Después de 18 meses

Señales del fin de la recesión

El ciclo actual es un poco más largo que el de los promedios de retracción según el Indice de Actividad Económica para la Argentina que Jorrat elabora desde 1970, y que es el “modelo” en el que se basa el Indice Compuesto de la Actividad Económica de Santa Fe (Icasfe).

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El especialista fue presentado por el titular de la Bolsa, Ulises Mendoza, y del Centro de Estudios y Servicios de la entidad, Lucrecia D’Jorge. Foto: Pablo Aguirre

 

I.H.

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“La economía argentina está dando señales del fin de la recesión. En mayo son 11 sectores o series que componen el índice de actividad económica” con señal “levemente positiva”. Entre ellas Jorrat mencionó el PBI, importaciones, Estimador Mensual de la Industria, construcción, recaudación, ventas y el índice de producción industrial que elabora Fiel.

Son datos positivos que sin embargo exceptúan el empleo del sector privado, los ingresos (salarios reales) y la venta de bienes durables como autos, lo que explica por qué aún el repunte no se siente en los bolsillos de la gente. “Más de la mitad de los sectores dan señales positivas”, insistió el economista ante el auditorio de la Bolsa de Comercio de Santa Fe.

“Hay un amesetamiento de la actividad económica y los dos últimos meses tienen tasas positivas. ¿Seguirá? es la pregunta del millón. Pero al menos hay alguna tendencia que está cambiando en el corto plazo”, enfatizó ante la pregunta que se imponía.

Así como ensaya predicciones en base a los datos “líderes” (ver página anterior) Jorrat revela el estado de la economía analizando información de 10 series nacionales que representan la actividad. Ellas son industria, construcción, recaudación nacional total (las provincias no dan datos fiables), las importaciones totales que son sensibles en el PBI, el Estimador de Actividad Económica mensual (desde 2004 lo hace el Indec intentando emular una cuenta nacional pero a nivel mensual), las ventas (supermercados, autoservicios, electrodomésticos), patentamientos de vehículos nuevos (el “gran bien durable de los argentinos”) los números de puestos de trabajo del sector privado (en base a datos de aportes al sistema previsional) y la remuneración total de ese sector.

Sobre esos datos Jorrat elabora desde los 70 el Indice Compuesto de la Actividad Económica del país. Su prestigio incluso lo llevó a ser convocado en 2009 por Cristina Kirchner -junto a otros cuatro destacados especialistas- para un Consejo Académico que revise la metodología empleada por el Indec para confeccionar el índice de Precios al Consumidor (IPC), algo que el gobierno de entonces no llevó adelante.

Con el “viento de cola”

La actual recesión lleva 18 meses y tiene indicadores que anticipan síntomas de recuperación. Jorrat recordó -al abordar los ciclos económicos- que “la expansión más larga -más de 70 meses fue sostenida por precios de materias primas de exportación” (soja hasta U$S 600/t) en parte del ciclo del gobierno kirchnerista, aunque sin nombrarlo. La tasa promedio de crecimiento fue entonces del 7,7 %.

Destacó que previamente sucedió “la gran recesión entre el 98 y el 2002; el PBI cayó un poco más del 20 %, enorme, en término absoluto. Y per cápita fue incluso peor”, señaló el analista. Contó que en las series que confecciona, las expansiones duran 25 meses y las recesiones 12. “Las expansiones duran el doble en promedio; pero en términos de velocidad son mayores y de más variabilidad”, explicitó.

Explicó que los ciclos completos duran 37 meses. “Son ciclos muy cortos; pocos países registran este rango de variación”, expresó. Para ratificar que eso también es síntoma de que “nuestro desempeño económico es por demás pobre”.

Fondo anticíclico

En un país con cumbres y valles en su economía, Jorrat ejemplificó con la necesidad de un fondo anticíclico -y con institucionalidad- como lo tiene Chile a partir de su recurso del cobre. Pero a manera de ejemplo eligió al norte de Europa. “Noruega tiene una vez y media su PBI en un fondo anticíclico y de pensión. Uno piensa que los países escandinavos son socialistas; en la Argentina tenemos servicios que no se parecen a ellos sino a niveles africanos y nos cuestan más impuestos que los que pagan escandinavos”.