora y media), porque si no los niños dispersan la atención. Eso lo aprendimos con el tiempo, porque los niños a los cuales destinábamos este espectáculo diez años atrás no son los mismos de hoy.

Por eso los chicos se van tan enganchados y con tantas ganas de volver a verlo: porque quedan con esa sensación de que fue dinámico.

Desarrollo

—¿Cómo es el paso de la historia a lo visual y a la técnica del patín artístico?

—Es un proceso difícil: en el momento en que arrancamos a hacerlo la hoja en blanco es aterradora. Después empezamos a construir, lo vamos dividiendo en partes (de lo que es vestuario me encargo yo). Después de la historia viene la música, que es lo más importante: no tenemos otro soporte en la coreografía; entre coreografías sí tenés el hilo de los protagonistas, que son actores pero que patinan. Los 60 artistas en escena patinan: algunos tienen más recursos actorales y otros más técnicos, pero tratamos de combinar de la manera en que mejor queda.

El proceso es largo, lleva su tiempo, pero nos apura el hecho de que veníamos de competencias (en abril salimos campeones sudamericanos en Brasil), ahora terminamos esto y arrancamos el proceso para la clasificación al Mundial. Siempre estamos apurándonos para llegar con todo.

Este espectáculo es el que más nos gusta hacer: porque nos divertimos mucho, porque no tenemos la presión de que técnicamente están los jueces para juzgarnos; entonces colocamos lo que nos gusta hacer, lo que mejor nos sale, y estar en contacto con el público (porque las competencias son en gimnasios enormes donde estás abajo en la pista, el público a 50 metros). Es el aplauso del público el que va a definir si estuvo bueno o no lo que hiciste, y no el número que te va a poner el juez. Lo hacemos en el club porque no es tan grande, estamos en contacto con los chicos, con el público. Nos parece adecuado para que haya ese feedback.

—Hay lugares que ocupaban ustedes que no se usan más, como el Predio Ferial Municipal.

—Sí, no está más. En algún momento estuvo la posibilidad de la Estación Belgrano, pero son espacios enormes y abiertos, complicados en invierno; sí sirven para otras épocas del año.

Vigencia

—¿Cómo se sostiene ese nivel de excelencia desde el amateurismo?

—Es difícil. Los patinadores del equipo internacional están estudiando o trabajando; son madres y padres de familia, chicas y chicos que tienen un montón de otras actividades. Que a su vez muchos tienen que generar un plus para poder pagar los vestuarios, porque todo el gasto económico que eso implica depende de cada uno. Más allá de que el club intenta ayudar, es un club de barrio, chico; así que los recursos siempre salen de los mismos patinadores. Por eso es que hacemos este tipo de eventos, para poder recaudar y poder continuar en ese nivel, no es fácil.

Cuando llegás es todo “uh, qué bueno, llegamos”; después hay que sostenerlo, y ahí es donde se pone más difícil. Llegamos a Italia, “guau”, ¿y ahora? Hay que ir a Francia. No es sólo lo económico, sino que tenemos que apostar a que sea cada vez mejor: por eso necesitamos clínicas con gente de afuera. En el patín (como en otros deportes) va variando mucho la técnica, se estudia mucho cómo mejorar la velocidad, el salto. Y este año cambió el reglamento a nivel nacional e internacional: fue una exigencia muy grande poder adaptarnos a esos cambios.

En eso estamos. Pero cuando uno hace lo que le gusta, le pone pasión, está bueno, porque lo hacés y de golpe te diste cuenta de que estuviste 20 horas editando y se te pasó volando. Tiene que ver con eso, con poner la pasión en el trabajo, así las cosas salen como salen.

Además está bueno trabajar con chicos: me gusta mucho, porque tienen esa impronta, esa energía, que renueva la tuya. En especial en este tipo de espectáculos, donde lo que se hace es transmitirles esta idea de que todo es posible, de que hay que luchar por los sueños. Donde uno va potenciando eso que ellos tienen de creer en sus sueños: potenciás sus capacidades, ayudás a que adquieran más confianza. Esto que parece una pavada, que los patinadores puedan plantarse en un escenario y decir “acá estoy yo, mírenme” los hace crecer un montón. Los deportes en equipo (nosotros competimos sólo en categorías de equipo, no individuales) también ayuda a aprender a trabajar con otros; adquieren un montón de capacidades que no sólo tienen que ver con la cuestión deportiva.

missing image file

Los intérpretes serán medallistas de los equipos nacionales e internacionales de Vanguardia.

Ficha técnica

Idea y producción general: Vanguardia Arte sobre Ruedas.

Dirección general: Melina Mateos y Natalia Mateos.

Coreografías: Melina Mateos, Natalia Mateos y Marisol Luraschi.

Trajo actoral y asesoramiento escénico: María Soledad Almirón.

Actuaciones protagónicas: Romina Lucca, Lucía Torres, Valentino Colombo y Clara Quiroga.

Participación especial: Martín Garzón, Exequiel Lemos y Luis Villanueva.

Diseño de vestuario: Melina Mateos.

Realización de vestuario: Inés Ritvo y Laura Rogiano.

Sonido e iluminación: Lux Publicidad.

Diseño gráfico: Influye.